Somos conscientes de la necesidad e importancia de la sanidad pública, reconociendo el nivel internacional que la misma otorga en nuestro país y de cuya formación especializada se han nutrido los distintos profesionales que ejercen la actividad en la medicina privada. Sin embargo, queremos poner de manifiesto las bondades y beneficios que otorga la presencia de un Servicio integral de referencia en los hospitales privados, evitando la posible comparación con su homólogo en la medicina pública.
Manuel Quirós Valera, Coordinador del Servicio de Medicina Interna y Geriatría del Hospital Infanta Luisa.
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Habitualmente la sanidad privada permite el manejo adecuado de los tiempos, menor saturación y las comodidades de hospedería necesarias en momentos delicados de salud. Estos ítems, altamente valorados y exigidos en los controles de calidad por parte de los usuarios, se encuentran al margen de las mejoras progresivas ocurridas en nuestro medio en las últimas décadas, donde muchos profesionales, conscientes del alto nivel de competenciase ven obligados a buscar la excelencia, intentando mantener el nivel adecuado de formación y utilizando recursos técnicos cada vez más sofisticados y complejos.
El Servicio de Medicina Interna suele ser el centro nuclear por donde circunda la actividad diaria del hospital y permite, junto con los servicios centrales, mantener unas estancias medias adecuadas con alto índice de satisfacción general.
En nuestra opinión, debe constituirse como una Unidad funcional, dotada de médicos y personal de enfermería con dedicación exclusiva, manteniendo el pulso formativo y asistencial del equipo. Para el correcto diagnóstico diferencial y terapéutico, programará las sesiones clínicas de consenso participativo y mantendrá el nivel exigido mediante las distintas revisiones bibliográficas, comunicaciones, publicaciones y asistencia a cursos, conferencias y/o congresos. También será fundamental realizar la programación y memoria anual del Servicio para establecer la dinámica de trabajo y someterse a la propia autoevaluación.
Debería estar ubicada en un sector principal controlando los pacientes ingresados en la misma, así como los ectópicos, posibles aislamientos y atenderá la solicitud de interconsultas de otras especialidades, además de priorizar una adecuada agilización del alta, con seguimiento diagnóstico y terapéutico desde el área de consultas externas especializada.
Es preciso que el Servicio de Medicina Interna permanezca unido y perfectamente coordinado con el área de urgencias, de quien recibe la mayoría de los pacientes ingresados en planta y a su vez con la Unidad de Cuidados intensivos, fuente inagotable de pacientes complejos que precisan mantener alto nivel de la misma para proseguir en la mejoría del paciente y su posterior incorporación al medio extra hospitalario. Ambas unidades, deben establecer comunicación perfecta de los flujos y transferencias, que repercutirán directamente sobre la planta de hospitalización.
Debido a sus grandes necesidades y a la alta frecuentación de ingresos, debemos comentar aparte la presencia de dos grupos de pacientes con connotaciones y requerimientos especiales: ancianos y enfermos terminales. El envejecimiento progresivo de la sociedad obliga a plantear la necesidad de integrar geriatras en el equipo de Medicina Interna para la atención de pacientes que requieren un manejo diferente y apoyo incuestionable para el equipo. A su vez, se establecen contactos permanentes y perfectamente coordinados con los equipos médicos asistenciales extra hospitalarios para dar continuidad y asegurar las necesidades médicas de dichos pacientes.
La asistencia médica privada en la actualidad está obligada a un plus de exigencia técnica, pero además requiere una asistencia humanizada y con normas deontológicas establecidas, por lo que algunos centros privados se han integrado en la Red de comités de ética con los hospitales públicos de referencia.
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