Martes, 20 de abril de 2021   |  Número 135
El material filtrante CoolSAFE y el ajuste VarioFLEX, claves de la protección de las FFP de Dräger
Estos componentes, unidos al correcto uso de los productos, garantizan el máximo filtrado de partículas, que asciende a 94% en FFP2 y 99% en FFP3
Las mascarillas FFP2 y FFP3 están diseñadas para filtrar partículas.

Desde el pasado mes de mayo, cuando se impuso su uso obligatorio, las mascarillas se han convertido en un elemento indispensable de nuestro día a día. Al principio, la oferta fue escasa, sin embargo, ahora se puede elegir entre muy diferentes modelos pero no todos ofrecen el mismo nivel de protección ni el mismo ajuste, especialmente a los profesionales sanitarios y aquellos que están más expuestos al virus.

Con el objetivo de facilitar su correcta identificación y selección, Dräger, empresa líder en tecnología destinada a proteger y salvar vidas, explica las características técnicas que diferencian unas de otras.

Protección con la mayor facilidad para respirar gracias al tejido CoolSAFE

Al contrario de lo que sucede, por ejemplo, con las mascarillas quirúrjicas, las de tipo FFP2 y FFP3 están diseñadas para filtrar partículas y sustancias, líquidas y sólidas.

De acuerdo con la normativa vigente, las mascarillas FFP2 y FFP3 se diseñan para proteger al máximo a la persona que las usa por lo que deben ser capaces de filtrar al menos el 94% y 99%, respectivamente, de todas las partículas del ambiente, independientemente de su naturaleza o tamaño.

Para lograr esto, las mascarillas de Dräger, se fabrican con su material filtrante exclusivo CoolSAFE, probado con partículas microscópicas y a temperaturas extremas, desde -30ºC a 70ºC, para cumplir con los máximos estándares de calidad exigidos por la norma.

Ajuste con tecnología VarioFLEX

Una mascarilla FFP solo alcanza su máxima capacidad de protección si la estanqueidad es lo más alta posible. Para conseguir adaptarse de la mejor forma a todos los tipos de caras, los productos Dräger incorporan la tecnología VarioFLEX. Se trata de un arnés, testado en intensas prueba de ajuste y resistencia respiratoria durante el proceso de fabricación, elaborado con un material elástico y resistente a desgarros que se apoya en la parte posterior de la cabeza.

Gracias a la sujeción a la nuca del usuario y no en las orejas, como otros modelos, se consigue que la mascarilla ajuste perfectamente sin posibilidad de fuga. Además, se facilita su comodidad al llevarla puesta, eliminando incómodas presiones. Todo esto se culmina con una almohadilla situada en el interior de la mascarilla, a la altura de la nariz, y un clip metálico en la parte exterior que contribuyen a completar un fijado suave pero efectivo.

Sello de Conformidad Europea

Para saber si un producto cumple con todos los requirimientos debemos fijarnos en si cuentan con los sellos y marcas que acreditan su validez como EPI dentro del marco regulatorio de la UE.

En primer lugar, tras el nombre del fabricante y del modelo de producto, deberá aparecer el sello de Conformidad Europea (CE) seguido de un código numérico de cuatro cifras que indica el centro externo que ha homologado su validez, en el caso de los productos Dräger, la prestigiosa compañía de certificación DEKRA. Al lado de esta información debe aparecer otro código, referido a la norma europea que rige la validez de estos productos: EN-149-2001.

Código NR para identificar la durabilidad

Otra referencia importante que debemos identificar en los productos es el código NR. Este determina que la mascarilla mantiene sus propiedades protectoras durante el tiempo que dura una jornada media de trabajo, ocho horas. También, en los productos de este tipo encontraremos marcada una D. Este símbolo indica que el producto ha superado la prueba estipulada con polvo de dolomita, necesaria para valorar la efectividad de fitlrado. Si echamos en falta alguno de estos datos, probablemente ese producto no proporcione la máxima protección.

Un ejemplo de producto que no supera las exigencias de la UE son las mascarillas con la inscripción KN95, el equivalente asiático a la denominación FFP2. Estas mascarillas no están obligadas a superar los exámenes exhaustivos que se realizan en Europa y son homologadas directamente por su fabricante. Por este motivo, su comercialización en Europa vuelve a estar prohibida después de un periodo de gracia concedido en 2020 debido a la escasez de material.

"La utilidad de las mascarillas FFP2 y FFP3 está comprobada gracias a décadas de uso, innovación y perfeccionamiento. Se trata de productos que cumplen con la máxima de nuestra compañía, Tecnología para la vida, porque sin duda son efectivas para proteger y salvar vidas en el contexto de la terrible crisis sanitaria que nos ha tocado atravesar“, apunta el Managing Director de Dräger en Iberia, D. Dionisio Martínez de Velasco.

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