Lunes, 21 de marzo de 2022   |  Número 145
IMQ advierte de que el 80% de los niños sufre otitis antes de cumplir los dos años de edad
Más de 1.500 millones de personas en el mundo tienen algún grado de pérdida auditiva, de las cuales unos 430 millones presentan una pérdida de audición incapacitante
Iñigo Ucelay Gallastegui, especialista en Otorrinolaringología de IMQ.

Según constata la Organización Mundial de la Salud (OMS) en su Informe Mundial sobre la Audición, más de 1.500 millones de personas en el mundo tienen algún grado de pérdida auditiva, de las cuales unos 430 millones presentan una pérdida de audición incapacitante. Asimismo, en el informe se refleja que el número de personas con pérdida auditiva incapacitante puede duplicarse de cara al año 2050. Además, el porcentaje de personas afectas por este problema de salud aumenta con la edad, siendo el grupo de mayores de 65 años el más prevalente.

Tal y como destaca el Dr. Iñigo Ucelay Gallastegui, especialista en Otorrinolaringología de IMQ, «se considera que existe una pérdida de audición cuando el umbral auditivo, es decir, la intensidad mínima de sonido capaz de impresionar el oído humano, supera los 20 decibelios (dB), siendo incapacitante aquella que supera los 35 dB».

Causas

Las causas de la pérdida de audición son variables y dependen del grupo de edad. Una de ellas es la sordera de nacimiento. «En nuestro entorno, uno de cada mil recién nacidos presenta sordera congénita. Las causas más frecuentes en este caso son las de origen genético y las infecciones intrauterinas. Otros factores de riesgo a destacar son el bajo peso al nacer y las complicaciones en el parto. El bebé que no oye bien tendrá dificultades para hablar y comunicarse, lo que afectará a su desarrollo emocional, social y escolar».

En la infancia también son muy frecuentes las otitis. De hecho, son, con diferencia, la causa más frecuente de pérdida de audición. «Alrededor del 60% de los niños y niñas ha padecido un cuadro de otitis media antes del año y un 80% la han sufrido al cumplir los dos años de edad».

En los adultos, «la exposición al ruido a lo largo de la vida es determinante como acelerador del envejecimiento del oído. Otras enfermedades del oído como la otosclerosis o la enfermedad de Menière, que se desarrollan en edad adulta, son causas frecuentes de pérdida de audición», destaca el especialista de IMQ.

Al margen de las anteriores, existen otras causas independientes de la edad como son «el trauma acústico (ruido breve de alta intensidad, como es un petardo, por ejemplo), la presencia de patología del oído externo (tapones de cerumen u otitis externas), la toma de medicamentos ototóxicos (que tienen un carácter nocivo, temporal o permanente, para el oído) y las enfermedades inflamatorias (intestinales, reumáticas…) entre otras».

Consecuencias

El Dr. Ucelay Gallastegui recuerda que la audición es la vía habitual para adquirir el lenguaje. «La sordera implica retraso en el lenguaje, sobre todo, si es congénita, pudiendo comprometer el desarrollo cognitivo y académico de los menores. Además, puede acarrear trastornos emocionales y empeorar las expectativas laborales y profesionales a cualquier edad. La sordera es un factor muy importante de aislamiento social».

Prevención

Según enumera, los pilares para reducir la probabilidad de sufrir una pérdida de audición son la prevención, la detección y el tratamiento precoz.

«En primer lugar, debemos concienciar a la población de la importancia de cuidar de los oídos. De manera general, contamos con un programa de detección precoz de sordera infantil que permite diagnosticar pronto la sordera e iniciar el tratamiento y estimulación en edades tempranas, permitiendo el acceso al lenguaje oral y al desarrollo de sus capacidades de comunicación», destaca el otorrinolaringólogo.

La detección y tratamiento precoz de las infecciones y otras enfermedades del oído son claves igualmente. «Es aconsejable consultar con un otorrinolaringólogo en caso de sospecha para abordar el problema cuanto antes e iniciar un plan individualizado de recuperación. En ocasiones, la solución puede ser quirúrgica».

Otros consejos que pone de manifiesto por el Dr. Ucelay Gallastegui son «limitar la exposición a ambientes ruidosos, tanto laborales como de ocio, utilizar protección acústica adecuada y evitar o reducir la administración de medicamentos ototóxicos siempre que sea posible. Además, es recomendable realizar un control anual. En personas con riesgo de padecer una pérdida de audición o que ya se haya instaurado ésta, es posible que los controles tengan que ser más frecuentes».

El especialista de IMQ concluye indicando que «las técnicas de microcirugía del oído, así como las prótesis auditivas, los implantes cocleares y los implantes osteointegrados han experimentado un gran avance en los últimos años, permitiendo que la gran mayoría de los pacientes recuperen su capacidad de audición».

La OMS calcula que, en todo el mundo, la sordera implica un coste sanitario, de apoyo educativo y social cercano a los 900.000 millones de euros.

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