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Viernes, 11 de mayo de 2012   |  Número 30
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JOSÉ MARÍA FERNÁNDEZ SOUSA-FARO, PRESIDENTE DEL GRUPO ZELTIA Y VICEPRESIDENTE DE ASEBIO
“La innovación debe ser una obligación para las empresas que apuestan por el futuro”
Lamenta que la figura del investigador siga “penalizada” desde el punto de vista del reconocimiento y el apoyo institucional

Redacción. Madrid
José María Fernández Sousa-Faro es un firme defensor de la innovación. Desde sus cargos como vicepresidente de la Asociación Española de Bioempresas (Asebio) y presidente del Grupo Zeltia y de la Fundación de la Innovación Bankinter, defiende que las organizaciones que más invierten en innovación son las que obtienen mejores resultados de negocio y liderazgo. Considera que la promoción de la transferencia innovadora y tecnológica es fundamental en la nueva sociedad del conocimiento, y sentencia que “si no invertimos en futuro, no tendremos futuro”.

¿La inversión en I+D debe ser una obligación?

La innovación debe ser una obligación para aquellas empresas que apuestan por el futuro. No en vano, en el último estudio realizado por la Comisión Europea se pone de manifiesto que aquellas organizaciones que más invierten en innovación son las que obtienen mejores resultados en términos de negocio y liderazgo en sus respectivas áreas de actividad. Innovación y futuro son dos caras de la misma moneda. En cualquier caso, la mejora de la competitividad de nuestro país es fundamental, al igual que adoptar políticas que fomenten el empleo, animen el consumo e impulsen nuestra economía. Es indispensable mejorar la productividad generando mayor rentabilidad. Es necesario promover un ambiente macro y microeconómico estable, que transmita confianza.

¿Cómo se puede innovar en tiempos de crisis? ¿Cuál debe ser el camino?

Priorizando. Generar una cultura de innovación no se improvisa y por ello es determinante ajustar bien los presupuestos a las necesidades estratégicas, y la innovación debe ser el eje sobre el que pivotar el desarrollo de la empresa. Siempre teniendo en cuenta que innovar no es solo desarrollar productos, bienes o servicios novedosos, sino que, además, es generar entornos de gestión más eficientes, competitivos y prometedores alineados con las exigencias que plantean los nuevos mercados y la nueva economía.

En el último informe sobre inversión en I+D de la UE, el sector empresarial español no sale muy bien parado. ¿En qué estamos fallando?

No sale bien en términos generales, pero si sectorizamos y parcelamos encontramos ejemplos dignos de ser tenidos muy en cuenta. Sin ir más lejos, en el sector biotecnológico aplicado a la salud, Zeltia obtiene unos resultados muy relevantes: el grupo está dentro del top 1.000 de la inversión en I+D según ha reconocido dicha Comisión Europea. Zeltia ocupa la posición 272 del ranking teniendo en cuenta a toda la I+D+i mundial y todos los sectores industriales. Supone uno de los mayores esfuerzos en términos relativos en inversiones en I+D+i (37,4 por ciento sobre ventas netas). Zeltia es la primera compañía farmacéutica en España en inversiones en I+D+i en porcentaje sobre ventas netas y la segunda en términos absolutos. Zeltia es también la compañía número 11 del mundo en términos de porcentaje (esfuerzo dedicado sobre ventas netas) destinado a I+D+i. El Grupo Zeltia es asimismo una de las empresas más eficientes en cuanto a inversiones por empleado, la séptima dentro del sector farmacéutico.

¿Cree que existe conciencia en nuestro país, por parte de todos los agentes, de la importancia de la I+D?

El compromiso se demuestra no con buenas palabras sino con hechos que las acompañen, y los hechos son que seguimos manteniendo un diferencial mínimo de dos puntos porcentuales sobre el PIB respecto de los países de nuestro entorno más próximo en inversiones públicas en I+D; eso sin entrar en el contexto de otros países emergentes (BRIC's) donde dicho porcentaje alcanza valores del siete y ocho por ciento sobre el PIB. No se puede hablar de cambio de modelo económico, que por otra parte es fundamental, si no generamos entornos estables y predecibles de crecimiento y no se les otorga el soporte adecuado y suficiente a iniciativas y proyectos innovadores que precisan de recursos siempre, pero muy especialmente cuando están en sus inicios; tengamos en cuenta que por cada puesto de trabajo en I+D se generan un mínimo de ocho externalidades y más de 200 puestos de trabajo indirectos. Independientemente de la importancia económica, la innovación lleva consigo el impulso del trabajo cualificado que es tan fundamental y necesario en la sociedad del conocimiento en la que nos enmarcamos.

¿Cree que en un mercado global como el actual podemos competir en I+D?

Si queremos generar competitividad en un sector tan complejo y exigente como el de la I+D no queda más remedio que apostar por ello en términos no solo monetarios sino culturales, como sociedad y como país. No se puede competir de igual a igual en una sociedad globalizada cuando la apuesta financiera mantiene un diferencial tan sensible y elevado respecto del entorno, cuando la figura del investigador sigue penalizada desde el punto de vista de reconocimiento y apoyo institucional, y cuando, además, culturalmente se sigue pensando más en la publicación científica de los resultados derivados de las investigaciones en marcha que en su aplicación práctica mediante patentes y puesta en el mercado de nuevos productos, bienes y servicios. La promoción e impulso de la transferencia innovadora y tecnológica es fundamental en la nueva sociedad del conocimiento.

La idiosincrasia propia del tejido empresarial español, ¿es un lastre para nuestra competitividad?

España es un país de pequeña y mediana empresa, donde hay un sustrato de innovación y una mentalidad en dicho contexto muy grande. Pensemos simplemente como ejemplo en el sector biotecnológico agrupado en Asebio, donde los crecimientos interanuales de nuevas empresas y de proyectos son constantes. El problema es la financiación: estamos a la cola de la Europa de los 27; estamos en crisis, es cierto, pero en Alemania están saliendo de ella. La canciller Ángela Merkel dijo que iban a recortar en todo excepto en investigación y en educación, porque no quería comprometer el futuro de Alemania. Aquí no tenemos las ideas tan claras; coincido con Merkell, si no invertimos en futuro, no tendremos futuro.

Y más allá del sector privado, ¿cómo calificaría la apuesta actual del sector público por la I+D?

Creo que se está avanzando en términos generales con la creación de cluster de innovación en algunas Comunidades Autónomas, pero el problema sigue siendo la financiación y la mentalidad. Es necesario que el dinero vaya íntimamente pegado al desarrollo innovador y no al contrario. Y, por otra parte, es fundamental que los proyectos acometidos desde las instituciones y centros públicos tengan un carácter de aplicación práctica, que se trabaje para patentar y generar valor en el mercado y no para publicar y conseguir la subvención pertinente en forma de becas. Es imprescindible fomentar la transferencia de conocimiento y tecnología entre los dos segmentos, público y privado; es necesario generar sinergias y no asimetrías; es fundamental atraer inversiones y tecnología que impulsen entornos industriales altamente especializados en los que el conocimiento sea su eje central, de tal forma que las medidas de reactivación económica que se pongan en marcha apunten a la transformación sustancial del actual modelo de crecimiento en un modelo basado en la generación de valor a largo plazo, es decir, centrado en la innovación.

¿Qué rol debe desempeñar el binomio universidad-empresa en la actual situación financiera? ¿Qué puede aportar al sector productivo?

El eje central sobre el que pivotar es la búsqueda de sinergias mediante la promoción e impulso de los fenómenos de transferencia, bien sea de conocimiento, bien de tecnología o de recursos. El trabajo en áreas de mutuo interés es fundamental y que los proyectos acometidos traten de cubrir necesidades no cubiertas que, al fin y al cabo, es lo que viene demandando nuestra sociedad. Por otra parte, y con todo, uno de los objetivos prioritarios de dicha relación ha de ser el de mejorar nuestra competitividad a través de una financiación adecuada bajo el prisma de una necesidad de internacionalización creciente sumida esta en un proceso de globalización de la ciencia, la innovación y el conocimiento. Es necesario disponer de recursos y promover alianzas sólidas con entornos internacionales de excelencia; en cualquier caso, si no se favorece la innovación, al final investigadores y empresas terminarán por irse a otros lugares más favorables, y deslocalizar la innovación es perder el tren del futuro.

¿Qué piensa de una iniciativa como el IDIS?

La creación del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad es una apuesta de valor por el sector de la sanidad privada. El sector privado tiene cada vez mayor peso entre la sociedad, lo estamos viendo; la crisis de solvencia financiera que padece el sector público sin duda fomentará la colaboración mutua: es imprescindible que eso sea así. Tengamos en cuenta que la gestión es mucho más eficiente en el entorno privado que en el público y la complejidad y calidad que asume y oferta el sector privado es, cuando menos, comparable al sector público. Por ello, hacía falta un proyecto que pudiera representar todo lo que el sector privado aporta a la sanidad, en un contexto de colaboración y complementariedad con la sanidad pública. Sin duda es un proyecto necesario para dar respuesta a la demanda de la sociedad actual.

¿Qué puede aportar el Observatorio Zeltia a dicha institución de reciente creación?

El Observatorio Zeltia nace con el objetivo de fomentar la innovación, la divulgación y el análisis; como un apoyo a la promoción de la educación y la formación científica y tecnológica, el estímulo de la labor investigadora y el fomento del talento y el impulso a la I+D en España. En este sentido, es mucho lo que el Observatorio puede aportar al IDIS, y viceversa, en cuanto al desarrollo de iniciativas innovadoras que fomenten el análisis sosegado y objetivo que traten de impulsar la complementariedad de los sectores público y privado, así como la necesaria concienciación sobre el beneficio que esta unión aporta a la sociedad.

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