Carlos Cristóbal. Madrid
Una representación del Instituto para el Desarrollo y la Integración de la Sanidad (IDIS) se ha reunido en las últimas semanas con la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato, para presentarle las líneas de trabajo que llevarán a cabo durante los próximos dos años bajo la presidencia de Javier Murillo. Dicho encuentro ha sido calificado como “muy agradable” por el director general de la fundación, Manuel Vilches, que destaca en esta entrevista la buena disposición mostrada por Mato a escuchar sus propuestas y aportar otras, así como su compromiso con la importancia del sector sanitario privado.
Agustín Rivero, director general de Cartera Básica de Servicios del Sistema Nacional de Salud y Farmacia; Javier Murillo, presidente del IDIS; Ana Mato, ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad; Juan Abarca Cidón, secretario general del IDIS; y Manuel Vilches, director general de la misma entidad.
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Una representación del IDIS se ha reunido recientemente con la ministra de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato. ¿En qué consistió ese encuentro?
Solicitamos una entrevista por dos motivos: el primero era que conociera al nuevo presidente de la institución, Javier Murillo; y contarle cuáles iban a ser las líneas maestras que se plantean durante su presidencia, así como los principales puntos de trabajo para el instituto durante los próximos dos años. Esa fue la idea principal de la reunión, aunque dentro de la misma se abordaron muchos temas.
Fue un encuentro en el que también estuvo presente el director general de Cartera de Servicios del SNS, Agustín Rivero, y que resultó sumamente agradable y cercano. La reunión estuvo marcada por una comprensión y una intención de colaboración absolutas. La verdad es que nos gustó mucho, porque tuvimos la sensación de ser escuchados y de aportar cosas y entrar a trabajar en un ambiente distendido.
La disposición que encontraron por parte de la ministra fue, por tanto, muy buena.
Magnífica. Lo cierto es que tanto la ministra como todo su equipo se dan cuenta realmente de la importancia que tiene la sanidad privada en este momento tan tremendamente convulso y marcado por las dificultades económicas. Hay que trabajar en una línea común de aprovechar al máximo los recursos por el bien del paciente y de la sociedad, y no entrar a redundar en esfuerzos ni hacer desembolsos que son absolutamente absurdos.
Hablamos mucho de los proyectos de integración que hay en marcha, como es el caso de la historia clínica. De esta forma, se podría tener acceso a través de diferentes plataformas los datos clínicos del paciente, lo que facilitaría muchísimo la gestión de los mismos y reduciría las duplicidades.
El centro de la reunión estuvo centrado en las líneas de trabajo que hemos marcado para los próximos dos años. El IDIS tiene tres grandes líneas de trabajo marcadas por Javier Murillo. La primera es continuar con lo que estamos haciendo, porque nos parece que lo estamos haciendo bien. Vamos a mantener los informes que actualmente tenemos en curso y vamos a seguir actualizando y mejorando. Además de eso, contamos con dos líneas maestras. La primera consiste en trabajar por la calidad, la transparencia y la excelencia del sector sanitario no solo privado, sino general. En ese sentido, estamos trabajando en el desarrollo de un modelo de acreditación que vamos a tener para cualquier centro. No somos excluyentes, lo que queremos es contar con un modelo de evaluación de la excelencia para aquellos centros que voluntariamente quieran ‘someterse’ a esta auditoría y conseguir los sellos de calidad y excelencia.
La otra línea en la que se va a trabajar, y que tiene una lógica aplastante, es tratar de buscar nuevas fórmulas de colaboración público-privada de manera que podamos aprovechar todos los recursos que tenemos y los pongamos al servicio del paciente.
El tema de las nuevas fórmulas de colaboración público-privadas está muy de actualidad. ¿Trataron alguna en concreto con la ministra?
Comentamos el sistema del mutualismo administrativo, que es una de las fórmulas de colaboración público-privadas más perfectas que hay, desde mi punto de vista. Es un sistema que cada año, y de forma voluntaria, elige el 84 por ciento de los usuarios. Con una percepción de calidad tan alta por parte de los usuarios y un coste que, aún siendo insuficiente, tiene un largo recorrido hasta igualar el gasto del sistema público, es algo en lo que hay que trabajar.
También informamos a la ministra de que nosotros hemos planteado diferentes reuniones en varias comunidades autónomas presentando modelos de ampliación del modelo de mutualismo para funcionarios autonómicos, no solo de la administración civil del Estado. Esta medida generaría unos ahorros muy significativos a medio plazo.
A lo largo del año vamos a tratar de establecer un pequeño grupo de trabajo con gente bastante escogida para pensar, desarrollar modelos y buscar nuevas fórmulas. Trataremos de sacar un informe a lo largo del año recogiendo todo este trabajo.
A propósito del modelo de mutualismo administrativo, ¿qué les ha parecido el concierto, ahora que es oficial?
Nos ha parecido claramente insuficiente. La deficiencia básica del concierto del mutualismo es la prima. Se trata de una prima total y absolutamente insuficiente, que hace que la viabilidad futura esté comprometida. Ahora bien, ha habido algún movimiento por parte de Muface respecto de la distribución territorial o de la disponibilidad del uso de recursos públicos que han sido algo a agradecer, solo faltaría que con el magnífico servicio que están recibiendo y la satisfacción que están generando entre sus mutualistas no pelearan y lucharan por el modelo. Creo que todos tenemos que ser conscientes de que está muy en riesgo en este momento y deberíamos hacer lo posible por solucionarlo. En definitiva debemos buscar alternativas de futuro claras y seguras.
¿Hasta qué punto es necesaria la colaboración público-privada para el sistema sanitario?
Hablamos de un modelo que está dando servicio de manera sustitutiva e integral, con la única salvedad de los trasplantes, a dos millones de personas bajo el paraguas del mutualismo administrativo. Esos dos millones de personas no están acudiendo a la sanidad pública, ese es el primer beneficio. Pero es que el modelo de sanidad privada y aseguramiento sanitario está dando servicio a otros siete millones más de personas que, de una manera u otra, tampoco están haciendo un consumo ni engrosan las listas de espera dentro de los circuitos de la sanidad pública, lo que supone un beneficio indirecto clarísimo.
Hay muchos millones de personas que están haciendo un copago voluntario para tener sus servicios fuera del ámbito habitual y que, indirectamente, benefician a que aquellos que no lo pueden hacer, para que accedan antes al sistema sanitario público; de lo contrario, las listas de espera se alargarían más de lo que ya están ahora. Si además, se eliminan los servicios de la sanidad privada, imagínese dónde se podrían ir en cuanto a volumen y número de pacientes inscritos. Esa es una de las líneas que es posible que estudiemos hacer: hacer un ejercicio de ficción y plantear qué pasaría si no existiéramos.
Volviendo al encuentro con la ministra, fue precisamente ella y precisamente en un acto del IDIS quien abogó por la integración en la nueva historia clínica de los sistemas público y privado. ¿Se ha avanzado en este sentido?
Lo cierto es que sí. Nosotros tenemos, a nivel global, un problema. Contamos con 17 comunidades autónomas, cada una de ellas con un sistema sanitario que además no es interoperable con el resto. Ahora se está avanzando mucho con la tarjeta sanitaria interoperable de una comunidad a otra, y en el siguiente paso la tecnología nos está permitiendo conectar todas esas plataformas de manera que no haya que cambiarlas, porque si fuera así estaríamos perdidos. Se está trabajando con empresas de tecnología y diferentes comunidades autónomas en proyectos pilotos para tratar de conectar las informaciones de uno y otro ámbito. Estamos avanzando en ello en diferentes líneas, porque por un lado tiene que ir la tarjeta sanitaria y por otro la conexión de la historia clínica, pero sí que estamos avanzando y esperamos que el próximo año podamos anunciar algún éxito, aunque sea de manera parcial.
Otro de los temas que se abordaron en la reunión fue la transposición de la directiva europea de asistencia sanitaria transfronteriza. ¿En qué punto está España en ese aspecto?
Estamos en un punto magnífico. Tenemos una directiva europea que permite que puedan venir a tratarse ciudadanos de cualquier país de la Unión Europea dentro de un esquema regulado. A nosotros nos parece excelente, y esperamos que nos ayude a desarrollar un sistema de acreditación, que es lo que realmente queremos y por lo que estamos luchando. Queremos definir aquellos centros que realmente son de excelencia y que puedan dar este servicio.
Se trata de crear un ámbito de competencia, algo a lo que estamos acostumbrados. Nosotros estamos felices de que esto avance, aunque somos conscientes de que hay mucho por trabajar. Sabemos que aún hay mucho por definir, por ejemplo en cuanto a cómo van a ser los circuitos tanto en el acceso de pacientes como en altas, retribuciones…Todavía nos falta recorrido, pero los primeros pasos están siendo muy positivos y alentadores.
Su última iniciativa ha sido la puesta en marcha de un proyecto de acreditación asistencial, abierto a centros privados y públicos. ¿Cómo surge la idea?
En IDIS siempre ha habido una gran preocupación por la calidad. Por eso fuimos pioneros en realizar un informe de resultados de salud donde sacamos indicadores, tanto de proceso como de resultados, de la sanidad privada. Fuimos los primeros en enseñar nuestros resultados, lo que indica que la preocupación por la calidad siempre ha sido muy alta.
Coincidiendo nuestro marco de actividad con la llegada a la Presidencia de Javier Murillo, que también tiene un interés excepcional en estos temas, se produjo un impulso evidente a la iniciativa. Decidimos avanzar en esa línea y se planteó la creación de un grupo de trabajo compuesto por directores de calidad de los grupos hospitalarios más importantes del país, un representante de la Sociedad Española de Calidad Asistencial, otro de la Asociación Española de Calidad, además de otros expertos de reconocido prestigio. En definitiva, un elenco muy serio para definir qué es lo que queremos y qué es lo que nos parece que debe acreditar un centro sanitario de excelencia. Todos partimos de la base de que hay que cumplir unos mínimos, y los damos por buenos. Pero, para conseguir estas acreditaciones y entrar en el sistema, se pide algo más. Ahí es donde estamos trabajando, en definir qué es ese ‘algo más’ y definir lo que vamos a exigir y monitorizar a estos centros que deseen participar. Estamos trabajando en diferentes líneas para crear unos estándares e indicadores.
En breve podremos sacar algo verdaderamente positivo, sobre todo porque cuando desde el liderazgo de una institución se fomenta una línea de trabajo para decidir una senda de la calidad para los centros asistenciales, todo el mundo va detrás de ello. Creo que es un objetivo muy loable, y esperamos alcanzarlo en el próximo año.
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