Redacción. Madrid
El Grupo de Trabajo del Niño Pequeño para la Edad Gestacional (PEG) de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica (SEEP), con la colaboración de la compañía biomédica Pfizer, ha actualizado la Guía de Práctica Clínica para el seguimiento de los niños Pequeños para la Edad Gestacional (PEG). Esta guía aborda los posibles retrasos en el crecimiento y la morbilidad específica de estos niños PEG, tanto en el periodo perinatal como durante la infancia y adolescencia, así como las consecuencias en la edad adulta.
Beatriz García Cuartero, presidenta de la Sociedad Española de Endocrinología Pediátrica.
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La importancia de un óptimo abordaje de la patología PEG radica en que durante la infancia pueden modificarse algunos de los factores que condicionan y/o son consecuencia de esta patología. En los primeros años es posible mejorar el crecimiento y la composición corporal, implantar estilos de vida saludables y corregir los defectos de aprendizaje y adaptación social.
La actualización de la nueva guía recoge los elementos esenciales para el seguimiento de estos niños que ya estaban contemplados en la versión anterior de hace cinco años, e incorpora una serie de temas novedosos que han surgido en este tiempo, como los avances en la proteómica, en el conocimiento cromosómico y los nuevos medicamentos. Este documento explica la propia definición y los criterios auxológicos de los niños PEG según los actuales consensos internacionales, y pretende ser un documento de cabecera y de referencia para los especialistas implicados en el manejo de estos niños: pediatras de Atención Primaria y Especializada, Endocrinología Pediátrica, Neuropediatría, Gastroenterología y Nutrición infantil.
Características de un niño PEG
Los niños PEG tienen una talla y/o peso inferiores a lo que cabría esperar para la duración del embarazo. Aproximadamente 5 de cada 100 niños son PEG al nacer1,2 y no siempre se conoce la causa. El crecimiento fetal normal es el resultado del potencial de crecimiento predeterminado genéticamente y de su modulación por factores maternos, fetales, placentarios, y ambientales. Sin embargo, las causas del retraso en el crecimiento intrauterino que pueden llevar a que un recién nacido sea PEG son multifactoriales y complejas, pudiendo ser de origen placentario (las más frecuentes), maternal o fetal.
Los factores genéticos pueden explicar hasta el 38 por ciento de las variaciones observadas en el peso al nacer. El peso al nacimiento presenta variaciones étnicas y raciales y también varía en función del género. La altura de los padres influye, pero también anomalías genéticas como cromosomopatías (trisomías 15, 18, 21 y síndrome de Turner).
Impacto de la condición PEG en la edad adulta
Casi el 90 por ciento de los recién nacidos PEG gana rápidamente talla y peso después del nacimiento y a los 4 años ya ha alcanzado valores dentro de los rangos normales. Sin embargo, el 10 por ciento de estos niños continúa con una velocidad de crecimiento igual o menor por lo que se mantiene la diferencia entre su talla y la de los demás niños. A partir de los 4 años, no es de esperar que se produzca un aumento de peso y altura rápido. En estos casos se deriva al niño a un endocrinólogo infantil para determinar un diagnóstico preciso, realizar un seguimiento médico periódico e iniciar un tratamiento específico, si fuera necesario.
Las consecuencias de la condición de PEG, si no se aborda adecuadamente, se asocian a mayor morbilidad en la edad adulta aunque los mecanismos fisiopatológicos condicionantes de esta evolución no se conocen con exactitud.
Al respecto, Ignacio Díez López, del Grupo de Trabajo del Niño PEG de la SEEP y responsable de la Unidad de Endocrinología infantil OSI Araba señala “en el niño PEG existe una programación fetal que facilita que aparezcan comorbilidades cardiovasculares y metabólicas, especialmente en aquellos niños que presentan una rápida recuperación del peso y en los que no siguen unos hábitos de vida saludable. Los niños de bajo peso al nacer tienen una incidencia seis veces mayor de síndrome metabólico, hecho que se asocia con el desarrollo de factores de riesgo establecidos para la patología cardiovascular (hipertensión arterial y dislipidemia, o la tolerancia alterada a la glucosa y el aumento de la resistencia a insulina). Además, nacer PEG es un factor de riesgo similar al tabaco para la disfunción endotelial, debido a una disminución en la elasticidad de las paredes vasculares”.
Por otra parte, los pacientes PEG tienen mayor predisposición a tener pubarquia precoz y, en general, a un avance de la adrenarquia, especialmente en niñas PEG que realizan un crecimiento recuperador posnatal rápido y exagerado. En estos casos, el pico de velocidad de crecimiento ocurre en un estadio puberal precoz y su duración puede ser más corta, lo que puede condicionar una talla adulta inferior a la esperada. Además, nacer PEG puede conllevar problemas en el neurodesarrollo, independientemente de que se produzca un crecimiento recuperador posnatal y se ha observado una mayor prevalencia de casos de trastornos relacionados con déficit de atención e hiperactividad.
“El tratamiento se basa en los aspectos preventivos (nutricional y seguimiento) y evitar las consecuencias instauradas. El tratamiento con hormona del crecimiento en el niño PEG con crecimiento recuperador inadecuado mejora la talla final y parece contribuir a mejorar la composición corporal, prevenir la evolución hacia el cuadro metabólico alterado”, apunta Díez López.
Nuevas perspectivas para los niños PEG
En los últimos años, han surgido novedades como la aplicación de técnicas ómicas (proteómica) o la identificación de nuevas alteraciones genéticas y cromosómicas en el niño PEG. En este sentido, Ignacio Díez López apunta “actualmente podemos caracterizar el metabolismo proteico y el perfil de proteínas en distintos tejidos y fluidos biológicos, como el cordón umbilical y líquido amniótico de pacientes PEG. La caracterización de un perfil proteómico específico en PEG permitiría identificar aquellos pacientes con mayor riesgo de presentar comorbilidades, y por consiguiente, incidir en esta población con medidas preventivas precoces”.
Y añade “recientemente se ha identificado una familia de genes homeobox implicados en el desarrollo de la placenta normal expresándose a corto plazo. Una comprensión mejor de las dianas moleculares de los genes homeobox puede conducir a nuevas terapias para la restricción del crecimiento fetal”.
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