El turismo de salud despega tarde, pero con fuerza
Este sector puede duplicar sus cifras de facturación en cinco años, gracias a la excelencia del sistema y sus profesionales
Cristina Alcalá / Imagen: Miguel Fernández de Vega y Joana Huertas. Madrid
A pesar de que acaba de nacer y de su lento crecimiento en España, el turismo de salud es un sector que puede duplicar sus cifras de facturación en tan solo cinco años y complementarse perfectamente con otros campos como el educativo, el cultural o el industrial. Todo ello gracias al excelente sistema sanitario (tanto público como privado) con el que cuenta, así como los profesionales que lo integran. Sin embargo, el país aún encuentra muchos obstáculos por el camino, especialmente los relacionados con la competencia en el exterior y la escasa implicación administrativa en este ámbito, según apuntan los expertos en turismo de salud invitados en el último debate de Sanitaria 2000.
Olga Ganatovska, corresponsable de Nisa Internacional; Enrique de Porres, consejero delegado de Asisa; Mónica Figuerola, directora general de Spaincares y José María Pérez de Olacoechea, director de Desarrollo Internacional de Quirónsalud y miembro del Instituto para el Desarrollo y la Integración de la Sanidad (IDIS).
El turismo de salud es un sector que acaba de emerger en España. ¿Cómo está su situación en el país? ¿Cuál es su público objetivo?
Mónica Figuerola, directora general de Spaincares: Nos encontramos en un momento histórico, porque, por primera vez, dos industrias como salud y turismo se han unido para apostar por un nuevo modelo de negocio. Probablemente se ha llegado, y no pasa nada por decirlo, tarde, comparativamente con otros mercados y con otros países de la competencia.
Enrique de Porres, consejero delegado de Asisa: Vamos con retraso en este tema y quedan muchas cosas por hacer. Para para poder alcanzar a los que se han dedicado a este sector antes, tenemos que cumplir con obligaciones.
España va con mucho retraso en este sector.
¿Cuáles son las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades para los hospitales privados en este campo?
Enrique de Porres: Entre las fortalezas, España es uno de los destinos turísticos más importantes del mundo y tiene una reconocida calidad en la asistencia sanitaria, así como en la formación de sus profesionales. Esto supone una oportunidad para el turismo de salud si se unen esos dos valores: un modelo de funcionamiento de la asistencia sanitaria fiable y una tradición en la capacidad de atracción al turista importante.
Como debilidad, los hospitales, en general, tienen un nivel de acreditación poco homogéneo, que es una de las características que han desarrollado los países que van por delante de nosotros en este asunto.
José María Pérez de Olacoechea, director de Desarrollo Internacional de Quirónsalud y miembro del Instituto para el Desarrollo y la Integración de la Sanidad (IDIS): No puedo estar más de acuerdo con Enrique. Hemos hecho un esfuerzo, es un momento histórico, como dice Mónica, pero llegamos muy tarde y, además, no tenemos el sitio que merecemos. Por lo tanto, tenemos que hacer un esfuerzo grande para ser capaces de, llegando tarde, dar algo distinto.
España tiene que competir tanto con países receptores como Turquía, que ha volcado todo su aparataje político y empresarial en ese sentido, como Estados Unidos, que es indiscutible en el tema oncológico, o Alemania, que ha sabido posicionarse antes en la parte técnica e industrial.
Hablamos de un momento histórico, pero también hablamos de retraso, ¿de qué manera está respaldando la Administración al turismo de salud en España? ¿Ayuda el Gobierno a los grupos hospitalarios privados para impulsar este sector?
Olga Ganatovska, corresponsable de Nisa Internacional: Hasta ahora no hemos encontramos ninguna ayuda. Y no solo eso, encontramos problemas, como el tema de visados, ya que el Consulado español, a veces, no quiere emitir el documento a un paciente africano, ruso u de otro país con bajo nivel económico.
El segundo problema es la competencia entre sanidad pública y privada. La primera está bien desarrollada, pero tenemos demasiada lista de espera sanitaria, mientras que la segunda sí que puede ofrecer asistencia inmediata. Muchas administraciones no quieren apoyar a la sanidad privada y solo quieren desarrollar la pública. Cataluña es un ejemplo.
La excelencia sanitaria, una ventaja en turismo de salud.
Mónica Figuerola: Por alusiones. Spaincares está en esta mesa, en parte, como representante de la Administración General del Estado. El clúster está conformado, por supuesto, por socios privados, pero hay que reconocer que si no fuera por el Gobierno, Spaincares no existiría, ya que toda la promoción internacional se hace en colaboración con Turespaña.
Ahora mismo, Spaincares es el interlocutor válido con asuntos de extranjería para gestionar, flexibilizar y evangelizar -si me permitís la palabra-, a este departamento, para que conciba la idea de que el turismo de salud es una gran oportunidad económica para el país.
Enrique de Porres: Sí, pero sin que se sienta aludida la representante de Spaincares, la realidad es la que es que desde el punto de vista de la política sanitaria de Estado, la relación entre el Ministerio de Sanidad y el sector privado es inexistente.
La privada tiene que tener un reconocimiento y una capacidad de inversión nacional para poder ser un referente internacional. La administración pública sanitaria no da facilidades para que el sector privado se revitalice, invierta y permita generar el sustrato suficiente para hacer una potente oferta a nivel internacional. Entre otras cosas porque el Ministerio de Sanidad no tiene mucha capacidad de gestión de la asistencia sanitaria, que está descentralizada en 17 autonomías.
Al igual que ha cambiado el color político en muchas comunidades, ahora estamos en un proceso de negociaciones en el Gobierno central y, de momento, no conocemos cuál será el próximo equipo. ¿Un cambio de signo político en el Ejecutivo echaría por tierra el lento crecimiento que tiene el turismo de salud?
Enrique de Porres: No debería. La sanidad debería ser una política de Estado, independientemente de quien gobierne, y el turismo de salud debería estar integrada en ella. Y, o existe una colaboración entre el sector público y el privado, o no hay política de Estado que valga.
José María Pérez de Olacoechea: Lo que le pasa a sanidad le pasa al país también. España tiene la mejor sanidad del mundo, pero la percepción está desfigurada. Es triste ver cómo somos incapaces de ponernos de acuerdo en algo tan elemental como sumar esfuerzos para traer a nuestro sector privado pacientes que están dispuestos a gastar dinero por su salud. Vamos a buscar juntos fórmulas que permitan minimizar o hacer desaparecer ese riesgo que corremos.
Mónica Figuerola: Desde Spaincares, gobierne quien gobierne, tenemos preparada una hoja de ruta muy clara, con unas peticiones contundentes, de una manera muy transversal de lo que tiene que hacer España, para realmente competir de manera seria, con rigor y con paso firme en esta carrera del turismo de salud. Desde luego, vamos a tender la mano al sector privado y al público, proponiendo ideas y marcando esa hoja de ruta para que España se convierta en un líder en turismo de salud a nivel mundial.
Olga Ganatovska, Enrique de Porres, Cristina Alcalá, moderadora del debate; Mónica Figuerola y José María Pérez de Olacoechea.
¿Tiene Spaincares un plan B por si entra en el Gobierno un partido con otro signo político, como ya ocurre en otras comunidades, y quiera revertir las concesiones en el sector sanitario?
Mónica Figuerola: El clúster tiene vocación de asociación privada en turismo de salud, ya que se constituye gracias a este sector. La privada tiene que ser independiente de las políticas públicas y tener la suficiente valentía para tirar de este carro. Evidentemente, si el sector público coopera, será mucho más fácil.
Perfil del turista sanitario en España.
¿Cómo es el turista sanitario? ¿Qué necesidades tiene?
Olga Ganatovska: Hay diferentes conceptos. El primero de ellos es el turismo de salud, o el desplazamiento del paciente para recibir un tratamiento en un país de destino. Normalmente tiene un problema de salud grave y, o tiene una solvencia económica importante o se lo paga su país.
Por otro lado, está el turismo médico, que normalmente se define como la práctica de viajar a un destino distinto del lugar de residencia para obtener tratamiento y realizar todas las actividades propias del turista. Estos pacientes vienen aquí a viajar, a descansar y a realizar un tratamiento como cirugía plástica o un chequeo. Es medicina preventiva.
¿Cuánto gasta, de media, este turista?
Olga Ganatovska: Si hablamos de un turista que viene solo a viajar y recibir un tratamiento de cirugía plástica o un chequeo, son entre 3.000 y 5.000 euros. Pero si el paciente viene por una enfermedad grave, la media es de 20.000 a 30.000 euros por persona al mes.
Mónica Figuerola: Desde Spaincares queremos ser muy claros en la definición de qué es paciente, qué es turismo de salud, qué es turismo médico, qué es turismo sanitario y qué es medicina turística.
Enrique de Porres: Hay que diferenciar lo que es el turismo de salud de lo que es la asistencia sanitaria a terceros. El turismo médico no ha tenido buena prensa entre los profesionales porque, hasta ahora, atendíamos a pacientes para que se beneficiaran de nuestro sistema sin tener que hacer frente a costes. Esta situación no ha cambiado hasta que no habido un buen mecanismo de compensación de los costes de asistencia.
¿Funciona bien este mecanismo?
Enrique de Porres: Va mejor desde que apareció la norma de la asistencia sanitaria transfronteriza, que establece mecanismos de compensación entre países.
José María Pérez de Olacoechea: La Ley 2011/24, referente a la Prestación Sanitaria Transfronteriza, debería haber estado transpuesta en todos los países en 2014. Nuestro país es uno de los grandes beneficiados porque, hasta su aprobación, perdía cerca de 600 millones de euros al año.
En esta carrera por el turismo de salud, ¿los grupos hospitalarios están colaborando entre sí o están yendo por su cuenta?
El viaje de Spaincares al Golfo Pérsico.
Mónica Figuerola: Un ejemplo reciente lo tuvimos hace unas semanas, cuando Spaincares organizó una misión comercial a tres países de la zona del Golfo Pérsico y fue de la mano de cuatro de sus clínicas, generando una imagen conjunta de la Marca España. El sector sanitario privado tiene voluntad de colaborar.
Enrique de Porres: Nosotros no lo vemos como una carrera en solitario, sino que debería ser una política de Estado. Lo cual no quiere decir que mientras se va consolidando esta industria del turismo de salud, cada empresa haga lo que pueda por mejorar su capacitación.
España está muy lejos todavía de tener eso organizado. Además de tener un clúster dedicado a este sector, debemos formar a nuestros profesionales, incluido en el idioma; el nivel de hostelería de los centros sanitarios debe ser equivalente al de los países de la competencia; y debemos tener capacidad de influencia sobre los intermediarios. Todo es una estructura que hay que ir desarrollando en conjunto, no lo puede hacer una empresa ni un grupo hospitalario, tiene que ser general, dentro de la política sanitaria del país.
Mónica Figuerola: Y la política empresarial.
Enrique de Porres: Y empresarial, claro, porque, en el fondo, lo que se está pretendiendo con el turismo de salud es hacer que este sector sea de más calidad y aporte más valor.
José María Pérez de Olacoechea: No hay que olvidar que el éxito del otro también te beneficia. Es tanto el espacio por correr, tanto lo tarde que llegamos y lo mucho que han hecho otros, que cualquiera que haga algo que sea un éxito ayuda los demás.
¿Qué países hacen sombra a España en el turismo de salud?
Enrique de Porres: Todos.
Olga Ganatovska: Bueno, todos no. Hay muchos países que nos hacen sombra en especialidades o tecnología, como por ejemplo, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos, Bélgica, Francia, Italia, Israel, Suiza o Japón.
Pero luego hay otros que tienen precios de asistencia sanitaria muy bajos, como Turquía, República Checa, Polonia, China o Singapur. India, por su parte, empieza a tener mala fama porque los médicos no tienen tanta experiencia como en países europeos, pero sí precios bastante baratos.
Un momento del debate 'Turismo de salud en España' celebrado en el plató de Sanitaria 2000.
Estamos diferenciando países que nos superan porque son mejores en sus especialidades y otros porque tienen precios más baratos.
Enrique de Porres: Hay dos mecanismos de competencia: el precio y las especialidades. Tenemos que tener claros nuestros objetivos a corto y medio plazo, porque hay muchos países que nos llevan la delantera, no porque tengan mejor Medicina, sino porque han estructurado antes la oferta de la asistencia sanitaria.
Mónica Figuerola: Evidentemente, hay países que nos hacen la competencia, pero vamos a pensar en positivo. Por ejemplo, que a Rusia le interesa mucho más venir a España por el tema de la devaluación del rublo que a Alemania. Apostemos por los rusos y asumamos el puesto de Turquía. Pero también con Israel, que no quiere aceptar más turistas de salud porque están saturados. O vamos a pensar en Estados Unidos donde, desde los atentados del 11 de septiembre, los pacientes procedentes de los Países del Golfo Pérsico no se sienten bien tratados. Pero también tenemos puntos fuertes, como una legislación en reproducción asistida como ningún otro país de Europa.
José María Pérez de Olacoechea: El reto es que, aun habiendo llegado tarde, tenemos que encontrar palancas que nos diferencien de otros mercados. Y es muy importante también que seamos capaces de trabajar en equipo con la Administración, para ocupar el sitio que nos merecemos en Europa.
Olga Ganatovska: Aunque llegamos tarde, España tiene una medicina espectacular pero se vende muy mal. La privada tiene que venderse mejor, con apoyo del Estado, de Spaincares, de los hospitales y de los profesionales. Tenemos posibilidades, pero tenemos que hacer un esfuerzo.
CONCLUSIONES:
Conclusiones del debate.
Enrique de Porres: España tiene potencial para colocar el turismo de salud al mismo nivel que tiene el turismo convencional en el extranjero. Lo que hace falta es la convergencia de los intereses empresariales con los políticos y los sanitarios. Para conseguirlo, es necesario crear plataformas donde se integren políticas y a otros sectores, como el deportivo, el de ocio, el de la cultura… para que, al final, el que viene aquí a operarse tenga una estancia placentera y vuelva a su país recomendándonos.
El sector privado tiene que ser uno de los motores de esta industria. Lo va a ser seguro, porque como la política sanitaria española nos da poca cancha a nivel nacional, no tenemos más remedio que mirar para afuera.
Mónica Figuerola: España se merece estar en los tres primeros puestos a nivel europeo. Nuestro objetivo es duplicar cifras tanto en facturación como visitas de aquí a 2019, pero, para ello, es fundamental una apuesta política. Desde aquí pido a las autoridades que nos vayan a gobernar en los próximos años que si apuestan, apuesten de verdad, no solamente a nivel de inversión pública en promoción, sino también en la agilización de visados, temas consulares, etc. Pero también tiene que haber una inversión clarísima por parte del sector privado.
José María Pérez de Olacoechea: Creo que vamos por buen camino, pero la clave es generar confianza fuera para que vengan, porque una vez que vienen lo tenemos todo. Desde luego nuestro grupo, Quirónsalud, apuesta fuerte por el tema internacional. No solo queremos traer pacientes. Ese debe ser un resultado de otras muchas cosas que vamos a hacer, porque si solo quieres traerles, lo conviertes en algo muy mercantilista.
Olga Ganatovska: Sí, creo que en España hay muchos puntos débiles de momento. Por ejemplo, el tema de idiomas en los hospitales, porque hay pocos donde se hablen todos los idiomas o donde haya alguien que hable inglés durante 24 horas. Así como el tema de visados y el acceso a España.
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