Debido a su prevalencia y a los altos costes socioeconómicos que conlleva, la insuficiencia renal crónica (IRC) constituye en la actualidad uno de los principales problemas de salud en España. Centrándonos en la terapia renal sustitutiva (TRS), según la Sociedad Española de Nefrología (SEN), su incidencia anual es 134 pmp, y analizando por grupo de edad, esta incidencia se multiplica por cuatro hasta alcanzar los 413 pmp para las personas que se encuentran entre los 65 y 74 años.
Luis Vargas, director general de Diaverum.
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Concretamente la hemodiálisis, lejos de descender, su incidencia se está incrementando en los últimos años hasta llegar a 106 pmp, tras el mínimo marcado en el año 2012 con 96 pmp. Analizando la evolución de prevalentes en TRS, se ha pasado en los últimos años de 1.001 pmp a 1.179 pmp en 2014. Para el caso de la hemodiálisis, su crecimiento, aunque lento, ha sido constante, pasando de 458 pmp en 2006 a 500 pmp en 2014.
Se estima que en España alrededor de 48.600 pacientes (el 0,1 por ciento de la población) viven gracias a las distintas modalidades de tratamiento sustitutivo de la IRC. ¿Qué podemos hacer para que el tratamiento sea sostenible?
Como punto de partida, poner al paciente en el centro de todas las acciones y abordar el desafío desde un punto de vista multifactorial; mejorando la detección precoz de las enfermedades que causan la IRC, optimizando el tratamiento médico/farmacológico, aplicando el concepto de “cuidado integral” e incidiendo sobre la coordinación de los recursos existentes, apoyando activamente la política de trasplantes, desarrollando las TIC, etc.
Colaboración público-privada y el reconocimiento de la especialización son claves en el abordaje presente y futuro. La cercanía asistencial es básica y por tanto, cada vez más, los hospitales se centran en aquellos casos de origen agudo, traspasando a unidades extra-hospitalarias aquellos de recurrencia crónica.
La tendencia es clara, una red atomizada de clínicas en comunicación permanente con los servicios de Nefrología de los hospitales de referencia, que acerca el tratamiento al paciente, minimiza sus tiempos de desplazamiento y garantiza estándares de calidad al más alto nivel.
Este proceso no tiene lugar únicamente en España sino que se trata de una tendencia global que requiere niveles de inversión elevados, basados en la eficiencia fruto de la especialización. En este sentido, la colaboración público-privada a través de las concertaciones que se llevan a cabo en las distintas comunidades autónomas es el cauce para poder abordar inversiones que de otra manera hubieran sido inviables.
Es positivo constatar que el nivel de exigencia de los conciertos que regulan este tipo de inversiones/servicios es cada vez mayores. En la redacción de los pliegos participan de manera cada vez más fluida tanto la Administración (consejerías de Salud), sociedades de Nefrología de las distintas comunidades autónomas, hospitales de referencia y asociaciones de pacientes. Mediante requisitos de solvencia y valoración (tanto objetiva como subjetiva) cada vez más exigentes, las empresas adjudicatarias acometen las inversiones y prestan el servicio con los niveles de calidad y seguridad más elevados.
Empresas de referencia en el sector exigen elevados criterios de calidad, valorables y que permitan la diferenciación; orientados a la reducción del índice de mortalidad y días de hospitalización en las unidades extra-hospitalarias. El que los pliegos incluyan comisiones de seguimiento, participadas por la administración, especialistas públicos e incluso pacientes y con cláusulas de penalización en caso de incumplimiento, garantizará la homogeneidad del mismo durante la vida del concurso y además servirá como referencia no sólo para las unidades concertadas sino también para aquellas ubicadas en hospitales públicos.
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