Quien no apuesta por el futuro no tiene futuro, dicen los expertos. Y, en ese sentido, España tiene que hacer un enorme esfuerzo no solo para cumplir con los criterios económicos que marcan nuestros socios de la Unión Europea, sino también con los que vienen fijados por el vertiginoso tren del futuro en materia de innovación.
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La innovación responsable es el pilar fundamental sobre el que se sustenta el nuevo modelo de crecimiento económico; constituye un elemento esencial de aquellas organizaciones que tienen como expresión final en sus estrategias y objetivos no solo a la propia sostenibilidad económico-financiera, sino la búsqueda a ultranza de la mejora de su competitividad a través de la transferencia tecnológica e intelectual, gestión del conocimiento en red e internacionalización como base estratégica de su propio desarrollo.
Recientemente el concepto de innovación está sufriendo cambios determinantes promovidos por el empuje social y, por lo tanto, su significado comienza a verse ampliado. Peter Drucker en Managing in the Next Society lanzó la idea de que las empresas competían ya no con productos sino con modelos empresariales. Dichos modelos, según Drucker, nacen de la innovación y son más competitivos cuanto más intensa y determinante es. En línea con esta realidad, la sanidad privada aporta un modelo de gestión de la innovación altamente competitivo y responsable como lo demuestran los datos y sus resultados.
Un análisis de la investigación clínica realizada por centros de titularidad privada a partir de los datos contenidos en la publicación de la base de datos BDMetrics del proyecto BEST, no solo demuestran la involucración y la importancia del sector de la sanidad privada en el proceso de desarrollo de nuevos medicamentos, sino que además apuntan a un perfil altamente competitivo a la hora de gestionar cada uno de ellos, comenzando por el proceso contractual, pasando por el reclutamiento y finalizando con la aportación de datos al investigador principal o al promotor del estudio, llegado el caso.
BEST es un proyecto estratégico impulsado por la industria farmacéutica que pretende integrar a todos los agentes implicados, tanto públicos como privados, con el objeto de crear una plataforma de excelencia en investigación clínica de medicamentos en España. Su objetivo fundamental es fomentar la inversión en I+D+i a través de objetivar y monitorizar la situación de los procesos de investigación clínica en España, identificar las diferentes prácticas y tomar medidas consecuentes que permitan mejorar su eficiencia y competitividad sobre el terreno.
La distribución en el estudio de las primeras áreas terapéuticas de interés objeto de investigación corresponden a aquellas que suponen un reto más relevante, tanto desde el punto de vista científico como desde un enfoque social de cara a la consecución de nuevos medicamentos que traten de solventar procesos y patologías aún no resueltas adecuadamente. Ello unido al gran número de centros privados implicados, las fases tempranas del desarrollo abordadas y la eficiencia alcanzada en su gestión integral nos dan una idea de la magnitud y el fuerte compromiso de la sanidad privada en los procesos de I+D+i más vanguardistas llevados a cabo hoy en día y su proyección en el futuro.
En este contexto de calidad, la sanidad privada aporta a nuestro país una realidad y un potencial digno de ser tenido muy en cuenta, y así lo demuestran los datos reflejados en este proyecto BEST relacionados con el empleo sectorial altamente cualificado implicado en los procesos de I+D+i, su contribución directa e indirecta al PIB, su aportación a la producción científica española, la generación de patentes y los resultados de salud alcanzados en consecuencia y en beneficio de todos los pacientes y sus familias.
Respecto al ámbito tecnológico, tal y como hemos podido comprobar en el informe IDIS Sanidad privada: aportando valor. Análisis de la situación 2017, nuestro sector viene desarrollando un esfuerzo notable en lo que es la incorporación de nuevas tecnologías y la renovación tecnológica imprescindible, en comparación con un sector sanitario público acuciado por los ajustes en aras a cumplir con los objetivos de déficit que se le exigen.
Esta situación va a profundizar sin duda la brecha tecnológica existente entre el entorno público y privado en beneficio de este último. Por ello se hace necesario tratar de salvaguardar el acceso de todos los pacientes a la tecnología más innovadora y vanguardista que permita obtener los mejores resultados en términos de salud. Contemplar un gran pacto por la innovación entre el sector público y el sector privado ayudaría a compensar las carencias del sistema sanitario público existentes en este ámbito puesto que si no ponemos a disposición de toda la sociedad todos los recursos que posee el sistema, cada vez se harán más evidentes las diferencias de acceso y equidad, pilares básicos de nuestro sistema sanitario.
En definitiva, la obligación de toda organización vanguardista y responsable que se precie es la de dejar un legado de futuro y sostenibilidad lo más amplio y sólido posible a las generaciones futuras. Y este reto es imposible si no se tienen en cuenta como eje fundamental de desarrollo organizativo las aportaciones que hacen no solo una innovación responsable, sino además una especialización diferencial, disruptiva, y en red como base de la mejora de la competitividad y del nuevo modelo económico de sostenibilidad que hemos de liderar como sociedad avanzada que somos.
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