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Viernes, 25 de mayo de 2012   |  Número 31
DEBATE SOBRE LA INNOVACIÓN EN LA SANIDAD PRIVADA
la investigación que se realiza no produce un retorno en forma de beneficios
El sistema debe dar alas al innovador en época de crisis
Los expertos apuestan por un cambio en el modelo de I+D+i, un reto a abordar “conjuntamente”

Redacción / Imagen: . Madrid
España cuenta con hospitales privados donde se agiliza el proceso para investigar porque su gestión es más rápida, y también con grandes hospitales públicos que disponen de numerosos recursos para conseguir avances; sin embargo, según los expertos reunidos en este debate, no existe un retorno en forma de beneficio. Para conseguir revertir esta situación, apuestan por una colaboración de todo el sistema sanitario, que debe fomentar la innovación y sobre todo ayudar a quiénes son innovadores y tengan ideas nuevas.

Jesús Peláez, director de I+D+i de HM Hospitales y vicedecano de la CEU-San Pablo; Eva Carrasco, directora científica y directora general del Grupo Español en Investigación de Cáncer de Mama (Geicam); Ricardo López, director general de Sanitaria 2000, y Julio Mayol, director de la Unidad de Innovación de Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Jesús Peláez, director de I+D+i de HM Hospitales y vicedecano de la CEU-San Pablo: Nuestra idea, como grupo hospitalario privado, es realizar una investigación útil para el paciente, que desarrollamos junto a la CEU-San Pablo en el Instituto de Medicina Molecular Aplicada. Desde el principio tuvimos muchas dificultades, no solamente económicas, sino de infraestructuras y de organización, pero hemos conseguido estructurar el trabajo a través de un Comité de I+D, de Ética y de Investigación Clínica. Además, son básicas las alianzas con la universidad, con centros de investigación como el CNIO o grupos como el Geicam u otros hospitales o centros públicos. Es nuestra forma de pensar y de hacer la innovación. En los informes del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) queda muy patente la participación de todos los centros privados en la investigación, sobre todo en los ensayos clínicos; ya que en un 40 por ciento participan centros privados.

Las instituciones privadas tienen unas ventajas muy claras a la hora de la gestión de un contrato con su propio Comité Ético, a la hora de reclutar al primer paciente o conseguir el número máximo de pacientes. Esta parte de investigación clínica parece que se hace muy bien pero hay que potenciar más la innovación para llegar a patentes nuevas y hacer unos estudios de investigación multicéntricos donde se unan investigadores básicos clínicos y donde se consigan captar ayudas no solamente nacionales como los clásicos FIS o las del plan Avanza sino las europeas.

Eva Carrasco, directora científica y directora general del Grupo Español en Investigación de Cáncer de Mama (Geicam): La investigación clínica es la parte más importante de nuestro trabajo en el Grupo, porque es fundamental para el avance de la Medicina, sobre todo en el campo de la Oncología. La investigación ha contribuido a establecer tratamientos más individualizados, menos tóxicos y más eficaces. Gracias a la investigación clínica y a los avances tecnológicos que claramente se pueden realizar tanto en el ámbito de la sanidad pública como en la privada, las personas viven hoy en día una media de 10 años más, y hay enfermedades que de ser mortales han pasado a cronificarse. Por eso, desde grupos como el nuestro, que no deja de ser una fundación privada, pedimos que la administración nos respalde porque nuestro problema es que no estamos reconocidos como figura legal y nos dificulta acceder a becas públicas. Las becas FIS solo las pueden pedir investigadores y hospitales pero no se puede acceder como grupo. La nueva ley de investigación intentará contemplar esta reivindicación de alguna manera y esperemos que la agencia estatal, que sacará pronto sus estatutos, tenga en cuenta la figura de los grupos cooperativos. Por otro lado, las becas, tanto públicas como privadas, no se adecúan a los tiempos de la investigación clínica. Un ensayo clínico de adyuvancia puede durar diez o quince años y las becas nunca se adecúan a esa duración.

Además, se deben fomentar de alguna forma las leyes de mecenazgo con una verdadera aplicación de deducciones fiscales a las empresas, para potenciar más la investigación privada en grupos cooperativos como el nuestro. Es verdad que la gestión, la burocratización, es más rápida en la privada, en cuanto a la aprobación del comité de investigación y sobre todo, en la gestión del contrato. Es tremendo lo que se tarda en España, una media de 210 días en firmar un contrato, cuando la mayor parte de las veces se podría prenegociar mientras el comité de investigación está haciendo su revisión. Nos gustaría que todo se facilitara. Por último, decir que hemos hecho una revisión del número de hospitales que han participado en nuestros ensayos clínicos en los últimos tres años y hay 23 públicos, frente a 30 privados. Nosotros queremos investigadores que estén realmente interesados en cáncer de mama, de cualquier especialidad, y no distinguimos entre públicos y privados.

La situación actual de la innovación.

Julio Mayol, director de la Unidad de Innovación de Hospital Clínico San Carlos de Madrid: La investigación consiste en pedir dinero para generar conocimiento, e innovación es utilizar el conocimiento para generar beneficio, y esto último en nuestro país no pasa. De hecho, hubo una gran inversión que llevó a España a una de las primeras posiciones en cuanto a impacto en el nivel de publicaciones, y casualmente los dos países que más subieron fueron España (9) y Grecia (19). Sin embargo, cuando se ve el número de patentes generadas o la cantidad de dinero generado a partir de las patentes que se producen, España ocupa el puesto número 19. Hemos hecho un gran esfuerzo para generar una investigación de calidad, sin embargo, no hemos sido capaces de transferir los resultados de nuestra investigación, ni a la práctica clínica, ni sobre todo a la producción de beneficios y de retornos.

El modelo tradicional se ha basado en la producción de cuidados, damos servicio a los pacientes, y lo administramos porque es muy complejo. Evidentemente, hay una necesidad de investigar para mejorar la calidad de lo que se hace y hay un flujo de dinero por parte de la instituciones públicas que ha producido factor de impacto. Además, esto mejora la posición de los centros sanitarios, como está haciendo el Grupo HM, mejorando notablemente su posición a través de la investigación; ya que es un indicador de calidad. Pero ahora tenemos que dar un salto para cambiar el modelo global del país, un reto que debemos abordar conjuntamente. Se requiere una gran capacidad de innovación social, es decir, cambiar el modelo de I+D+i, intentando aproximar más el conocimiento al mercado y no solo al interno, sobre todo al exterior. Hay que utilizar el sistema sanitario tanto público como privado como motor económico, aprovechando las ventajas y capacidades de cada uno de los modelos para beneficiar al resto de la sociedad.

Ricardo López: Existen áreas de innovación, como en tecnología o en gestión, donde poder colaborar, ¿es más fácil para el sector privado continuar con este tipo de innovaciones ahora en época de crisis?

Jesús Peláez: Es verdad que los grandes hospitales públicos son más difíciles de mover y de innovar en ellos. Quizás en un hospital privado, donde la gestión es más ágil, donde hay una cadena de mando también más directa y donde el médico está más cerca de la dirección y de los recursos, se pueden plantear nuevos modelos de gestión o nuevas tecnologías. La crisis nos afecta a todos porque los fondos son un problema. Cuando una gran empresa viene a probar una nueva tecnología con nosotros, se hace una especie de plan de negocio y se saca adelante. La sanidad privada puede ser una buena plataforma de innovación tecnológica y de validación clínica, un verdadero laboratorio de ideas donde se dispone, en nuestro caso, de una universidad que te apoya con los recursos más básicos. Y no solamente para nuevas tecnologías de imagen o diagnóstico sino también en la oncología personalizada que ya es una realidad. La búsqueda de nuevos marcadores genéticos y de secuenciación masiva viene de la colaboración entre centros de investigación, universitarios y de empresas que ven su utilidad, porque en el fondo la empresa va a invertir si ve negocio y un lugar donde haya personas que tengan la ilusión de la investigación. Nuestro deber desde la dirección es facilitarle al médico esa innovación.

Julio Mayol: Realmente una de las misiones y por lo que se crean las unidades de innovación dentro del plan del Instituto de Salud Carlos III con la red Itemas y su plan de red TICS de innovación en red, es facilitar la creación de unidades de apoyo a la innovación que faciliten la transferencia del conocimiento. No somos una Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación (OTRI), la OTRI está dentro de nuestra Fundación de nuestro recién acreditado Instituto. Nosotros lo que hacemos es impulsar, apoyar y difundir las acciones de la innovación y nos constituimos dentro del propio Hospital como una start-up de base tecnológica y no funcionamos como el resto del Hospital. Eso a veces es más difícil de hacer en la sanidad privada porque no cuenta con la cantidad de recursos necesarios para ello y nosotros sí que podemos ofrecerlo.

La ventaja es que al constituirnos como una start-up de base tecnológica no funcionamos como el resto del Hospital y estamos involucrados en un modelo de innovación abierta. Esto quiere decir que no nos centramos simplemente en nuestras propias ideas sino que estamos abiertos a la co-creación y a la colaboración con cualquiera que traiga ideas que puedan transformarse en un proyecto que es a lo que les ayudamos, y así puede suceder que venga alguien desde la sanidad privada a ofrecernos una idea o como recientemente nos ha ocurrido que un hospital público que no tiene unidad de innovación acuda a nosotros con una idea pero no sepa cómo transformarla, y en ese caso nosotros cogemos esa idea, la convertimos en un proyecto, si lo vemos viable lo convertimos en un plan de negocio y ese plan de negocio puede pasar a ser una patente si va por esa vía, un servicio o licenciamos el conocimiento y luego lo volvemos a coger para explotarlo. Eso lo podemos hacer de manera abierta con cualquier tipo de institución o con personas a título individual y lo que hacemos es gestionar una serie de documentación y de procesos legales que hacen que se produzca un reparto en el caso de que haya beneficios. Vamos a la colaboración y a la co-creación, no pretendemos el exterminio del ecosistema, muy al contrario, lo que queremos es forzar al ecosistema a que cambie y para ello establecemos alianzas.

Lo que queremos es aprovechar la potencia del sistema, la cantidad de masa crítica y la marca para, en colaboración, poder transformar. Eso lo podemos abordar desde el sistema público porque en un momento de crisis no hay fondos necesarios en la sanidad privada, que está mucho más limitada que la sanidad pública. No parece lógico dedicarse a crear unidades de apoyo a la innovación en hospitales privados cuando el día a día y el mejorar los retornos que obtienes por tu actividad diaria es la prioridad.

Ricardo López: En cuanto a la gestión, les planteaba las fórmulas de gestión que aplican los hospitales privados y que algunas administraciones están decidiendo adaptar. ¿Es también el sector privado un buen caldo de cultivo para probar estas fórmulas de gestión en tiempos de crisis?

Jesús Peláez: Creo que es evidente que a nivel de gestión en la sanidad privada desde el principio tenemos que saber gestionar como cualquier empresa porque o gestionas bien o no sigues adelante. Creo que los centros sanitarios privados gestionan bien sus recursos y son generosos en el aspecto de que quieren enseñar o ser un caldo de cultivo o experimentar con nuevos modelos de gestión. Creo que hay buenos ejemplos tanto en la Comunidad de Madrid como en otras y probablemente esa vía de colaboración sea necesaria para poder encontrar esas nuevas fórmulas de gestión.

A mí me gusta mucho, porque la gestión no solo es gestión clínica a nivel económico o sanitario, sino a nivel de I+D, y es importantísima. Creo, Julio, que sois un ejemplo, Geicam es otro ejemplo porque los grupos de colaboración son otra fórmula de gestión también muy innovadora. La verdad es que el anuncio del cese de actividad del Caiber es un jarro de agua fría porque era una fórmula de gestión muy innovadora y también muy criticable y que probablemente no ha tenido los resultados esperados, pero creo que de lo que se trata es de encontrar el talento, encontrar a la persona que tiene la idea, a través de un centro de innovación, de una OTRI o de un laboratorio de ideas en el que enseñas y ayudas al médico a llevar a cabo una idea y darle los recursos. Lo que tenemos que hacer en el fondo es trabajar para esas ideas y se trata de tener los mecanismos de gestión adecuados para acoger a esas personas.

Uno de los problemas que encontramos, y que habrás tenido también Julio, es que cuando estudiamos medicina nos enseñaron un poco a tratar al paciente; cuando hicimos la especialidad, nos enseñaron a salvar vidas; y cuando apareció la gestión me dijeron que tenía que gestionar, pero no tienes cultura de gestión, porque hasta ahora no la había, y mucho menos de investigación. Ahora sabemos lo que es la investigación clínica y nuestros estudiantes ya lo estudian, pero es que ahora tienen que aprender lo que es la innovación. Creo que esa cultura científica del médico todavía falta, y creo que los nuevos planes de estudio de medicina están dando ese cambio y creo en esa cultura de gestión, en esa cultura científica, del médico, porque la base es fundamental. Nosotros nos hemos formado a nosotros mismos, pero la suerte es que ahora nuestros estudiantes lo pueden aprender, lo pueden palpar, pueden participar en proyectos de investigación, y creo que eso es fundamental.

Eva Carrasco: Cogiendo el hilo de lo que se comentaba de tener gente que tenga la idea y poder ayudar, que claramente has expuesto que en vuestro caso lo fomentáis, creo que ese es precisamente el valor que pueden tener los grupos cooperativos de investigación. En nuestro caso, de los más de 600 miembros que tenemos, cualquier investigador puede proponer una idea y evidentemente desde el grupo, con más de cincuenta personas que tenemos de staff, ayudamos a que esa idea salga adelante: tiene sus aprobaciones, hay que definir sus protocolos, hay que hacer una serie de cosas que claramente hoy en día los médicos no tienen tiempo de hacer. Desde el grupo de alguna manera podemos ayudar a poner a estas personas en contacto con aquellas empresas que pueden ayudar a plantear esta idea, como las farmacéuticas.

Si no hay nadie detrás del investigador ayudándole y fomentando que esa idea salga adelante, al final se queda en el tintero. Es complicado y por eso creo que los grupos de investigación independientes tienen mucho trabajo y mucho que hacer en este sentido.

Los expertos analizan los retos de la innovación.

Ricardo López: Muchas veces la asistencia se come la jornada de los médicos en el sector público, aunque supongo que en el privado también. ¿Cómo se puede fomentar que el médico se interese por estos temas, participe en la investigación, más aún con los recortes que vienen?

Julio Mayol: Con la presión asistencial no es fácil. Tampoco en las instituciones todo el mundo es innovador, ni siquiera todos los médicos. De hecho, la Enfermería tiene un papel muy importante en la generación de nuevas ideas que a lo mejor no resultan mediáticamente tan importantes y sin embargo tienen mucha repercusión sobre la atención diaria de los pacientes.

Los que son innovadores lo suelen ser, es gente que es así, que busca la Unidad de Innovación, no tenemos que ir nosotros a buscarle. En el Hospital lo que hacemos es promover la creatividad, hacer talleres para que la gente empiece a expresarse y se reúna en grupos para reflexionar en voz alta, de manera que juntando gente con perspectivas diferentes puedes terminar puliendo una idea que al principio parecía que estaba clara, y se convierte en un área de motivación. Lo que más nos quema a los médicos no es trabajar algunas horas más en algo que nos gusta, lo que no nos gusta es trabajar en lo que no nos gusta y no aprovechar nuestro talento para lo que realmente sirve. El tener que dedicarse a rellenar papeles y hacer tareas administrativas cuando en realidad tu cabeza necesita solventar un problema de la práctica diaria y crees que tienes la idea para cuadrarlo, eso es lo que quema. No es tanto una cuestión de tiempo, debería haber un tiempo progresivo, pero no ya dentro del horario laboral, para que la gente pudiera expresar sus ideas. Eso nos liberaría de mucha más presión y de la quemazón que todos los programas dedicados a la formación.

Jesús Peláez: Creo que estás muy acertado. Cuando haces algo añadido a lo que te han enseñado cuando eres estudiante de Medicina tienes que sentirte en la obligación de aportar algo más, debes tener espíritu científico y preguntarte el por qué de las cosas y qué puedo hacer para mejorarlo. Puedo ser muy buen cirujano, muy buen intensivista, pero si no mejoro lo que hago, al final me voy a quedar obsoleto.

En este aspecto creo que desde abajo hay que enseñarle al médico que también tiene que preguntarse, que tiene que aportar su granito de arena y que es una obligación más, y él lo va a hacer cuando va a tener un retorno para sí mismo, cuando se sienta satisfecho, o para el paciente o para la Enfermería. Creo que hay que incluir a la Enfermería porque va a dar un cambio, ya son graduados y están empezando a hacer el máster para ser doctores, y creo que tienen muchísimo que aportar en la innovación. De hecho en la sanidad privada nos han ayudado mucho en el desarrollo de muchas de las nuevas fórmulas de gestión, de administración o de nuevas terapias.

Indudablemente el segundo retorno principal para el médico es el paciente. Si consigue mejorar la salud de un paciente se va a sentir satisfecho, y si además tiene un retorno económico, pues fantástico.

Eva Carrasco: Una cosa son los médicos innovadores, a los que por mucho que les pongas cortapisas van a buscarse las castañas de la forma que puedan, y por otro lado están aquellos a los que tienes que acabar empujando. Creo que hoy en día y más aún en situaciones de crisis el problema fundamental es que si desde las Administraciones y desde un hospital público o privado se reconoce esa actividad, esa labor y esas ganas de investigar del personal sanitario. Hace quince años, cuando empecé en investigación clínica, sobre todo en la sanidad pública se veía mal que a los investigadores, era como si se estuvieran llevando dinero al bolsillo, cuando en la mayor parte de los casos ese dinero va para pagar una serie de personal que no pone el hospital y que son clave para poder poner en marcha un ensayo clínico o cualquier tipo de investigación que se haga. Me parece que eso es lo que ha empezado a mejorar muchísimo y los hospitales, tanto públicos como privados, están reconociendo y ahora encuentras muy buenos hospitales que, desde nuestro punto de vista que somos los que iniciamos la investigación, valoras muchísimo porque tienen ese apoyo al investigador, porque si el investigador no tiene tiempo, por muchas ganas que tenga se acabará quemando.

Creo que ha mejorado mucho pero también creo que todavía tiene que haber mucho apoyo por parte de los hospitales y las fundaciones a la gente innovadora.

Julio Mayol: Tanto los hospitales públicos como los privados no solo tienen que apoyar la investigación, sino que los gestores tienen que fomentarla. Y eso supone aceptar la crítica, promover el debate y dar visibilidad, no solo económica sino social, a aquellos que son capaces de cuestionar el funcionamiento del sistema para mejorarlo. Si eso no se hace, si no se fomenta, lo normal es que esas personas terminen abandonándonos para irse a otros sitios donde sí se valora, y ellos son el motor del cambio que permite a las instituciones públicas y privadas avanzar. Por ello, hay que tener conciencia de que el heterodoxo, el que no ve las cosas como los demás, debe estar protegido. Otra cosa es el que obstaculiza el funcionamiento del hospital, sea público o privado.

Jesús Peláez, director de I+D+i de HM Hospitales; Eva Carrasco, directora general del Geicam, y Julio Mayol, director de la Unidad de Innovación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.

Ricardo López: La innovación se centra a su juicio en el paciente, ¿es el fin último de la innovación?

Jesús Peláez: En España estamos ahora mismo en la fase de trasladarnos al paciente. El ejemplo más claro es el Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), que es fantástico, reconocido internacionalmente, con un factor de impacto increíble, y ahora mismo está intentando dar el salto a la clínica, acercarse a la parte clínica, porque la investigación básica, el publicar, al final no tiene una utilidad para el paciente, y yo creo que la investigación debe ser útil para él. Grandes centros de investigación aislados de la parte clínica no tienen sentido, y acuerdos puntuales de estos centros con un hospital o con un investigador tampoco son útiles, sino que hace falta que se impliquen.

Nuestro ejemplo es claro. Hospital de Madrid se ha integrado plenamente en la Universidad CEU San Pablo. Yo soy vicedecano, el decano está con nosotros. Hay personas que somos bisagras y hemos conseguido, después de unos años, hacer real la cultura. Y esto debe ser igual para los grandes centros de investigación básica, que se deben integrar con centros hospitalarios, con la sanidad pública o privada, o con quien quiera que tenga los medios y las ganas y la convicción de que por ahí va el camino. Creo que claramente está habiendo un cambio hacia esa investigación cuando hemos demostrado en España que podemos investigar y espero que los científicos no se nos vayan.

Julio Mayol: Dentro de nuestra unidad de innovación tenemos claro y exigimos que cualquier proyecto que va a suponer una innovación aumente la eficiencia, la efectividad y aumente la seguridad del tratamiento al paciente. Si no cumple eso, le ayudaremos a que encuentre un partner fuera del Hospital para hacerlo porque en ese caso el Hospital no es el sitio.

Tenemos tres objetivos: aumentar la seguridad del paciente, porque además es un área donde la innovación llevará ahorros de costes extraordinarios; la efectividad; y la eficiencia para el sistema. Pero no hay que olvidar que eso tiene que engarzarse con el aumento del retorno, del valor, ya sea por ahorrar o por traer más dinero al sistema, porque si no, no se mantiene y esta es la crisis en la que estamos. Como el sistema no nos trae beneficios por lo bien que lo hacemos, al final cae, y lo que tenemos que hacer es encontrar un sistema que sea justo y coherente, con beneficios para el paciente y que genere satisfacción para los profesionales y retornos para el sistema.

Eva Carrasco: Evidentemente, nuestro centro fundamental es la paciente, pero también buscamos mucho el beneficio de la sociedad a través de ofrecer los mejores tratamientos, menos tóxicos, para que, por ejemplo, la mujer pueda seguir trabajando mientras está en tratamiento, cosa que hace unos años era totalmente impensable. De hecho, hay un informe que dice que en el año 2003 se perdieron 28.000 años de vida laboral de mujeres que estaban en tratamiento por cáncer de mama. Plantearnos estudios, innovación y formas de administración diferentes, que permitan más flexibilidad al paciente a la hora de seguir un tratamiento, es realmente importante.

Ricardo López: Muchas veces se critica que el sistema sanitario español no evalúa los resultados de las innovaciones que se introducen. ¿Es este otro de los retos a los que tiene que hacer frente la innovación?

Jesús Peláez: En los centros sanitarios cada proyecto tiene su presupuesto y su plan de negocio, donde siempre se ve en conjunto el beneficio para el paciente y el económico, para ganar en eficiencia, en eficacia y seguridad del paciente, y ahorrar en costes y efectos secundarios. En la sanidad privada estamos acostumbrados a saber siempre lo que vamos a gastar y el beneficio que vamos a intentar obtener. Hay proyectos de investigación que dan pérdidas y se asumen, como la cirugía robótica, que es fantástica, pero difícilmente amortizable, pero es un paso que hay que dar.

Julio Mayol: Ese es un ejemplo claro. Hay reflexiones sobre si debemos tener cirugía robótica, porque las tecnologías per se no son buenas ni malas, se aplican en unas determinadas condiciones que no son las mismas en un centro público que en uno privado, como tampoco es lo mismo el tipo de explotación ni la repercusión. Mientras que en un sitio puede aumentar el número de pacientes porque te destaca como marca, puede que en un hospital público no ofrezca ninguna ventaja e, incluso, pueda tener desventajas. El análisis es muy complejo, no es simplemente analizar lo que cuesta el aparato, pero este es otro reto que tenemos que tener en cuenta tanto la sanidad privada como la pública.

Un problema que tenemos en nuestro sistema sanitario es que nunca se diseña, ni se analiza el impacto. Tenemos que cambiar la manera en que funcionamos con la introducción de los resultados de investigación en nuestro sistema sanitario, y eso pasa con el diseño a priori, no es lógico el “vamos a probar a ver qué pasa”.

Ricardo López: ¿Creen que es posible que, a corto plazo, sea efectiva la colaboración público-privada? ¿Conseguiremos cambiar el modelo productivo y ser un país innovador?

Eva Carrasco: Si no lo hacemos, no avanzamos. Está claro que la colaboración público-privada es clave y es necesaria, pero nuestras leyes dificultan mucho que pueda llevarse a cabo. Tenemos verdaderas dificultades para firmar simplemente contratos, y esto, desde luego, no ayuda nada a la investigación. Tenemos que ir hacia un modelo que facilite esa colaboración. Creo que vamos en buen camino, pero si no lo hacemos moriremos en el intento.

Jesús Peláez: La iniciativa tiene que partir de las propias empresas y centros de investigación. Probablemente haya que buscar una política en la que las diferentes instituciones se puedan sentar en la misma mesa, foros donde surjan esos grandes proyectos multicéntricos en los que realmente colaboran todos los agentes implicados. Todo lo que sea favorecer esas líneas de investigación es fundamental. La línea de colaboración público-privada es muy dificultosa, porque sigue habiendo gente de la Administración pública que considera a la empresa privada fuera del Sistema Nacional de Salud. Hay conceptos básicos que todavía frenan.

Julio Mayol: No vamos tan sobrados de medios como para poder trabajar individualmente. Estamos en una situación que, o cambiamos ahora, o no vamos a cambiar nunca. Pero la ley nunca va por delante de la sociedad, es la sociedad la que tiene que cambiar primero y, para eso, tenemos que estar los clínicos y los investigadores, públicos y privados, lo más juntos posible. La gente que puede cambiar el sistema tiene que colaborar al máximo. No podemos confiar en las leyes para que induzcan el cambio.

Ricardo López: ¿Los centros como el CNIO o el Centro Integral Oncológico Clara Campal son una buena manera de fomentar la innovación al centrarse en unas patologías determinadas?

Eva Carrasco: Creo que sí, que esa debería ser la idea. Hay especialidades, como la Oncología, que, si no hubiera centros exclusivamente dedicados a ellas, probablemente no se habrían desarrollado. Este tipo de centros facilitan mucho cualquier labor de investigación y de innovación. He visto crecer y desarrollarse hospitales oncológicos privados y aplaudo esta labor. Siempre se ha dicho que, si tienes un cáncer, vayas a un hospital público, pero hoy en día también puedes plantearte ir a un centro como el Clara Campal o el MD Anderson. Y es mucho más difícil trabajar en investigación con centros no especializados en esta área.

Jesús Peláez: Centros como el CNIO son grandes centros de investigación básica que han demostrado lo que pueden hacer, pero que les falta la conexión clínica, mientras que cualquier centro integral nace como un centro de investigación traslacional, donde está integrada la actividad asistencial con laboratorios de investigación y un ambiente académico. Está cambiando la forma de tratar al paciente gracias a estos centros y, ahora, de lo que se trata es de trasladarlo a otras especialidades. De hecho, vamos a inaugurar un centro similar en enfermedades cardiovasculares en el Hospital de Montepríncipe, que nace con el espíritu de poder utilizar los avances científicos en el paciente con una utilidad clínica inmediata, y en un futuro iremos a la neurociencia.

Ronda de conclusiones.

Ricardo López: ¿El sector privado está sabiendo difundir de manera adecuada el esfuerzo que está haciendo en innovación?

Jesús Peláez: Probablemente tengamos que aprender a difundir nuestros resultados y en lo que invertimos. La sanidad privada ya tiene claro que no solamente hay que hacer actividad asistencial, sino también docente y de investigación e innovación, y que tienen que tener unos presupuestos y apostar por ello. Tenemos que acercar las nuevas tecnologías al paciente sin coste adicional y saberlo vender. En este aspecto, la Fundación IDIS está haciendo un trabajo increíble porque está sabiendo transmitir a la sociedad todo el esfuerzo que está haciendo la sanidad privada. Además, está empezando a crear estos foros donde se van a sentar todos los agentes implicados en la innovación para mejorar la colaboración público-privada.

Eva Carrasco: El tema de publicitar lo que se hace no es solo un mal de la sanidad privada, sino un mal en general de España. Nos cuesta mucho salir fuera y decir lo que hacemos, tanto en la sanidad pública como en la privada y en la investigación. Tenemos que fomentar todos el dar a conocer lo bien que se están haciendo las cosas aquí en asistencia, en investigación y en innovación.

Ronda de conclusiones

Julio Mayol: Lo más importante es que no somos tantos como para no incluirnos todos en un escenario de colaboración, especialmente en áreas como Madrid, que podrían ser tan productivas por la cantidad de hospitales públicos y privados que concentra, y la gran capacidad de I+D+i. No podemos seguir discutiendo por pequeñas financiaciones, tenemos que encontrar alianzas que nos lleven fuera. La primera innovación que yo plantearía a nuestros estudiantes es que aprendan a hablar inglés.

Eva Carrasco: Me quedaría con la importancia que tiene la investigación clínica para la sociedad y para España, para ser capaces de vendernos fuera. En esta investigación clínica tenemos que tener una colaboración muy estrecha entre el ámbito público y el privado, ya no solo en la sanidad sino también entre los centros de investigación básica y la industria farmacéutica y tecnológica.

Jesús Peláez: Es fundamental que los médicos y los enfermeros terminen sus estudios con la convicción de que, si investigan y tienen la obligación de aportar su granito de arena en la innovación, va a mejorar su actividad asistencial. En el día a día de la actividad asistencial surgen muchas oportunidades de mejora. Es necesario un acercamiento mayor entre las empresas sanitarias públicas y privadas con empresas de investigación básica y con centros universitarios. Tiene que haber foros donde nos sentemos todos y, probablemente, fundaciones como el IDIS puedan ser un organismo aglutinador y promotor de estas ideas. Y la convicción desde los órganos de dirección públicos, privados y empresariales de que la innovación es lo que nos va a sacar de la crisis y lo que va a ser más beneficioso para el paciente.

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