En el recuerdo quedan ya las dudas que el nacimiento de IDIS provocó en los diferentes sectores de opinión que conforman el ámbito de lo que a nivel general se conoce como medicina privada. Su realidad actual, contrastada por los hechos que jalonan su trayectoria, ha conseguido confirmar que su existencia añade valor al conjunto de la actividad que se desarrolla en este sector. Ahora es claro que existía un vacío que impedía visibilizar correctamente su verdadera dimensión cualitativa: su impacto social y económico y su contribución a la capacidad de respuesta del Sistema Nacional de Salud en su conjunto.
Enrique de Porres, consejero delegado de Asisa.
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No ha sido fácil conseguir la conjunción de esfuerzos de agentes tan diversos, con intereses institucionales tan diferentes. A la búsqueda de una tarea común: encontrar puntos de encuentro confortables, sinergias potenciales y, sobre todo, visiones compartidas sobre el rol a desempeñar para poder contribuir a disminuir los riesgos y la vulnerabilidad de nuestros sistemas asistenciales, acuciados, todos, por las presiones de la demografía, de la tecnología y de la demanda que estas inducen. Los procesos de concertación de intereses diversos nunca son fáciles, como podemos comprobar estos días. Porque el resultado de la aventura no es, inicialmente, más que una idea y, su consecución, obliga siempre a esfuerzos adicionales de dudosa rentabilidad directa a los participantes. Es evidente, para mí, que la perseverancia, empuje y capacidad de convicción para motivar a los potenciales compañeros de andadura por parte de quienes han liderado el proyecto, personificados en la dedicación de su secretario general Juan Abarca, son la razón principal de que se hayan alcanzado los objetivos fundacionales. Lo que hay que reconocer y agradecer.
Se inicia ahora una etapa nueva con un nuevo secretario general al frente, Luis Mayero, de acreditada experiencia tanto en el conocimiento de la organización y sus objetivos, como en el del sector, que debe permitir consolidar a IDIS como vehículo integrador de las propuestas de colaboración sectorial necesarias para que nuestro país consiga, por fin, extraer toda la potencialidad existente de todos los recursos disponibles.
La intensa reducción de la financiación durante la crisis, el crecimiento de la deuda con proveedores y los ajustes presupuestarios que se avecinan para cumplir los compromisos adquiridos, hacen más necesario que nunca superar el viejo discurso que enfrenta lo público y lo privado, porque no podemos perder la oportunidad de integrar todas nuestras capacidades para construir un nuevo modelo más eficiente y mejor dotado.
Un modelo, en definitiva, en el que el poder público mantenga su facultad reguladora y garantice la equidad y la universalidad de las prestaciones soportadas por la financiación pública, pero que, al mismo tiempo, sea más flexible a la hora de buscar espacios de colaboración con el sector privado y mayores cotas de libertad individual en el ejercicio del derecho a una asistencia sanitaria de calidad financiada con fondos públicos, como contrapartida al aumento de exigencia de responsabilidad en el uso de ese derecho, que será necesario implementar para conseguir hacer más sostenible al sistema.
Los poderes públicos encontrarán en el sector privado aliados leales, con experiencia acreditada en la colaboración necesaria, con suficiente nivel de garantía y solvencia económica. Con reconocimiento social contrastado, no en vano un 20 por ciento de la población recibe ya la mayor parte de su asistencia a través del aseguramiento alternativo que existe en nuestro país.
El IDIS, convertido en un referente indiscutible del sector, puede jugar un papel central manteniendo el rumbo emprendido: fórmulas de colaboración; transparencia; rigor informativo y promoción de la excelencia.
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