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Viernes, 23 de noviembre de 2012   |  Número 41
tribuna
RAFAEL HUERGA, DIRECTOR DE CALIDAD DE HOSPITALES NISA
“La excelencia no es un acto, sino un hábito”

Desde el Génesis de la sanidad privada en los años 60 hasta la actualidad, las instituciones sanitarias privadas han seguido una evolución constante para adaptarse a cada situación y superar avances y crisis a lo largo de los años.

Rafael Huerga.

En este continuum de evolución y adaptación, se ha pasado por diferentes etapas. Hay dos destacables: la primera fue la de apostar por las nuevas tecnologías en la década de los sesenta y la segunda, durante los años noventa, cuando empieza a apostarse por la calidad.

Así pues, en los años sesenta se empieza a tomar conciencia sobre la seguridad de los pacientes. En aquel tiempo el profesor Avedis Donabedian, dio el primer paso en ese sentido estableciendo normas de calidad basadas en la estructura, el proceso y los resultados. Estas normas por su estructura complicada para adaptarlas a las instituciones privadas así como por provenir de otra cultura y una organización sanitaria diferentes, fueron de poca adaptación en la sanidad en España.

Las normas que hasta los años noventa se desarrollaron en Europa y por ende en nuestro país fueron las ISO 9000 de 1994 y estaban principalmente dirigidas a organizaciones que realizaban procesos productivos. Por los tanto, su implantación en las empresas de servicios planteaba muchos problemas. Esto fomentó la idea de que eran normas excesivamente burocráticas.

Con la revisión de 2000 se consiguió una norma menos pesada, adecuada para organizaciones de todo tipo, aplicable sin problemas en empresas de servicios e incluso a las organizaciones sanitarias.

La seguridad de los pacientes, prioridad en la asistencia sanitaria privada, entraña riesgos potenciales ya que no existe un sistema capaz de garantizar la ausencia de eventos adversos porque se trata de una actividad en la que se combinan factores inherentes al sistema con actuaciones humanas.

En los países desarrollados, se estima que hasta uno de cada 10 pacientes hospitalizados sufren daños como consecuencia de la atención recibida. En el mundo en desarrollo la cifra sería, probablemente, mucho mayor.

Desde sus inicios, la sanidad privada siempre ha establecido procedimientos de trabajo para “hacer las cosas bien” y no solamente eso, sino para mejorar las cosas bien hechas y ganar así en calidad. De ahí que las instituciones sanitarias privadas se esfuercen por disponer de certificados de calidad que en la medida de lo posible garanticen la seguridad de los pacientes.

La implantación de normas de calidad ofrece un valor diferenciado que se consigue a través de la innovación y la mejora continua. Todo ello desde una visión de conjunto que garantice la coherencia entre los procesos, teniendo en cuenta las interacciones entre ellos y las necesidades de los pacientes. Por ello, los sistemas de  gestión por procesos deben estar diseñados como un conjunto de actividades que conforman un servicio y por las que pasan nuestros pacientes a los que tenemos que aportar valor.

Debemos gestionar el servicio que prestamos, la interacción con nuestros empleados, con el cliente, las esperas y la recepción que tiene nuestro cliente. En el diseño de estos procesos, debe estar incluida cada vez más la gestión ambiental. O sea, que la gestión por procesos es un elemento estratégico que garantiza en la medida de lo posible, “la seguridad del paciente”, y en el debe implicarse toda la cadena de valor. La única forma de conseguir esto es interiorizarla en el quehacer diario, que no suponga una actividad redundante o un esfuerzo extra.

La seguridad del paciente debe ser una prioridad en la asistencia sanitaria y por ello en el diseño de los procesos. Los procesos son complejos y entrañan riesgos potenciales, por ello debemos diseñar sistemas de trabajo que minimicen los efectos adversos. Hay que tener puntos de control para la detección de errores, su registro, y análisis de la información recogida, para mejorar la sistemática de trabajo.

Para ello se deben tomar una serie de acciones tales como:

- Identificar el incidente: Ej., monitorizar las infecciones asociadas a las estancias en el hospital (UCI-Adultos,...) y  establecer  un sistema de comunicación de los incidentes

- Priorizar los incidentes críticos: preparar informes con la información recogida que será  analiza en los diferentes comités.

- Crear planes de acción.

Todo esto de forma resumida es lo que vienen haciendo las instituciones privadas para mantener su prestigio y competitividad. Una forma de actuar que está logrando que la sanidad privada aguante y capee el temporal que es esta crisis.

Para terminar, y como esencia de lo que se hace en las instituciones privadas, haré referencia a Aristóteles cuando instruía a Alejandro Magno y le decía:

“La excelencia es el arte que se alcanza a través del entrenamiento y del hábito, nosotros somos lo que hacemos repetidamente, la excelencia entonces, no es un acto, sino un hábito”

 

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