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Viernes, 18 de septiembre de 2015   |  Número 73
TRIBUNA
Por Francisco Poyales Galán, presidente de Innova Ocular
Constancia
 
Jesús Huerta de Soto, brillante economista, liberal para más señas, me comentaba hace poco que la única característica fundamental para progresar y hacer empresa es “la constancia”.

Francisco Poyales Galán, presidente de Innova Ocular.

Tengo la responsabilidad de presidir el Consejo de Administración de la compañía Innova Ocular, grupo que ha unido a una decena de clínicas oftalmológicas sobre una base fundamental: el prestigio. El prestigio se logra a base de trabajo, del buen hacer diario, de permanecer de guardia constantemente en la dedicación, atención y resultados.

El ejercicio privado de la Medicina tiene la obligación, no solo ética, sino también empresarial, de ofrecer el mejor producto, de la mejor manera posible y, sobre todo, con constancia, pues el prestigio es delicado y evanescente, y si se pierde será difícil, o quizás imposible, de recuperar.

Así pues, la medicina privada ha de ofrecer un servicio que completará la imprescindible asistencia sanitaria pública pero que, obviamente, deberá superar a la misma en todos los frentes para que el paciente la elija prioritariamente a aquella a la que como ciudadano y “pagano” tiene derecho.

Cuando la elección de un servicio es libre, el ciudadano escoge aquello que le da un mejor rendimiento, sin lealtades incondicionales, más aún en la era de la información, donde se valoran de forma inmediata todos los aspectos de la atención y se difunde de forma viral la falta de calidad de la misma.

La constancia pues es factor indispensable para obtener el favor de los consumidores, sin desfallecer ni un solo día en el nivel de calidad. El Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) lo ha entendido perfectamente, creando para ello la distinción QH (Quality Healthcare), que reconoce la excelencia en el servicio y la atención, y que se ha concedido a la clínica Innova Ocular IOA Madrid, donde la hemos recibido con un punto de orgullo pero, sobre todo, con la responsabilidad de mantener el nivel de excelencia asistencial que acreditan las siglas QH y el prestigio del IDIS que la soporta.

Esta sociedad informada, dinámica y en vertiginosa evolución nos exige a los proveedores de servicios sanitarios seguridad y eficacia, pero además demanda comodidad, cercanía, información y un sinfín de detalles que darán como resultado la satisfacción, y con constancia, posiblemente la fidelización del paciente.

Estoy convencido de que Jesús Huerta de Soto tiene razón y de que la constancia como factor individual indispensable para el progreso de personas y empresas es absolutamente fundamental en el sensible campo de la asistencia sanitaria.

Constancia en mejorar, constancia en el progreso, en la investigación y desarrollo, en la mejora de la calidad… En el IDIS y en Innova Ocular lo entendemos, y lo hacemos. Por eso, cada vez son más aquellos que confían en nuestras empresas para la prevención y el cuidado de su salud.

 

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