Viernes, 15 de noviembre de 2019   |  Número 119
Innovación, sello de identidad del sector sanitario privado
Editorial

Un país que utiliza la innovación como motor es un país evolucionado. La innovación vista desde una perspectiva general transversal no puede ser interpretada en ningún caso como un motivo de gasto, ni coartarla como una solución de ahorro, si no que solo cabe entenderla como una fuente de inversión a corto plazo y de generación de riqueza en el medio y largo plazo. La inversión en innovación e investigación pasa por ser una de las más importantes soluciones a los problemas de sostenibilidad de la demanda sociosanitaria que se encuentran actualmente los países desarrollados.

Cualquier informe actual que se emita sobre la situación de nuestro sistema sanitario desprende la imperiosa necesidad de afrontar reformas estructurales que deben ir en contra de la implementación de medidas de ahorro drásticas cortoplacistas que impidan la promoción de los sectores tradicionalmente innovadores que solo llevan a la imposibilidad de permitir el acceso de la población a los tratamientos más novedosos que pone el mercado a su disposición.

En definitiva, de cara a la financiación de la innovación, es imprescindible establecer planes estratégicos integrados que favorezcan la colaboración público-privada teniendo en cuenta la necesidad de dar una oferta equitativa en todos los territorios del Estado y las necesidades que puede cubrir cada entorno, actuando coordinadamente en un contexto de buenas prácticas y de políticas de innovación socialmente responsables.

Una cultura asentada y afianzada en el área de I+D+i favorece sin duda la eficacia, eficiencia y efectividad de los servicios sanitarios y redunda además en la consecución de los mejores resultados de salud posibles en términos de calidad, seguridad y capacidad de acceso para el paciente con una mejora evidente de las funciones asistenciales de los profesionales sanitarios.

La Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) ha destacado, en su último número de Papeles de Economía “Medicamentos, innovación tecnológica y economía”, el “intenso proceso” de innovación y cambio tecnológico que viven los fármacos y la industria farmacéutica, una transformación protagonizada por los avances de la biología, bioquímica, biotecnología, de las tecnologías de la información y digitales y de las mismas ciencias médicas, pero también por los cambios estructurales en el sector sanitario y en la demografía de muchos países.

Este nuevo documento analiza el proceso de transformación de la industria farmacéutica. “Una encrucijada entre innovación de alto coste, acceso a las nuevos medicamentos y sostenibilidad, que exigirá reorganizar y hacer frente al futuro con innovaciones en el terreno legislativo y organizativo que exigirán reformas estructurales que serán difíciles porque afectarán a diversos intereses, con fundamento en conocimientos científicos, los sistemas sanitarios”.

En la actualidad, hay más de 7.000 moléculas en desarrollo, siendo las áreas terapéuticas más importantes el cáncer, las enfermedades neurológicas, las enfermedades infecciosas y las enfermedades inmunológicas. Gracias a los nuevos medicamentos, por ejemplo, la tasa de muerte estandarizada por edad asociada al VIH ha bajado en un 92% y desde 1991 se han reducido las muertes por cáncer en un 21%. Se estima que la tasa de muerte cardiovascular ha disminuido por encima del 40% en Europa. Además, los nuevos fármacos están revolucionando el tratamiento de la hipercolesterolemia y se han realizado importantes avances en el campo de la diabetes, además de en otras patologías. La hepatitis C es un ejemplo reciente de una auténtica revolución terapéutica pues se alcanzan tasas de curación total superiores al 90%.

La publicación destaca que la industria de tecnología sanitaria con los avances disruptivos en diagnóstico, tratamiento y generación de evidencia, y la industria farmacéutica viven un intenso y acelerado proceso de innovación y cambio tecnológico.

A tenor de lo expuesto un hecho reciente puesto de manifiesto por los medios de comunicación es que el sistema público de salud haya necesitado de donaciones particulares para actualizar la tecnología para el diagnóstico y tratamiento del cáncer por su obsolescencia en determinados casos. Pero se podrían mirar otros signos que nos deberían de avisar que las cosas no están yendo como deben, como las exasperantes listas de espera, el tiempo medio que están tardando en entrar en la financiación pública los medicamentos nuevos, o por poner un último ejemplo, el hecho de que haya Comunidades Autónomas sin cirugía robótica en el sector público habiéndola en el sistema privado, un avance de primer nivel alejado de los ciudadanos de bastantes comunidades autónomas que no tienen opción de acceder al sector privado a pesar de las ventajas que implican para su salud y su calidad de vida, únicamente por cuestiones ideológicas, o lo que es peor, por el temor al qué dirán.

Es patente que el sistema público de salud es cada día más insuficiente también en innovación y tiene más dificultades de financiación, equidad y cohesión que hacen que se encuentre necesitado de una reforma global que lo adapte a los tiempos que vivimos y que la sociedad demanda.

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