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Viernes, 06 de julio de 2012   |  Número 34
primer plano
Juan carlos lópez, editor de 'nature MEDICINE'
“El sector privado sabe más de innovación porque tiene una mente más empresarial”
Ha pronunciado una conferencia en la jornada con la que el IDIS celebró su segundo aniversario

Enrique Pita / Imagen: Pablo Eguizábal. Madrid
Juan Carlos López, editor de la prestigiosa revista científica Nature Medicine, pronunció una conferencia en la jornada con la que el IDIS celebró su segundo aniversario en la que abordó el valor de la innovación en tiempos de crisis y destacó el papel que debe jugar el sector sanitario privado en el cambio de paradigma a la hora de evaluar el trabajo de los investigadores. Así, en su opinión, estos debe ser evaluados en función de la consecución de hitos, y a medida que se alcancen, ampliar la financiación, algo que, según ha señalado, ya se hace en la empresa privada.
 

¿Cómo valora el interés del sector privado español en la innovación en un momento económico de crisis como el actual?

Esta audiencia es muy diferente de las audiencias a las que normalmente me dirijo, porque mi trabajo interactúa más con científicos que se encuentran abajo en la cadena de la sanidad, gente que está empezando a descubrir terapias. En este caso, la audiencia está más interesada en cómo mejorar la calidad de la atención médica que se le da al paciente.

La intersección de la innovación según yo la veo con la visión que tiene esta audiencia es bastante menor que la intersección que hay con la gente a la que normalmente me dirijo, pero aun así, me parece que hay aspectos en cuestión de innovación que este grupo tiene que escuchar y que tienen que ver con el hecho de que, pese a que se ha invertido mucho en ciencia y que todo el mundo quiere que se invierta más en investigación básica, la innovación que realmente se traduce en avances médicos no viene normalmente determinada por esa inversión, sino que muchas veces los hallazgos que tienen más importancia en biomedicina terminan siendo descubrimientos mucho más modestos y que no son tan visibles como lo que uno espera de la inversión que los gobiernos hacen en investigación.

En otras palabras, cuando un Gobierno invierte en investigación la forma de evaluar a sus investigadores es viendo dónde publican, si son visibles sus trabajos, si son citados. Estas medidas están muy bien, pero no es una indicación directa en absoluto de su valor como innovación biomédica, porque esta investigación se refiere a llegar al mercado con una terapia. Hay una desconexión en esta cultura de evaluar a los científicos a través de sus publicaciones con lo que realmente se necesita para tener una terapia viable en el mercado. Esta desconexión es lo que me ha llamado mucho la atención a medida que lo he observado.

Esa desconexión de la que habla, ¿es a nivel global o se aprecia más en algunos países?

Hasta ahora ha sido a nivel global porque la forma de valorar a los científicos es la misma en todos los sitios. Existen algunos países que están empezando a darse cuenta de que evaluar a los científicos de esta forma funciona para ciertas cosas, pero en cuestión de innovación y de llevar nuevas terapias a la clínica no es quizá la mejor manera de evaluar a estos investigadores. Hay gente que está empezando a evaluar investigadores en función de las patentes que se generan, pero esto tiene ventajas y desventajas. Hay también otros países que están más interesados en qué tanto se licencian estas patentes, lo que supone un paso más adelante y es más útil.

Por último, hay otros países que están tratando de ser más inventivos y están empezando a ver este tipo de investigación más aplicada, del mismo modo que una compañía lo puede ver. En una compañía si uno empieza con un proyecto hay que ir alcanzando hitos, y si no se alcanzan, el proyecto se para, pero los académicos no están acostumbrados a esto, y es en cierto modo traumático porque se preguntan por qué se les va a quitar el dinero si se ha trabajado bien aunque no salga el proyecto. Bueno, pues es lo que se necesita para meter presión y para que solo los proyectos que son realmente viables desde el punto de vista comercial o de aplicación clínica sean los que tengan prioridad.

Dinero nunca hay para mantener todos los proyectos, y esta sería una forma de establecer prioridades. Hay diferentes formas de hacerlo, pero este último modelo basado en hitos es algo que solo ahora está empezando a adoptarse, no es algo común.

¿Se nota predisposición por parte de los científicos a ser evaluados por hitos?

Los científicos siempre quieren tener dinero. Para ellos, las cosas funcionan un poco al revés. Tienden a moverse en la dirección en la que hay dinero: si hay dinero en un modelo que tiene que ver con hitos, ellos irán con ese modelo porque les merece la pena. Así, se acoplarán al modelo que haya porque siempre querrán tener dinero para sus proyectos.

Lo que no ha habido es una reflexión a nivel estructural, de directrices de los propios sistemas nacionales para decir “esta es la dirección en la que queremos ir”. Creo que si algún país decide que esta es la forma en la que se va a financiar la investigación biomédica, los científicos podrán protestar todo lo que quieran, pero si ahí están los recursos y esas son las reglas del juego, se adaptarán.

Juan Carlos López.

¿Hay más predisposición en el sector privado hacia la innovación que en el sector público?

El sector privado sabe más de innovación porque tiene una mente más empresarial: “invierto tanto y quiero tales resultados en tal plazo”. Este modelo de hitos no es nada nuevo, es como se hace en la industria farmacéutica. Si el proyecto no cubre las metas de toxicología, se deja, no se avanza más. En la cultura privada esto es lo normal.

Habla de la industria farmacéutica, pero ¿se puede extrapolar esta mentalidad a la asistencia sanitaria privada?

No sé si en el caso de los hospitales privados hay menos disposición a hacer investigación temprana. El tipo de investigación que quizá le interesa a un centro de asistencia es más investigación clínica, que puede ser en el nivel de casos específicos o mejorar la práctica médica en el hospital en cuestión o en una serie de hospitales.

Como la inversión que se requiere para hacer investigación básica que lleva a la aparición de nuevas terapias cuesta mucho dinero y mucho tiempo, las vistas que tienen los centros de atención privados no pueden ser tan largas, no pueden tener plazos tan largos, simplemente porque puede haber accionistas que quieren tener retornos de su inversión en plazos más cortos o porque los presupuestos no dan para hacerlo así, y por tanto quizá es un tipo diferente de investigación.

En ese sentido, lo que tendrían que pensar los centros privados es cómo establecer relaciones con centros académicos. Es decir, cofinanciar la investigación pero determinar desde el principio quién se queda con la propiedad intelectual, cuáles son las reglas del juego, cuáles son los plazos. Este tipo de interacciones son quizá las más viables porque el gasto es mucho y los recursos están puestos en los centros públicos, en las universidades, etc. Reinventar la rueda para un centro médico privado va a ser muy costoso y quizá no sea el camino, sino que en mi opinión debe ser más bien buscar interacciones y proyectos conjuntos de esta naturaleza.

En España se debate sobre la necesidad de avanzar por el camino de la investigación en red, que parece que es lo más obvio con las posibilidades actuales. ¿Hay mucho que avanzar en este sentido?

¿Cuál es el objetivo que uno quiere con la investigación en red? Si lo que uno quiere es simplemente acceder a fondos porque existen fondos para financiar investigación en red, entonces la red se creará de manera artificial y su productividad quizá no sea la óptima.

Si bien es cierto que se necesita hacer más investigación en red, esta red no puede determinarse de una forma artificial, dictada por quienes dan el dinero, sino que tiene que nacer producto de intereses comunes y de complementariedad en lo que un grupo sabe hacer y el otro sabe hacer. En ese sentido sí se necesita mejorar un poco en cuanto a cómo se piensa sobre cómo avanzar en la investigación en red.

¿Cree que el programa europeo Horizonte 2020 es una buena iniciativa para que Europa se dote de un sistema de investigación continental?

Si hay inversión siempre será bienvenido, pero me pregunto cómo se van a evaluar los resultados de los proyectos. ¿Vamos a evaluarlos en cinco años? Es un plazo muy corto porque desarrollar algo que llegue a la clínica o que tenga posibilidades de llegar requiere diez años, por lo que tendríamos decepciones. Este es el problema: no hay continuidad a largo plazo.

Un ejemplo muy interesante es Singapur, donde hay mucha estabilidad política. Allí han tomado la visión de mirar a veinte años y los proyectos se miran en plazos larguísimos. En Occidente, donde hay más cambios de gobierno, es impensable hacerlo así. Por tanto, es un problema trascender a los cambios de gobierno.

Juan Carlos López.

En EEUU una de las cosas que hay para tratar de trascender esto es la financiación filantrópica. Fundaciones como la Fundación Gates u otras están ahí, tienen dinero y seguirán invirtiendo hasta que encuentren soluciones para lo que se han propuesto. Esa continuidad la pueden dar porque operan independientemente del Gobierno. Uno de los problemas de las iniciativas europeas es que nunca se trabaja con plazos tan largos.

¿Cree que la sociedad es consciente de los avances que se producen en investigación?

Creo que la sociedad se entera si son avances científicos de interés, pero no son realmente avances médicos. Lo que uno puede leer en un periódico respecto al descubrimiento de un tratamiento preclínico para una enfermedad concreta no tiene mucha importancia, porque es preclínico y la gente empieza a desensibilizarse.

La gente no se entera de cuando algo se aprueba y llega al mercado a menos que sea algo que uno padece. Si alguien tiene cáncer de ovario y hay una nueva droga que ha salido al mercado, entonces se entera y piensa “esta es una droga española, qué bien”. Pero se entera de manera muy personal.

¿Cree que eso puede suponer un problema para la investigación?

No es tanto un problema. Los éxitos son muy pocos y no son tan tangibles. Tomemos el ejemplo del cáncer de ovario y la nueva droga diseñada por Pharmamar, que es una compañía pequeña y aun así se lanzaron a un ensayo clínico que costó mucho dinero hacer. Esa es la excepción, pero lo más común es que si hay algún avance en una compañía española se avance un poco y en cierto tiempo, si va bien, el coste es demasiado para poder soportarlo y entonces alcanza un acuerdo con otra compañía, cualquier interesada, y ellos son los que hacen el avance. Entonces tenemos una nueva droga para curar cierta enfermedad. Pero no se ve como algo que la ciencia española ha hecho, aunque puede que sí lo haya hecho.

¿Cómo puede uno darle valor a este descubrimiento si finalmente lo ha hecho otra compañía? ¿Puede contarse como un avance hecho por una compañía española? La respuesta es no, la sociedad no lo va a entender, no va a entender que sea un descubrimiento español licenciado por otra compañía.
 

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