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Viernes, 19 de septiembre de 2014   |  Número 62
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EL IDIS PROPONE CINCO PILARES FUNDAMENTALES PARA LA REFORMA
El sistema sanitario no será sostenible sin el apoyo del sector privado
Estudios económicos auguran que para el año 2020 el gasto para dar cobertura universal en condiciones de equidad sería el doble que en la actualidad

Redacción. Madrid
El sistema sanitario español ha sido hasta ahora ejemplo para todos los países de nuestro entorno por su alcance, su equidad y eficiencia. Sin embargo, el aumento de la esperanza de vida (que condiciona el envejecimiento de la población y la cronificación de las enfermedades), el incremento de la innovación tecnológica y científica y los crecientes requisitos legales han provocado que los estudios económicos auguren que para el año 2020 el gasto sanitario para dar cobertura universal en condiciones de equidad sería el doble que en la actualidad. Por ese motivo, “si se quiere mantener el modelo sanitario que tenemos es preciso acometer reformas inspiradas en la eficiencia y en la calidad de la atención asistencial. La sanidad privada está preparada para ello y, por eso, ofreceremos todo nuestro apoyo para contribuir en el mantenimiento de los servicios sanitarios para la población de forma universal”.  Así lo ha señalado Manuel Vilches, director general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), durante su intervención en el Seminario para medios de comunicación “Estrategias que conducen a un panorama cierto de la sanidad” que el propio IDIS ha celebrado en Alcalá de Henares (Madrid).

De izquierda a derecha: Luis Mayero, vicepresidente del IDIS; Manuel Vilches, director general del IDIS, y Fernando  Mugarza, director de Desarrollo Corporativo del IDIS.


Por otra parte, “conseguir la supervivencia del Sistema Nacional de Salud sin que se reduzca su actual oferta de servicios, aplicando para ello soluciones que estén a nuestro alcance y eviten recortes en la cobertura” debería ser el objetivo prioritario para tener un sistema sanitario sólido. De ahí que, tal como ha expuesto Luis Mayero, vicepresidente de IDIS, durante su intervención en el mismo encuentro “haya que evitar que el sector sanitario sea motivo de disputa entre partidos políticos, ya que este debate continuado produce un efecto de confusión en la opinión pública y fomenta la desinformación. Además no aporta nada a la atención al paciente, que es el objetivo fundamental de la asistencia sanitaria”. IDIS apuesta, por el contrario, por llevar a cabo un debate técnico, serio y riguroso para asegurar que las próximas generaciones puedan disfrutar de un sistema de salud, como mínimo, “igual al que nosotros hemos podido disfrutar”. Para ello es necesario apoyarse en modelos de colaboración público-privada como fórmula para conseguir un sistema sanitario eficiente. Y la colaboración entre ambos sectores puede materializarse en múltiples formas, algunas de las más comunes son los conciertos, concesiones y el mutualismo administrativo, “aunque también existen otros fórmulas más novedosas que permiten la interoperabilidad de ambos sistemas evitando duplicidades de pruebas diagnósticas, cambios innecesarios de tratamientos y, por lo tanto, posibles ineficiencias”, explica el vicepresidente del IDIS.

Los cambios demográficos están haciendo que la esperanza de vida aumente, lo que supone contar con una población más envejecida y un número mayor de pacientes crónicos y dependientes. Según los datos del informe Proyecciones de la población a largo plazo 2012-2052, llevado a cabo por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en 2052 el 37 por ciento de la población será mayor de 64 años (más de 15 millones de personas) y se estima que la tasa de dependencia de mayores respecto a la población potencialmente activa crecerá en los próximos años, pasando del 26,14 por ciento actual al 73 por ciento en 2052. Por lo tanto, la atención de este tipo de pacientes se convierte en uno de los desafíos del Sistema Nacional de Salud, debido a que el sistema actual está centrado en agudos y la gestión del paciente crónico bajo estos parámetros supone un gasto ineficiente de los recursos sanitarios. Según el director general de IDIS, “el desarrollo de la atención sanitaria en España muestra una escasa implantación de los centros de larga estancia en relación a los centros hospitalarios de agudos y si el modelo no se reorienta hacia la cronicidad, el sistema no será sostenible ni prestará calidad en el tratamiento de las enfermedades”. Solo un redimensionamiento de los niveles asistenciales, una coordinación entre los servicios sociales y sanitarios, una corresponsabilidad del propio paciente y una optimización de los recursos a través de la colaboración público-privada harán posible la sostenibilidad del sistema.

Por otra parte, la evolución del sistema muestra que para mantener la igualdad efectiva y cumplir así con el principio de equidad que demanda la ley, sería preciso disponer de tecnología de vanguardia y de las últimas innovaciones terapéuticas en todos los sitios por igual. A este respecto, “la sanidad privada tiene un papel destacado en este nicho, ya que se esfuerzan diariamente por innovar y aprender de tecnologías médicas que ayuden a mejorar la salud, diagnóstico y tratamiento de personas dependientes o con patologías crónicas” asegura Manuel Vilches. Además, otro de los problemas que plantean los expertos es la falta de cohesión que existe en el sistema sanitario español, ya que muchas veces priman los intereses políticos a los sanitarios y esto provoca que se dupliquen o tripliquen los recursos de manera innecesaria o que las autonomías compitan entre sí.

Reorganización y gobernanza del sistema y definición de la cartera de servicios

Los expertos son conscientes de que el proceso de reformas llevará tiempo, debido a que hay que impulsar respuestas a cuestiones para poder seguir apostando por un sistema sanitario universal e igualitario para todo. Por eso, durante el seminario se revisaron algunas de las propuestas que IDIS hace para contribuir a la sostenibilidad del sistema, sin perjudicar la calidad asistencial de los pacientes. Entre ellas, se encuentra la reorganización del sistema en base a la realidad demográfica y poblacional. Esta propuesta contempla la distribución de los pacientes en función de sus patologías. Es decir, los hospitales generales de agudos tratarían la intervención y tratamiento de patologías agudas y de reagudización y urgencias; los centros de atención sanitaria enfermedades de larga duración, paliativos o enfermedades crónicas y los centros residenciales, de ayuda a domicilio y teleasistencia asistirían los cuidados de larga duración.

En este último contexto, las nuevas tecnologías y telemedicina tienen un interés especial. La historia clínica de forma online o la monitorización y control de la evolución del paciente mediante dispositivos y aplicaciones son algunas muestras de lo que la tecnología hace posible. Para el director general de IDIS “los avances tecnológicos tienen un papel esencial en las organizaciones sanitarias porque mejoran la eficiencia de los servicios, ahorran costes, evitan duplicidades e incrementan la calidad y seguridad asistencial ayudando a la toma de decisiones clínicas y de gestión”. En concreto, IDIS apuesta por contribuir al desarrollo del Marco Europeo de Interoperabilidad para e-salud e impulsar la agenda digital propuesta por el Gobierno. Tal como explica Fernando Mugarza, director de Desarrollo Corporativo del IDIS, “hay recomendaciones muy concretas de implantación ineludible en la sanidad globalizada: la historia clínica electrónica, la receta electrónica, el diagnóstico por imagen, datos de laboratorio y pruebas clínicas compartidas y telemonitorización son ejemplos claros”. Asimismo, y también esa praxis de adaptación y puesta en común debe reflejarse en la mejora de los procesos y procedimientos. Es el caso de “el impulso de estándares internacionales de información clínica o el fomento de la educación en TIC’s e interoperabilidad”.

El IDIS cree que es conveniente determinar una cartera de servicios real, accesible y universal que permita a la población tener a su alcance determinados servicios sanitarios en condiciones de equidad. Por otro lado, considera necesario crear una gobernanza del sistema sanitario (principios reguladores). “Conseguir un pacto sanitario entre todos los agentes del sector, planificar el sistema contando con las CCAA o que el papel del Estado venga marcado por su capacidad de cohesión y de liderazgo una vez definida la cartera de servicios básicos pueden ser alguno ejemplos” puntualiza Manuel Vilches.  

Eficiencia en la gestión del sistema y corresponsabilidad del ciudadano

España es uno de los países con mayor presión sobre la financiación del sistema sanitario. Por eso, los gobiernos proponen medidas para mejorar la eficiencia en la gestión de los recursos (humanos, económicos y técnicos). Tal y como señala Luis Mayero, “la colaboración público-privada ya contribuye en España a la mejora de la eficiencia del sistema sanitario público. Por ello, creemos que algunas fórmulas como el aseguramiento privado, de empresas o el modelo MUFACE podrían ampliarse para incrementar los beneficios obtenidos. Además habrá que implicar de forma más activa a la sociedad en la financiación y provisión de servicios sanitarios”. En esta propuesta de mejora de eficiencia tienen cabida otras fórmulas, entendiendo que la colaboración del sector privado y público se hace imprescindible para la sostenibilidad y solvencia del sistema. Según los datos más recientes del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, nuestro país destina aproximadamente 7.600 millones de euros al año para contratar servicios privados, “además, es destacable que todas las Comunidades Autónomas, en mayor o menor medida, recurren a la sanidad privada para la prestación de servicios públicos de salud, lo que introduce una mayor eficiencia al sistema sanitario. Cataluña, Madrid, Andalucía y Valencia son las Comunidades Autónomas que mayor cantidad destinan a esta partida”, añade el vicepresidente de IDIS.

Conciertos, convenios singulares, concesiones y mutualismo administrativo

Los conciertos, por los que se prestan servicios sanitarios empleando medios ajenos a los de la Administración sanitaria, son un elemento clave para liberar listas de espera y prestar asistencia sanitaria en áreas poblaciones con estructura insuficiente. Según el documento “La colaboración público-privada en Sanidad” anexo al Informe “Sanidad privada, aportando valor: Análisis de la situación 2014”, impulsado por IDIS, casi todas las comunidades presentan algún tipo de concierto con la sanidad privada. Las terapias respiratorias, el diagnóstico por imagen y las intervenciones quirúrgicas son los servicios sanitarios más demandados a la sanidad privada. Por ejemplo, en la Comunidad Valenciana destinan un 60 por ciento a conciertos de pruebas de diagnóstico por imagen y en Madrid un 38 por ciento a las terapias respiratorias.

Otra fórmula de colaboración son los denominados convenios singulares (en la que se realizan acuerdos con hospitales privados para ofrecer asistencia sanitaria a un área poblacional en la que no existe infraestructura suficiente). Algunos ejemplos conocidos son el acuerdo con la Fundación Jiménez Díaz en Madrid o el convenio con Povisa en Galicia. Las concesiones (en las que se puede gestionar de forma privada hospitales públicos) constituyen asimismo otra forma de colaboración entre ambos sistemas; en esta línea, destacan las concesiones en Madrid con el Hospital Infanta Elena, el Hospital de Torrejón, Hospital de Móstoles y el Hospital de Collado Villalba, así como las realizadas en la Comunidad Valenciana con el Hospital de la Ribera y los hospitales de Denia, Torrevieja, Manises y Vinalopó.

Aunque estos modelos suponen un papel importante, también hay que tener en cuenta los beneficios del mutualismo administrativo al que están suscritos 2 millones de mutualistas. Las mutualidades son un modelo de gestión eficiente, que no genera déficit y beneficia a todos: al Estado, por el coste fijo que le supone; a la sanidad pública, porque existe una menor demanda de los pacientes; a los usuarios, ya que pueden elegir el entorno asegurador que les prestará la atención sanitaria, y a la sanidad privada, por los hospitales y personal cualificado que trabaja en este sector con el máximo grado de cualificación. Sin embargo, a pesar de los beneficios que supone, es un modelo que está en peligro, ya que no cuenta con la financiación adecuada, lo que pone en riesgo su existencia. Por ese motivo, desde IDIS consideran que “extender a nuevos colectivos ciudadanos, con algún elemento común que los aglutine (asociaciones, funcionarios, zonas geográficas), planteamientos de cobertura de sus necesidades en la línea del modelo de las Mutualidades de Funcionarios del Estado generaría ahorros al sistema público”.

La sanidad privada ayuda a mejorar la accesibilidad, sostenibilidad y calidad del sistema para todos los ciudadanos. Por eso, “solo si activamos todas las palancas y nos aprovechamos de la iniciativa y de los recursos privados a través de las fórmulas de cooperación, seremos capaces de preservar el sistema de salud y los atributos de equidad que lleva inherentes” concluye Luis Mayero.

Por último, es necesario mentalizar a la población sobre la capacidad limitada del sistema sanitario y la necesaria corresponsabilidad de los ciudadanos en la utilización de servicios y prestaciones. Según Manuel Vilches, “en un momento como el actual y ante la difícil sostenibilidad del sistema es fundamental que exista una reforma sanitaria que continúe permitiendo el cumplimiento de lo establecido en la Constitución Española”.
 

 

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