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Viernes, 14 de junio de 2013   |  Número 49
SANIDAD AL DÍA
JORNADA SOBRE INNOVACIÓN RESPONSABLE DEL OBSERVATORIO ZELTIA
La implicación del capital humano, clave para afrontar el futuro de la innovación responsable en las empresas
Las organizaciones en general deben generar una cultura interna de RSC que emane desde las cúpulas directivas al resto de departamentos

Redacción. Madrid
“La innovación se encuentra íntimamente relacionada con la sostenibilidad y la responsabilidad social en tanto en cuanto se centra en extraer el mayor valor económico y social con el menor uso de recursos”, ha explicado Germán Granda, director general de Forética, durante su intervención en la jornada “Innovación responsable, un reto para el siglo XXI”, organizada por el Observatorio Zeltia, la Cátedra “Innovación, Salud y Comunicación” y Forética. En este contexto, el experto es consciente de que “una nueva forma de hacer las cosas puede generar procesos de profunda convulsión y destrucción de valor para algunos sectores y agentes económicos”. Una innovación es responsable “cuando aporta una contribución neta positiva en los ámbitos económico, social y ambiental”.

Los ponentes de la jornada “Innovación responsable, un reto para el siglo XXI”.

El doctor Fernando Mugarza, director de Comunicación del Grupo Zeltia, ha dicho de la innovación responsable que “es un agente de cambio dentro de las empresas y está vinculada fundamentalmente al capital humano”.

Para responder a los retos que plantea esto en nuestro país, las organizaciones en general, y especialmente las del ámbito sanitario, “deben generar una cultura interna de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que emane desde las cúpulas directivas al resto de eslabones o departamentos, con especial énfasis en las áreas de I+D tradicionales”. En este sentido, “Zeltia es un buen ejemplo de empresa comprometida con este concepto tanto en sus fines como en sus procesos, en sus productos y en su gestión de la innovación”.

Según el doctor Mugarza, la innovación responsable “no es sólo creatividad, tecnología o procesos; afecta tanto a grandes empresas como a pymes, y es voluntaria siempre y cuando se ajuste a la ley y demás normas donde se imbrica”. Además, “supone innovar en cualquier área de una organización de una forma ética, ajustada a los principios básicos de la RSC, puesto que se trata de un concepto novedoso paralelo a su desarrollo”, afirma. Por otro lado, la innovación responsable “obedece a un proceso y sistema de gestión que incluye a todos los departamentos de la organización, y es una palanca de generación de valor añadido y de mejora de la productividad y competitividad de las empresas. Al evolucionar el concepto de ‘innovación abierta’, envuelve a grupos de interés tanto externos como internos a la organización”.

Innovación y sostenibilidad, dos conceptos interrelacionados

Yolanda Erburu, vocal de la Comisión de Comunicación del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS), ha dicho que “la innovación y la sostenibilidad a largo plazo de una empresa son dos conceptos que están íntimamente unidos. Las compañías más innovadoras y que tienen una visión a largo plazo de los retos a los que se enfrenta su negocio y su entorno suelen tener muy presente la gestión responsable aplicada al ‘core’ de su negocio”. Además, “la innovación responsable significa dar respuesta a los retos globales de la sociedad y del planeta descubriendo nuevos nichos de mercado desde nuestro posicionamiento como socios de salud de nuestros clientes”.

En ese sentido, en Sanitas “somos ejemplo de innovación responsable: desde hace siete años somos la compañía global de salud más valorada y con mejor reputación (Estudio Merco Empresas 2013) y eso no sería posible sin aplicar una innovación continua a nuestros productos y servicios y sin poner el foco en nuestra misión, centrada en parámetros de  RSE”, afirma la experta. “Queremos ayudar a más personas a vivir vidas más sanas, felices y longevas, en un entorno más saludable”.

Según explica Yolanda Erburu, “detrás de nuestro objetivo hay una búsqueda continua  de innovación responsable: somos pioneros en aplicaciones móviles de salud que nos permiten llegar a millones de personas para impactar positivamente en su salud, y líderes en innovación médica aplicada”.  Además, “un eje central de nuestra innovación responsable es el  programa de salud y bienestar para empleados, Sanitas Smile, que exportamos a nuestras empresas clientes como parte de una propuesta global de RSE; este programa, galardonado en 2012 como la mejor iniciativa española de RSE en el IV CSR MarketPlace, ayuda a mejorar la salud de los empleados mediante un completo programa de mejora  de su salud y su bienestar, a la vez que mejoran los ratios de productividad y absentismo. Todo ello, con un mínimo impacto en el entorno, ya que ofrecemos a las empresas nuestro ‘know how’ en materia de reducción de huella de carbono como una de las empresas con menor impacto ambiental de nuestro país”.

El papel decisivo de las pymes

La fase de testado e implementación de la idea constituye “el principal cuello de botella de la innovación responsable, ya que la fase de desarrollo es mucho más costosa desde el punto de vista presupuestario”, apunta el profesor Ángel Gil de Miguel, co-director de la Cátedra “Salud, Innovación y Comunicación” de la Universidad Rey Juan Carlos, de Madrid. “Esto hace que muchas grandes ideas queden descartadas porque no existen recursos disponibles para el desarrollo de prototipos y la realización de pruebas de productos a gran escala”, añade. En línea con lo anterior y mirando al futuro, “todo parece indicar  que las pymes van a jugar un papel decisivo en los ciclos de innovación, generándose una simbiosis entre grandes y pequeñas empresas”.

La innovación responsable es, por tanto, una de las principales herramientas de crecimiento futuro para cualquier sector de actividad. España se caracteriza por un desarrollo enormemente heterogéneo, destacando especialmente las comunidades de Aragón, Cataluña, Madrid, Navarra y País Vasco.

En general, nuestro país tiene una buena base y potencial innovador, gracias al elevado porcentaje de población de entre 30 y 34 años con estudios superiores o a la importante participación en artículos científicos internacionales, entre otros puntos fuertes a destacar. No obstante, hay pendientes grandes retos vinculados fundamentalmente a la comercialización de las innovaciones y a la productividad de la I+D en términos de generación de nuevas patentes.
 

 

 

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