Redacción. Madrid
En España varios sistemas autonómicos de salud han comenzado a elaborar planes de control del tabaquismo. Dichos programa contempla la creación de unidades de tabaquismo. Sin embargo, en España existe un importante déficit de estas unidades tanto en medicina pública como privada que han demostrado importantes éxitos y beneficios en la deshabituación tabáquica según la literatura más actualizada. Es por ello que Clínica San Roque hace una apuesta decidida por la deshabituación tabáquica creando una Unidad Especializada en Tabaquismo (UET) en el ámbito de la Medicina privada desde su Servicio de Neumología. En esta consulta se aplicarán los últimos avances diagnósticos y terapéuticos para dejar de fumar, haciendo un seguimiento estricto, realizando un chequeo respiratorio de posible patología respiratoria (EPOC y diagnóstico precoz del cáncer de pulmón) coordinado por médicos especialistas en Medicina Respiratoria y con el apoyo de profesionales de la Psicología Clínica.

El neumólogo Miguel A. Ponce coordina la UET.

El tabaquismo es una enfermedad crónica de carácter adictivo y recidivante. La nicotina es la sustancia psicoactiva responsable de la adicción fisiológica y del síndrome de abstinencia. Dicha adicción es comparable e incluso superior según diferentes estudios a la producida por drogas como cocaína o heroína.

Según la encuesta nacional de Salud de 2009, el 31 por ciento de los españoles mayores de 16 años fuman, lo que equivale aproximadamente a unos 12 millones de personas estando Canarias en la media nacional. A pesar de la leyes antitabaco españolas, la prevalencia de tabaquismo prácticamente se ha mantenido invariable.

El 14,8 por ciento de la mortalidad total se podía atribuir al hábito tabáquico. Subdividiendo por patologías, el tabaco fue causante del 25,8 por ciento de los cáncer de pulmón y del 21,7 por ciento de enfermedades isquémicas cardiacas. El consumo de tabaco es la adicción más perniciosa en el mundo desarrollado y la primera causa prevenible de muerte en España. Según los datos más recientes, cada año aproximadamente 55.000 personas mueren en nuestro país a causa del tabaco

El tratamiento del tabaquismo es diferente para cada fumador y depende fundamentalmente de la motivación que estos tengan para abandonar definitivamente el consumo del tabaco. Aquellos fumadores que estén dispuestos a realizar un serio intento para dejar de fumar deben recibir dos tipos de intervención: una, conductual y otra, farmacológica, para aliviar la dependencia física por la nicotina. El tratamiento farmacológico del tabaquismo se ha desarrollado ampliamente en la última década. Han aparecido nuevos fármacos para ayudar a los fumadores a dejar de fumar. El más reciente estudio publicado el año pasado sobre uno de los fármacos más utilizados en deshabituación tabáquica, vareniclina, concluye que la utilización de este fármaco en un intento por dejar de fumar, triplica las posibilidades de éxito al cabo del año de seguimiento frente a no usar ningún fármaco.

Los beneficios del abandono del tabaco en el paciente son progresivos y múltiples. El fumador que abandona el tabaco experimenta muy rápidamente una mejoría sustancial de su calidad de vida, con un significativo aumento de su tolerancia al ejercicio. El riesgo de tener un infarto cardiaco se reduce a la mitad y la posibilidad de sufrir enfermedades respiratorias incluido el cáncer de pulmón disminuyen. Además, los fumadores que abandonan el hábito presentan hasta un 50 por ciento menos de bajas laborales, un 20 por ciento menos de días perdidos por enfermedad y un 33 por ciento menos de visitas al médico.