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Viernes, 14 de julio de 2017   |  Número 94
editorial
 
Comunicación, información y ética profesional
 
Acabamos de celebrar y entregar los primeros premios de periodismo “Quality Healthcare” QH convocados por la Fundación IDIS contando con la inestimable colaboración de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) y de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE).

La convocatoria ha sido todo un éxito en toda su extensión, tanto en número de trabajos presentados como en la calidad de los mismos. Tal es así que las deliberaciones de los miembros del jurado fueron harto difíciles; por todo ello, enhorabuena a todos los participantes y especialmente a los tres ganadores de esta primera edición.

Los medios de comunicación cumplen un papel fundamental en nuestra sociedad dentro de un entorno de globalización donde no existen fronteras a la hora de acceder a las fuentes y donde el exceso de información ha dado lugar a un término que ya se empieza a acuñar, el de “infoxicación”, o lo que es lo mismo, la imposibilidad de procesar la ingente cantidad de datos que nos llegan día a día. Ello nos obliga a ser, si cabe, más selectivos y estrictos a la hora de seleccionar medios, informaciones y profesionales a los que leer, responsables en definitiva de elaborarla.

Vivimos tiempos de transformación digital, momentos en los que las generaciones nativas dentro de este entorno, que son las que en su momento pasaron a denominarse de “triple pantalla” (teléfono móvil, ordenador / tableta y TV), son las que marcan ya el devenir de lo que son y serán las herramientas, los modos y los usos y costumbres a la hora de acceder a una información abierta, sin códigos que limiten su difusión.

Como afirman los expertos, todo servicio o bien que se democratiza, se hace accesible y usable por toda la población, su coste tiende a cero, es decir que veremos nuevos modelos que permitan el desarrollo e impulso armónico de un entorno esencial como es el de la información en sus múltiples vertientes.

En términos de salud, el bien más preciado por todos, se hace esencial una especialización en el ámbito de los medios de comunicación ya que, de otra forma, la carencia de conocimientos suficientes puede generar perjuicios para el ciudadano y el paciente, ya no solo por la desinformación y errores que puede contener cada pieza informativa sino por las falsas esperanzas y expectativas que pueden ser lanzadas a una sociedad ávida de encontrar solución a todos los males que le aquejan.

En ese sentido la ética profesional es un elemento clave, transformador e indispensable; es donde los códigos de conducta, deontológicos y de buenas prácticas adquieren todo su valor y preponderancia. “Primum non nocere”, es decir, lo primero es no hacer daño a la persona en su máxima extensión.

La ética en todos los órdenes de la vida es fundamental, imprescindible, muy especialmente cuando un tercero puede verse afectado. Solo mediante una gestión ética y socialmente responsable de la información, desde cualquier posición y nivel, es como realmente podemos continuar haciendo grande a una profesión admirable y determinante como es la del periodismo y la comunicación y muy especialmente cuando se concreta en el ámbito de la salud.

Otro aspecto relevante, digno de ser tenido en cuenta, es el de la acreditación de las fuentes. Todos somos conscientes de que internet se va posicionando como un elemento de primer nivel a la hora de consultar sobre un proceso antes o después de acudir a la consulta del profesional sanitario. Ello supone enormes riesgos en términos de validez, objetividad y rigor de la información contenida, sin perder de vista el hecho de la posible presencia de intereses espurios vinculados y alejados del bien común.

En la encuesta desarrollada en 2010 por la consultora de investigación “The Cocktail Analysis” y la compañía biomédica Pfizer titulada “‘El rol de Internet en el proceso de consulta de información sobre salud”, se ponían en valor conclusiones dignas de ser tenidas muy en cuenta en nuestros días. El sondeo confirmaba que la Red es la principal fuente de información de salud para el internauta siendo complementaria a la consulta con el médico, enfermera o farmacéutico y ponía a la vez de relieve la ausencia de “sites” de referencia con información de salud de calidad, rigurosa y útil.

En el citado estudio la mayoría de los pacientes acudían a Internet o antes o después de ir al médico y 8 de cada 10 usuarios que consultaron en la Red buscaban ampliar información y trataban de comprender mejor el tratamiento y la enfermedad que les aquejaba.

Finalmente el estudio resaltaba el rol de internet como canal donde el paciente busca información, un lenguaje claro y cercano y poder compartir experiencias. En definitiva, busca “online” lo que no puede obtener por otros canales, principalmente en la consulta médica.

Este sumatorio de circunstancias acrisoladas por la transformación social y digital hace imprescindible un encuentro con la excelencia en la que tanto la profesionalización como la especialización y la ética extiendan sus raíces hacia todo aquel que pretenda ser fuente y transmisor de información en el área de la salud, solo así conseguiremos la calidad informativa suficiente como para que el ciudadano y especialmente el paciente puedan adoptar decisiones basadas en el rigor, la independencia, la objetividad y la solidez de los datos vertidos hacia una sociedad ávida de información fiable y accesible.

 

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