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Viernes, 20 de enero de 2017   |  Número 88
EL PULSO
A PACIENTES CON TUMORES DE CUELLO LOCALMENTE AVANZADOS
El ‘pull-up’ gástrico permite comer semanas después de la extirpación quirúrgica
Esta técnica se perfila como una alternativa preferible tanto en términos de seguridad como de calidad de vida para estos pacientes

Redacción. Madrid

Óscar Alonso, especialista en Oncología Quirúrgica Digestiva de MD Anderson Madrid.

El cáncer de cuello no se encuentra entre los tumores con las tasas más altas de mortalidad, pero sí entre aquellos cuyo tratamiento puede dejar más secuelas entre los pacientes. Dada la invasividad de la intervención quirúrgica necesaria para la resección del tumor y de su compleja reconstrucción posterior, que es más agresiva conforme aumenta el tamaño del tumor, “el paciente puede presentar problemas para tragar durante una larga temporada o incluso para toda la vida”, destaca Eduardo Raboso, jefe del Servicio de Otorrinolaringología de MD Anderson Cancer Center Madrid.

Ante esta situación, la técnica del pull-up gástrico se perfila como una alternativa preferible tanto en términos de seguridad como de calidad de vida para “estos pacientes con tumores de faringe, laringe o tiroides que requieren una resección muy agresiva y para los que no existe otra posibilidad de reconstrucción”, ha señalado Raboso.

Como explica Óscar Alonso, especialista en Oncología Quirúrgica Digestiva de MD Anderson Madrid, el pull-up gástrico es “una técnica de reconstrucción del tubo digestivo que consiste en utilizar la curvatura mayor del estómago para construir un conducto que ascendemos por el mediastino posterior, la ubicación habitual del esófago, hasta llegar al cuello, concretamente hasta lo que queda de faringe o incluso hasta la base de la lengua”. De esta manera, se evitan los trastornos de deglución habituales y el paciente es capaz de comer por la boca en solo unos días.

Tradicionalmente, los especialistas en Oncología Quirúrgica Digestiva han utilizado esta técnica para el tratamiento del cáncer de esófago. La novedad ahora es el aprovechamiento de su experiencia también en los pacientes con tumores de cuello de gran tamaño y/o que infiltran a otras estructuras. La única diferencia entre la intervención realizada en estos pacientes con cáncer de cuello, frente a los pacientes con cáncer de esófago, es el lugar del empalme, que en estos últimos se realiza en el esófago cervical o torácico alto.

De hecho, la intervención quirúrgica de estos pacientes requiere la presencia de ambos profesionales. Así, explica el jefe del Servicio de Otorrinolaringología de MD Anderson Madrid, “los cirujanos generales son los encargados de tubulizar el estómago para pasarlo a través del tórax, mientras que nosotros resecamos el tumor y empalmamos el estómago a la parte que queda de la faringe o a la base de la lengua”. Un proceso complicado que estos profesionales logran realizar en una única intervención quirúrgica que dura entre 8 y 10 horas.

Pero, pese a ser una técnica conocida, hay muy pocos grupos de profesionales especializados en la realización del pull-up gástrico, ya que es un procedimiento complejo e indicado en pocos pacientes y para el que se requiere además la colaboración de especialistas en Otorrinolaringología y Oncología Quirúrgica Digestiva durante la intervención y, posteriormente, también de especialistas en Oncología Médica y Radioterápica para la administración de quimioterapia y radioterapia en los casos que lo precisen.

Seguridad y calidad de vida

Tras la intervención, el paciente permanece ingresado en el hospital entre dos y tres semanas, tiempo durante el que también se intenta normalizar poco a poco su alimentación. Como señala Alonso, “una vez que pasan unos días y está todo bien cicatrizado, el paciente empieza tomando purés, luego alimentos semisólidos y finalmente también sólidos, de forma que esta persona puede acabar comiendo prácticamente de todo siempre que sea de consistencia blanda y fácil de masticar”.

La única indicación, apunta este profesional, es que la dieta tiene que ser fraccionada, es decir, que se realicen cinco comidas pequeñas en lugar de tres. Un resultado muy satisfactorio teniendo en cuenta que, de otra manera, el paciente se vería abocado a la nutrición parenteral y “a llevar una sonda conectada al estómago lo que mermaría mucho su calidad de vida”, enfatiza este profesional. Además, la técnica se ha mostrado muy segura pese a lo complejo de la intervención y Raboso solo documenta como complicaciones “la aparición de alguna fístulasalivar”.

De momento, MD Anderson Madrid ya ha realizado esta intervención con éxito en varios pacientes, uno de ellos con un cáncer de tiroides que había sido rechazado para tratamiento quirúrgico en otros centros y otro con un cáncer faringolaríngeo muy grande que limitaba mucho las opciones de tratamiento. El reto ahora, asegura Raboso, es “seguir trabajando y probar en más tipos de tumores de cuello”.
 

 

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