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Viernes, 18 de enero de 2013   |  Número 44
EN PORTADA
DEBATE SOBRE LA TECNOLOGÍA COMO HERRAMIENTA DE GESTIÓN Y EFICIENCIA
La sostenibilidad del sistema pasa por desarrollar la e-health y la m-health
Los expertos defienden la aplicación a la sanidad de los avances en comunicación e información

Carlos Cristobal / Imagen: Adrián Conde y Pablo Eguizábal. Madrid
La revolución de la información y las comunicaciones también tiene su espacio en el ámbito sanitario. Si bien es cierto que no se ha desarrollado a la misma velocidad que en otros campos, también lo es que ya está aquí y que el abanico de posibilidades que ofrece a través de la e-Health y la m-Health resulta amplio y muy interesante. En torno a este tema ha girado el debate ‘e-Health y m-Health: las tecnologías al servicio de la salud’, celebrado en los estudios de Sanitaria 2000 con el patrocinio del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS). En él, expertos en la materia de diferentes ámbitos han mostrado su opinión sobre una tecnología cuyos beneficios sobrepasan lo económico para llegar a una atención de mayor calidad.

Los protagonistas del debate sobre la e-Health y la m-Health: Manuel Vilches, director del Hospital Nisa Pardo de Aravaca y vocal del IDIS; Ignacio Ayerdi, consejero de Philips Cuidado de la Salud; Pedro Díaz, director corporativo de e-Health de Sanitas; Ángel Blanco, director de Organización y Procesos de Capio Sanidad; y Juan Antonio Beceiro, director de Marketing y Desarrollo de Negocio para España y Portugal de General Electric.


Ricardo López, director general de Sanitaria 2000: La e-Health y la m-Health son un asunto de plena actualidad en el sector sanitario. Me gustaría hacer una primera aproximación al tema.

Ignacio Ayerdi, consejero de Philips Cuidado de la Salud: Creo que hay un consenso generalizado en el mundo occidental a la hora de indicar que los sistemas sanitarios necesitan una transformación radical. Han cumplido con mucho éxito a la hora de cuidar al paciente agudo, por eso vemos cómo la expectativa de vida ha crecido de forma significativa en los últimos años. Hay muchos expertos que sostienen que el ingrediente que más ha contribuido a ello en las dos últimas décadas ha sido la tecnología sanitaria. Fruto de ese éxito y de que la demografía nos indica que la esperanza de vida va a ser mucho más alta, se ha producido un incremento del gasto sanitario que lo hace financieramente insostenible. El debate es cómo abordar esa transformación con éxito de manera que no perdamos calidad, pero con un coste que sea asumible. En ese sentido, creo que la tecnología en general, y en particular la de la información y la comunicación, tienen un papel protagonista que jugar.

Si comparamos el sector sanitario con el resto de la industria, vemos que la revolución que ha habido en las últimas décadas en los sistemas de información, que se ha traducido en una mejora importante de costes, además de un aumento de calidad y satisfacción por el producto final, no se ha llevado con el mismo éxito en el mundo de la sanidad. Ha habido importantes tentativas de invertir en comunicación e información, pero el resultado es que no se ha conseguido moderar el gasto en la misma medida que en otros sectores.

Ignacio Ayerdi advierte de la importancia que tiene la tecnología en el ámbito sanitario.

Manuel Vilches, director del Hospital Nisa Pardo de Aravaca y vocal del Instituto para el Desarrollo y la Integración de la sanidad (IDIS): Estamos en un momento absolutamente crucial, en el que se han dado una serie de coincidencias muy importantes. Por un lado, se ha producido una mejora en la atención que nos ha llevado a un envejecimiento de la población absolutamente espectacular. Hay cifras que dan auténtico miedo. Se supone que en el mundo, en 2045, se habrá invertido el cociente entre niños y tercera edad, habrá más personas de la tercera edad que niños. Y según la previsión del INE, en 2020 habrá en España nueve millones de personas con más de 65 años.

El segundo factor es la cronicidad. Vivimos mucho más, pero de una manera un poquito regular. El problema de la cronicidad, y es algo que en las últimas reuniones que hemos mantenido se ha ido confirmando, es que los crónicos se llevan aproximadamente el 70 por ciento del gasto sanitario de cada una de las comunidades autónomas del país. Si a eso le sumamos que hay un momento en el que se produce una explosión tecnológica, con una gran cantidad de empresas interesadas y que han desarrollado dispositivos que nos pueden ayudar a fomentar este servicio, mejor que mejor.

Por último se encuentra la consabida crisis, que acaba de rematar la conjunción y nos ha dado una tremenda presión en costes que nos obliga a replantearnos el modelo de asistencia. Es necesario centrarlo en el paciente, pero debe ser cambiado. Tenemos que olvidarnos del modelo tradicional, ubicado en el hospital y en el tratamiento de agudos, e intentar introducir el concepto de la asistencia remota específicamente en el hogar del paciente para ayudar a mejorar no solo en el coste final de la atención, sino incluso en la percepción del paciente y la propia asistencia que le estemos dando. Ahora mismo hay mucho problema con el transporte sanitario, las revisiones… Todo eso se puede hacer sin necesidad de estar presencialmente en el sitio. Por ahí tenemos que empezar a trabajar, porque las cifras de gasto son absolutamente escandalosas y deberíamos tenerlas en cuenta. Solo en diabetes, el gasto en Europa fue de 68.000 millones de euros, y se supone que en 2025 estarán por encima de los 80.000. Esto quiere decir que en algunos servicios sanitarios, la diabetes pasará de llevarse el 2,5  al 15 por ciento del presupuesto. Las enfermedades cardiovasculares generan un gasto de 110.000 millones de euros en Europa, con costes indirectos de 41.000 millones por pérdida de productividad, 42.000 por el coste de los cuidados informales…Las enfermedades respiratorias, que son las emergentes, son las que nos van a terminar de arruinar, con más de 84.000 millones. Son cifras que nos obligan a plantearnos alternativas. No solo para crónicos, creo que la asistencia puede mejorar muchísimo también para subagudos. Desde el punto de vista de un hospital privado pierdes una visita, pero ganas un cliente para toda la vida porque lo tienes fidelizado. No es una cuestión de mirar a corto, sino a largo plazo.

Ángel Blanco, director de Organización y Procesos de Capio Sanidad: Está claro que la tecnología ha contribuido muchísimo a la mejora de la asistencia en las últimas décadas. Sin embargo, creo que no es solo una cuestión de introducir las tecnologías comunes a la sociedad, sino de mejorar o cambiar el modelo asistencial. Es necesario que nos planteemos cualquier introducción tecnológica como un cambio de modelo en la prestación de servicios asistenciales. Es verdad que desde el punto de vista exclusivamente tecnológico insistimos mucho en la tecnología en sí misma y pretendemos tener al paciente monitorizado en casa más de lo que lo tenemos en el hospital. El enfoque de las tecnologías en el que conviven las cosas más avanzadas con los planteamientos más simples y desorganizados no es el idóneo. Creo que habría que llevarlo a la universalización del proceso asistencial y buscar ahí qué cosas se pueden hacer en servicios no presenciales que lleguen a muchos. Es cierto que este servicio no solo ahorra, sino que mejora la asistencia porque evita desplazamientos innecesarios, hace llegar más rápidamente la información, se tiene un diagnóstico con más precisión en el tiempo…Pero muchas veces, en el tratamiento de la cronicidad, nos hemos centrado excesivamente en soluciones tremendamente complejas que no llegan a la gran masa de pacientes, sino a un porción de ellos muy pequeña. Lo que triunfa es lo que se pueda universalizar para establecer una relación con el paciente, la familia y los usuarios del sistema sanitario. En la mayoría de los casos se necesita muy poca base tecnológica y sí ver cómo nos organizamos analizando, por ejemplo, si tenemos que crear unidades de hospitalización domiciliaria o  si es necesario cambiar proceso y centrarnos en recibir información para, en base a ella, comunicarnos con el paciente.

Manuel Vilches, satisfecho por la aceptación de las nuevas aplicaciones por parte de los pacientes.

El otro punto a tener en cuenta es el protagonismo del paciente. Estoy totalmente de acuerdo en que el paciente, como usuario de un sistema, tiene que ser cada vez más protagonista. Lo es en otros sectores y no tanto en el ámbito sanitario. Cuando nos planteamos que el paciente tenga acceso a la historia clínica o a sus resultados, nos deberíamos plantear también que sea una parte activa de ese proceso. Eso supone un mayor efecto de vinculación y nos permite adelantar el diagnóstico. Nos centramos en dar información al paciente, que lea. Yo creo que el gran salto estará cuando también escriba.

Juan Antonio Beceiro, director de Marketing y Desarrollo de Negocio para España y Portugal de General Electric: Destacaría cinco puntos, el primero de ellos sobre el diagnóstico. Los retos en la sanidad son enormes, el modelo de agudos probablemente esté agotado y hay que cambiar el modelo de crónicos. El gasto sanitario per cápita ha crecido al doble de ritmo que se preveía en los últimos 30 años en la mayoría de los países, la especialización de la medicina ha hecho que la movilidad del paciente también sea mayor… Hay un tema administrativo de proceso donde hay margen de mejora que junto a las tecnologías de la información pueden ayudar. Se trata del tratamiento de muchas enfermedades como pueden ser la diabetes o cardiovasculares, que generan mucho coste y todavía no tienen la atención multidisciplinar o medicina presencial y no presencial integral hacia el paciente.
Nadie duda del potencial que tiene la e-Health y la m-Health para redefinir la industria de los servicios. La capacidad de interoperabilidad entre centros, así como entre médico y paciente son brutales. Los dispositivos móviles son una realidad en la sociedad, aunque no todo el mundo sabe manejar esa información y tener la capacidad para enviar datos al médico. Hay que tener muchas cosas en cuenta porque es una gran oportunidad, aunque también es verdad que hay unos retos y uso problemas muy grandes.

Otro asunto que me gustaría abordar es la variabilidad en la práctica clínica en relación a este enfoque integral que hace falta. El acceso a la información y su disponibilidad inmediata evita riesgos al paciente. La estandarización de los procesos de sanidad pasa por tener buenos sistemas de información y buenas organizaciones orientadas al paciente, yendo ambas de la mano. Si un médico no hace lo mismo a un paciente con unas determinadas características en Wisconsin y en Madrid es que hay un margen de mejora, y en eso los sistemas de información pueden jugar un papel muy importante.

Querría destacar también que la e-Health es un concepto muy amplio, y que es muy difícil saber por dónde empezar. Hay muchas iniciativas y estrategias diferentes, pero no hay un consenso o plan. Es una casa que se construye, y resulta muy difícil porque hay muchos elementos en juego. Tiene que haber soluciones trasversales, y no solo verticales, que faciliten la integración. Veo demasiada inversión atomizada y demasiado poco consenso de cómo construir la casa. Tenemos 17 Comunidades Autónomas y cada una tiene su idea de cómo empezar. Creo que debemos mejorar ese aspecto.

Por último, me gustaría hablar de comportamiento del paciente y su involucración en su bienestar. Las políticas de prevención y promoción de la salud están en mente de la mayoría de países, y la e-Health puede ayudar en eso a paliar el problema d que la gente entra y sale del sistema sanitario sin asumir responsabilidades sobre su propia salud. Ahí puede jugar, junto a los programas de wellness y el seguimiento a crónicos desde casa, un papel muy importante. Es un tema complicado, pero creo que hay que empezar por políticas comunes, probablemente europeas y seguro que nacionales.

Ángel Blanco apuesta por la sencillez como valor a tener más en cuenta a la hora de implantar la e-Health.

Pedro Díaz, director corporativo de e-Health de Sanitas: Desde la visión de Sanitas, que es una empresa aseguradora, nuestra estrategia está muy orientada a los clientes y cómo facilitarles la vida. Antes de entrar en esto, creo que el gran dinamizador de todo esto es la creciente digitalización del mundo y el creciente peso de internet en todas las áreas de nuestra vida. Probablemente, el mundo de la salud no ha sido de los primeros en hacerlo y ahora vamos por detrás. Como ejemplo se puede tomar el mundo de los viajes, donde internet ya forma parte de lo estándar como una fuente básica en la toma de mis decisiones. La digitalización va calando en todos los sectores, y aunque el de la salud no es de los primeros lo estamos viendo llegar muy fuerte. Esto cambia en todos los dispositivos, tanto fijos como móviles, que ayudan a gestionar tu salud y se han convertido en una gran tendencia que es imparable. Luego está la posibilidad de almacenar la información en la red con todas las garantías de confidencialidad porque estamos hablando de información médica que requiere el máximo nivel de seguridad, pero también con toda la capacidad de accesibilidad a esta información desde cualquier lugar y en cualquier momento para compartir con quien se quiere.

Lo que he mencionado configura es un panorama en el que el paciente se encuentra en el centro. Ese es el cambio más importante en el modelo de salud: que el paciente sea consciente de que es protagonista en la gestión de su salud. Mi salud no es cosa de mi médico, sino mía. Eso cambia las normas del juego y determina cómo nos estructuramos. En Sanitas tenemos muy clara esta visión y por eso hemos apostado por poner a disposición de nuestros clientes toda una batería de herramientas tecnológicas que le ayuden a gestionar su salud. A partir de ahí puede surgir la pregunta, ¿estamos preparados, demandamos y necesitamos este cambio? Al final las personas viven en el mundo e internet está en la vida de todas las personas, con lo cual están mucho más preparadas de lo que creemos para acceder a esta información.

Nosotros hemos lanzado una aplicación en soportes móviles para gestionar la relación del paciente con Sanitas incluyendo toda la información médica  a través de la cual se pueden pedir citas on-line, tener información de las visitas que se han hecho, gestionar tu póliza… Y con muy poca comunicación estamos teniendo un volumen de descargas brutal. Eso quiere decir que la gente, sin que se lo digas, está preparada y demanda de nosotros que prestemos este tipo de servicios. Otro ejemplo muy relevante sería la Carpeta Personal de salud, que hemos lanzado hace muy poco y consiste en un repositorio de información médica sobre cada paciente que tenemos en la nube y donde almacenamos toda la información que se genera con Sanitas. Si te haces una radiografía o analítica se cuelga allí, lo que con lleva dos ventajas. En primer lugar, la comodidad en el mundo en el que vivimos te permite ahorrarte muchas visitas al médico si es simplemente para ver unas pruebas. Y también es muy importante poder compartir esta información con quien quieres, por supuesto en un entorno que respeta toda la confidencialidad del acceso a esa información. Parecen pequeñas cosas, pero desde mi punto de vista cambian el concepto que tenemos de la salud desde el punto de vista del paciente. El cambio se está produciendo ahora y dentro de cinco años estas cosas de las que hablamos serán realidades comunes, pero somos nosotros quienes tenemos que dirigir este cambio.

Ricardo López, director general de Sanitaria 2000, ha sido el encargado de moderar el debate.

Ricardo López: Después de ver el perfil del paciente al que más le pueden beneficiar estos dispositivos, un paciente mayor que está en su casa, ¿ven realmente sencillo que llegue a hacer un buen uso de ellos?

Ignacio Ayerdi:
Yo comparto la visión de Pedro, pero creo que es muy optimista. Pienso que la sanidad es una de las pocas áreas en las que el ciudadano no ha cogido la responsabilidad. Salvo excepciones, no es protagonista de su salud. La verdad es que se ha hecho poca pedagogía y el ciudadano se entrega al médico en materia de salud. Ese es uno de los grandes obstáculos que tenemos en la transformación del sistema. También pienso que personas importantes del sistema sanitario tampoco han terminado de coger el papel de aceptar un ciudadano realmente comprometido con su salud y que le estimulen a que sea quien cuide de ese portal de salud. Llegaremos, pero la foto real en general es que todavía nos queda bastante, empezando por los ciudadanos que hablamos mucho de ser protagonistas pero no lo somos.

Manuel Vilches: Yo sí estoy de acuerdo con Pedro porque la experiencia que estamos teniendo nos está transmitiendo una serie de informaciones que nos están dejando gratamente sorprendidos. Creo que estamos jugando en dos líneas. En primer lugar está la de los crónicos y cómo tenerlos más controlados o mejor tratados; y otra para dar un servicio en base a estas tecnologías, que es lo que la gente está demandando. En nuestro caso, en menos de un año tenemos más de 700 familias que voluntariamente se han inscrito. Empezamos por sugerir que debían darnos alguna información, que el médico la necesita. Y que ellos, proactivamente, podían proporcionarla entrando en la aplicación.

Juan Antonio Beceiro pide una política común sobre e-Health y m-Health.

Me parece un dato tremendamente positivo que la gente empiece a entrar, sobre todo si se lo ponemos fácil. En el caso de los crónicos no podemos pretender que una persona de 80 años se ponga a escribir en el ordenador o suba información a la nube. Pero sí podemos ponérselo fácil, porque sí sabe ponerse un aparato para medir la tensión o un aparato en el dedo. También tenemos esas herramientas, que transmiten la información para que genere una serie de datos con unas alarmas marcadas para que en el momento que salten, se transmita. Lo que tenemos que hacer es ponerlo fácil. Quizás no sean cinco años, pero con las smart tv se puedan hacer muchas más cosas desde casa.

Juan Antonio Beceiro: Yo me encuentro entre las dos posturas. Creo que hay que distinguir los perfiles de pacientes y ciudadanos más jóvenes, acostumbrados a la tecnología y a la gran masa envejecida; y gente de 50 o más años, a la que ese cambio cultural le va a resultar más complicado y a largo plazo. Como en otras cosas en la vida, se necesita un cambio regeneracional. Yo veo dos mundos diferenciados, y en uno de ellos veo muy difícil que tome conciencia de la importancia de convertirse en protagonista durante los próximos cinco años.  En cambio, veo una masa importante de gente que ha probado y a la que le gusta. Eso tiene valor porque esa provisión de la salud no queda en manos de un tercero.

Ángel Blanco: Las generaciones que más acceden al mundo de la e-Health o servicios no presenciales son aquellos más jóvenes, y que nos han dado una lección en la búsqueda de la sencillez. Al final, lo que triunfa es lo sencillo y lo que llega en poco tiempo a todo el mundo. Puede que ese sea el primer paso para poner el camino en el que arrastremos a todo el mundo. Lo primero que tenemos que hacer es poner la información y las herramientas de gestión del proceso para que la gente se apunte a él. La generación del paciente crónico y dependiente también se puede beneficiar, puede que no a través de ellos mismos pero sí a través de sus hijos. Hoy, en las familias empieza a haber un coordinador de salud que es el que aglutina este conjunto de servicios no presenciales de sus padres. Lo más importante es el concepto de la sencillez, ya lo hemos visto. Cuando decimos que ponemos a disposición del paciente unos resultados para que no tenga que venir a una consulta o le llamamos por teléfono para evitar otra visita hablamos de cosas elementales. Nos vale una organización y un teléfono para hacerlo. El paso del teléfono puede que sea erróneo y tenemos que buscar otro tipo de solución menos conversacional y más escrito. Si desde el punto de vista de la tecnología somos capaces de poner ese servicio al alcance de la sociedad no faltará mucho para que se haga.

Pedro Díaz: Evidentemente hay que diferenciar entre las dos generaciones, los llamados ‘inmigrantes digitales’ que nacieron antes de que existiera, y los ‘nativos digitales’, que nacieron con internet ya en funcionamiento. Sí distingo entre dos generaciones es porque la nueva nos empuja a hacer cosas. Es el caso de Sanitas, donde intentamos comunicarnos mucho con nuestros clientes a través de las redes sociales, tuvimos una demanda bastante fuerte de un colectivo como el de las embarazadas, muy importante para nosotros, pidiendo una aplicación para embarazadas. Nosotros escuchamos lo que dijeron y acabamos sacando la aplicación. En muchas cosas no es que no vayamos por delante, es que vamos por detrás y somos nosotros quienes tienen que satisfacer unas necesidades que esta generación detecta. Las grandes compañías a veces tenemos que ser modestas y comprender que, en este mundo globalizado, muchas veces es el cliente quien te dice por dónde tienes que ir.

Pedro Díaz Yuste estima en cinco años la explosión de la e-Health.

En cuanto a los llamados ‘inmigrantes digitales’, tenemos algunas experiencias que resultan interesantes. Por ejemplo, a principios de este año lanzamos un sistema de monitorización remota de diabéticos que era bastante complejo. Creo que la clave está en la facilidad, y si las cosas son fáciles hasta las personas más mayores están dispuestas a adoptarlo si ven que les facilita la vida y reduce las visitas a urgencias o los episodios agudos.

Ricardo López: También sería conveniente hablar de la formación del profesional. Las empresas y la Administración tendrán que preocuparse de cómo forman a sus profesionales para hacer un buen uso de esa información.

Juan Antonio Beceiro:
Sistemas de información, hospitalarios y extrahospitalarios, hay cientos. Además, de diferente calibre. Hay un caos, y creo que deberíamos ir hacia la simplificación. Hay portales clínicos y del paciente, sistemas de apoyo de pruebas complementarias… Es importante integrarlos de algún modo y ponérselo un poco más fácil al profesional porque tiene un tiempo limitado, una presión asistencial, una reducción de costes por la crisis… A lo mejor no es la prioridad número uno aunque te gustaría tener una comunicación continua con el paciente.

Si nos ponemos a definir cada uno lo que contiene la e-Health seguramente no llegáramos a un acuerdo. El médico es un punto clave, pero el que empujará será el paciente, porque no hay un consenso real por parte de la Administración y todo está tan disgregado que el médico cuenta con lo que cuenta. Ni siquiera se puede comunicar un hospital con el de enfrente.

Manuel Vilches: Hay un estudio de Price acerca de la e-Health y la m-Health en el que se preguntó a los médicos al respecto. El 45 por ciento de ellos creían que la asistencia remota aumentaría el acceso a un mayor número de pacientes; el 31 por ciento ya utilizaba o le gustaría utilizar mensajes de texto para comunicaciones rutinarias; el 66 por ciento usaría o le gustaría utilizar e-mail o un sistema similar para comunicaciones de tipo administrativo y casi el 60 por ciento querría monitorizar a los pacientes que tiene fuera del hospital.

Sí que hay una clara tendencia hacia querer incorporar la tecnología de la comunicación a la práctica. Estoy totalmente de acuerdo con José Antonio cuando ha señalado que una cosa es querer subirse al carro y otra muy diferente poder hacerlo. Como hay tantos carros diferentes y ninguna comunicación entre ellos, no es sencillo. Ahora mismo, dentro de algunas comunidades puedes tener un sistema uniforme de datos, pero como cambies de comunidad ni siquiera existes. Yo creo que hay que hacer dos ejercicios, y en la sanidad privada hemos empezado a trabajar en la implantación de sistemas que permitan, desde la recogida remota de pruebas a la disponibilidad de la propia historia clínica en cualquiera de los médicos de tu sistema.

Juan Antonio Beceiro.

Desde el IDIS hemos tenido reuniones con miembros de la sanidad pública dedicadas a uniformizar la información y poder tener acceso a ella para no tener que duplicarla. Tenemos estos mecanismos y nos lo podemos permitir, pero está costando mucho trabajo llegar a algún tipo de consenso. Y no por falta de ganas, estoy convencido que es más por falta de disponibilidad para hacerlo a corto plazo.  Pero deberíamos trabajar ahí.

Ricardo López: ¿Consideran que el sector privado, por razones obvias, lleva ventajas al sector público en este sentido?

Ángel Blanco:
Quizás es más fácil porque es más flexible y tiene unos indicadores más claros de por dónde moverse en el terreno de la eficiencia. Pero creo que no necesariamente tiene que ser así. Al final, todos estamos a la misma altura y con los mismos problemas. En el pasado cometimos el error de pensar que era bueno hacer esto a nivel mundial, cuando estas cosas nunca se consiguen. Conseguir desde el planteamiento más básico compartir información es lo que puede hacer que esto triunfe, y no estar debatiendo en toda Europa cuál es el modelo más claro de intercambio de información. No es que esté tirando el planteamiento de estandarización, sino el de funcionamiento.

Para que un paciente tenga acceso a su información clínica hay miles de herramientas que lo pueden hacer. Buscaremos después cómo se va estandarizando, pero si intentamos ponernos todos de acuerdo en qué es lo esencial y cuál es el mejor modelo, es muy complicado. Es verdad que el personal asistencial no tiene ningún problema para acceder a las tecnologías, porque está acostumbrado a trabajar con las más complejas. Los médicos en general son, por excelencia, personas acostumbradas al uso de las tecnologías. Sí creo que tenemos que aprender de lo que ha sucedido en el mundo común. Cuando una persona joven comienza a utilizar una aplicación no necesita formación, sino una especie de consenso en el mundo de que las cosas se hacen de una manera determinada. Si nos empeñamos en herramientas precisas, específicas y avanzadísimas que pongan cosas a disposición de los clientes seguiremos en la eterna lucha. Yo lo concentraría en hacer lo que se hace en el entorno de la vida cotidiana. Hay una herramienta, internet, que permite colgar cualquier cosa que se desee. Demos un paso sobre eso al paso siguiente, pero no esperemos a tener un consenso porque entonces nunca haremos nada.

Pedro Díaz: En la mayoría de los casos los médicos son ‘inmigrantes digitales’ y se ven abocados a este mundo, en el que internet es un tsunami que está ahí y en el que hay que aprender a nadar. En el caso de los médicos, tiene además un tema particularmente delicado. Los médicos son personas relevantes y tienen una reputación que mantener. Internet viene ahí para poner las cosas difíciles. Es una realidad que muchos médicos que digan que están hartos del doctor Google porque cuando el paciente viene a la consulta ya dispone de una información. Esto es algo que les da pánico y con toda la razón del mundo.

El profesional es un personaje público que está expuesto. Y cosas que ahora a lo mejor no están pasando, como las opiniones de los médicos, se pueden dar. Llevar a la salud este tema es tan fácil como buscar en internet el nombre del médico que me trata, quizás no para temas del día a día pero sí en temas graves de salud. Creo que la exposición de los médicos a internet es un tema delicado.

En Sanitas, nuestra visión es intentar que los profesionales utilicen estas cosas en su beneficio, tanto en lo profesional como en lo personal. Creemos que la adopción de la tecnología hay que hacerla de su mano. Como ejemplo tenemos un servicio de videoconsulta para ginecología y pediatría. Básicamente consiste en que si el paciente no puede venir o no es necesario que esté allí, se hace de forma virtual. Nos hemos sentado con los médicos y les hemos explicado cómo debería funcionar, y  trabajando juntos hemos encontrado una acogida muy buena porque lo consideran una herramienta útil en su práctica diaria. Cuando los médicos detectan que un seguimiento se puede hacer por este servicio de videoconsulta se lo proponen al paciente. Así, pacientes en viajes de negocios pueden seguir con su tratamiento a través de visitas virtuales, por ejemplo. Creo que ese es el camino.

Manuel Vilches.

Manuel Vilches: Es cierto que el doctor Google es un castigo divino, pero porque hay mucha mala información circulando por la red. Lo verdaderamente problemático es que no hay un filtro de acceso a lo que se cuelga a la red, está abierta y cualquiera pueda hacer una animalada. Por otra parte, yo creo que los médicos ganamos muchísimo con la transparencia y la información. Compararse y no tener miedo a lo que se está haciendo siempre es bueno. La medicina no se puede hacer al gusto, y siempre va a suscitar opiniones. Pero el tener la posibilidad de conocer los resultados de cada uno de los profesionales, de un hospital e incluso de una red asistencial me parece muy positivo.

Se acaba de publicar un informe de resultados en salud en el que estaban 87 hospitales de la privada, con unas cifras de muchos miles de actuaciones, y no tenemos ninguna pega en publicarlas. Al revés, queremos que se sepan y salgan a la luz para que todo el mundo pueda mirarlas y sepan que, por ejemplo, tardamos doce días en empezar a tratar un cáncer de mama. Se trata de un mercado al que todo el mundo tiene acceso y en el que no hay manera de esconderse. Que nos comparemos es buenísimo y que tengamos resultados, más aún. Estamos sujetos a que, de alguna manera, se debería poder regular lo que se sube o no en base a la fiabilidad de la información, pero es tan complicado que la única manera de filtrarlo es pensar que lo que pervivirá será lo realmente bueno, y el resto desinformación.

Juan Antonio Beceiro: Muy recientemente la Comunidad de Valencia ha lanzado un sistema para imagen médica que va a permitir disponer de cualquier tipo de documento, prueba o informe de manera que el paciente en Valencia podrá tener acceso desde su casa o la web a cualquier información. Es posible que la Administración saque este tipo de iniciativas, y desde General Electric pensamos que es una puerta de entrada hacia tener estructuras de e-Health con portales clínicos y del paciente. La Administración tiene un déficit de compartición, pero también de explotación de datos. Yo soy propietario de mi información y se la doy a quien quiero. Está pasando ya.

Ricardo López: Me gustaría saber si, a su juicio, las Administraciones de nuestro país están implicándose en este asunto.

Manuel Vilches: Nosotros hemos planteado dos iniciativas a la sanidad pública que han recibido de manera maravillosa, pero en las que hemos chocado contra una pared que se llama presupuesto. Eso es inamovible, en cuanto haya presupuesto se retomará la idea de afrontarlo pero en este momento no era posible. La única diferencia entre los dos sistemas es la rapidez la flexibilidad.

Ángel Blanco: Hoy en día la Comunidad de Madrid tiene sus hospitales públicos y privados que prestan servicio público en una única red en la que toda la información es accesible en todos los hospitales. Lo bueno de esto es que no atañe a los públicos o a los privados, sino a todos. En estas comunidades lo más importante es el concepto de paciente y, si da su consentimiento, tiene facilidad para mover su información de un sitio a otro. Es verdad que no atravesamos los mejores momentos económicos, pero no existe una barrera insalvable.

Ignacio Ayerdi: Hay que distinguir entre prácticas de excelencia y lo que llevamos a la cotidianeidad. Se ha comentado que la sanidad adolece de una fragmentación muy grande porque la realidad es que la primaria y la especializada tienen muchísimas áreas de mejora y exactamente igual pasa entre la pública y la privada. No es un tema de tecnologías, es de actitud y alinear objetivos.

Pedro Díaz Yuste.

La realidad es que si uno va a una ciudad, difícilmente encuentra los mejores hospitales en una guía. Todos tenemos experiencias de visitas de colegas extranjeros y se saben los mejores restaurantes, vinos, etc… pero difícilmente saben dónde tienen que ir si tienen una fiebre. Sigo pensando que, como ciudadanos, la actitud que tenemos es excesivamente paternalista hacia el sistema.

Desde el punto de vista de la e-Health y la m-Health, yo creo que estas herramientas servirán para cambiar el paradigma de la sanidad en cuanto a tratar enfermedades con éxito. Eso es lo que creo que deberíamos incorporar al debate: cómo estas herramientas pueden ayudar a gestionar la salud. Ahí hace falta un cambio de actitud del ciudadano; de los políticos, que en vez de hacer tanta política con la sanidad podían hacer más política sanitaria; y de los médicos que también cojan ese papel de no gestionar la enfermedad sino la salud.

Ricardo López: Me parece importante conocer su opinión sobre la variabilidad en cuanto a políticas sanitarias en las diferentes Comunidades Autónomas. ¿Están compartiendo ese tipo de proyecto?¿Existe una política común entre las Administraciones?

Ángel Blanco:
Ha habido una etapa de mucha separación, pero esto es como la vida misma y la separación lleva a una convergencia en el futuro. Mirar hacia atrás no tiene sentido, pero hoy hay una clara intención desde la sencillez y la práctica de compartir la información. Tiene varias fases, evidentemente. Uno no puede compartir la información con los pacientes si antes no lo hace con los profesionales del propio centro, por ejemplo. Primero tenemos que ser capaces de compartir la información entre nosotros a nivel de comunidad y organización. No creo que sea un problema de herramientas, se está haciendo rompiendo un paradigma de hace años, que decía que para compartir información había que tener las mismas herramientas. El planteamiento de internet nos ha roto las barreras en ese sentido. Cualquiera puede tener cualquier herramienta y la información es perfectamente compartible. Esto ha empezado a dar resultados en 2011, pero a partir de ahora estoy seguro de que esto cambia en muy pocos años porque el paso de 6 a 40 millones de usuarios es relativamente sencillo.

Juan Antonio Beceiro: A este respecto me considero crítico, pero optimista a la vez. Crítico porque a esta hora no hay una política común clara. El ejemplo es que se ha lanzado en el Interterritorial el plan de crónicos a nivel nacional. La sanidad está sufriendo por la crisis, pero también por el envejecimiento de la población y el encarecimiento del coste de los tratamientos. Estamos hablando de un tema crítico, y en algo tan básico la Administración no se pone de acuerdo para ir consensuadamente. A la vez soy optimista porque la realidad de la vida te acaba forzando a hacer de manera pragmática las cosas que no se terminan de hacer. Lo que hay que coger es lo que sabemos que funciona y expandámonos. Tal vez tardemos un tiempo, pero va a ocurrir.

Ignacio Ayerdi: Se sabe que en la pirámide de crónicos los que están en una situación más severa suponen la mayor parte del gasto sanitario y tienen una esperanza de mejora en su calidad de vida moderada por ser generoso. Sin embargo, ahí se están destinando casi todos los proyectos pilotos mientras en los otros segmentos de la pirámide no se trabaja a pesar de que sería más factible y sencillo. Igual pasa con la gestión de la salud. A pesar del enorme debate sanitario que hay ahora, sigo viendo que hay demasiado poca actividad en la parte preventiva, que es la que podríamos abordar con mayor facilidad, pero requeriría un alineamiento claro de todos los agentes.

Manuel Vilches: Lo que pasa es que la presión manda, y ahora mismo la presión asistencial y la escasez de presupuesto están dirigiendo los esfuerzos hacia lo que más aprieta. La corresponsabilidad del paciente tiene que quedar muy clara y debe empezar a ejercer desde ya. Es muy duro decirlo, pero tendremos que plantearnos que todos aquellos pacientes que tengan prácticas de riesgo habrá que tratarlos de una manera diferente a los que no las tengan, porque al fin y al cabo todo el mundo tiene que ser responsable de sus actos.

Ignacio Ayerdi.

En cuanto a la gestión de la propia atención, hay datos demostrados que te empujan y nos llevarán, aunque sea a golpes, a tener que implantarlo como sea. Hay un estudio que puso un programa de gestión de enfermedades para patologías crónicas que en cuatro años pasó de 2.000 a 32.000 pacientes controlados y monitorizados. Se encontraron también con una reducción de ingresos en el hospital en torno al 20 por ciento. Eso es ahorro directo, y con un grado de satisfacción en los pacientes del 86 por ciento estando en su casa, y no en el hospital. Además se han registrado reducciones del 25 por ciento en insuficiencia cardiaca o del 20 por ciento en patología respiratoria, que resultan tremendamente significativas. Tarde o temprano vamos a tener que tirarnos a ello queramos o no, porque funciona y si hay mecanismos lo médicos no van a tener ningún problema. De hecho, están a favor porque consideran que la posibilidad de mejora en la asistencia es clara. Y estoy seguro de que los pacientes lo van a asumir como una mejora muy significativa porque les puede costar más o menos trabajo aprenderlo, pero el resto son todo beneficios.

Juan Antonio Beceiro: Estoy convencido de que el ahorro directo a corto plazo está demostrado. Hay muchos datos significativos, como una bajada del 30 al 15 por ciento en la tasa de reingresos. Esos costes que se pueden evitar se pueden reinvertir en la gestión del bienestar. La gestión de la enfermedad te da unos recursos que puedes aplicar y reinvertir en la gestión de la salud para avanzar en paralelo. Si no acabas gestionando esa masa ingente de crónicos vas a seguir teniendo problemas aunque sigas tapando la sangría. Está demostrado, así que no hay ningún problema para que la Administración intente poner el cascabel al gato para tener programas en los que todos vayamos a una y cojamos esos ahorros que se van a coger e invertir en el problema por ciento de base. Como no podemos invertir directamente, hagámoslo a través de la gestión de la enfermedad y del ahorro que se consigue ahí.

Manuel Vilches: Y no dupliquemos gastos de inversión. No nos volvamos locos y queramos desarrollar, cada uno, su propia plataforma. Busquemos cosas que ya estén funcionando y reutilicémoslas. No tiene sentido que se desarrollen diferentes planes de forma paralela.

Ignacio Ayerdi: El programa Marco ha seleccionado cinco o seis regiones de Europa conocidas porque están muy activas en el tema de la cronicidad para intentar hacer una especie de libro maestro con la idea de que se pueda extender al resto de comunidades y se pueda establecer un consenso sobre cómo se puede desarrollar una estrategia de crónicos de una manera más estándar.

RONDA DE CONCLUSIONES:

Pedro Díaz: Gracias al e-Health y al m-Health, la salud será una cosa más de pacientes que de médicos. Eso se concreta en algunos ejemplos. Las personas podemos pedir cita on-line, tener consultas on-line con nuestros médicos, todos tendremos una carpeta de salud que estará en la nube e integrará toda la información médica de nuestra historia tanto si se ha generado en la sanidad pública como en la privada y nos permitirá compartir esta información con los médicos u otras personas en función de nuestras necesidades. Para colectivos concretos existirán aplicaciones concretas y toda esta interacción se realizará a través de una multitud de dispositivos. Hoy conocemos algunas, pero dentro de cinco años no tendremos ni idea de lo que será, aunque el concepto sea el mismo. De esta forma conseguiremos que las personas vivan unas vidas más largas, más sanas y más felices. Puedo parecer un provocador por decir estas cosas, pero lo hago con conocimiento de causa porque todas estas cosas ya son una realidad en Sanitas y están a la disposición de nuestros clientes, con lo cual el futuro está más cerca de lo que creemos.

Ángel Blanco.

Juan Antonio Beceiro: La e-Health es un elemento transformador increíble y en este momento lo necesitamos. Es insostenible la provisión en la mayoría de los países occidentales y el cambio tiene que ir acompañado de las tecnologías que propone la e-Health, con un paciente más involucrado y una dinámica de sencillez en el uso de las aplicaciones. Necesitamos el mayor consenso político y gestor para unir los planes de e-Health con los planes de crónicos porque es una oportunidad irrepetible y si se nos pasa el tren vamos a tener un gran problema y la sanidad va a salir del estado de bienestar. Yo soy optimista y, aunque no sé en cuantos años, estoy seguro de que se va a hacer algo potente.
No olvidemos que Obama ha fichado a Rafael Bengoa. Tenemos un activo en modelos de gestión de enfermedad, y en planes de crónicos. Podemos aprovecharlo y la situación da para ello. Creo que las fuerzas ocultas detrás se van a poner de acuerdo y la voluntad política estará empujando planes de e-Health reales tanto en la pública como en la privada.

Ángel Blanco: Está claro que el hospital como edificio pierde protagonismo y que vamos de un concepto de edificios a un concepto de servicios. Unos servicios no-presenciales y que ni siquiera tienen que ser on-line. Pasamos de la concentración del saber dentro del edificio a algo que está más difuso.
También me gustaría hacer un apunte referente a la relación entre los profesionales. Hay un tipo de paciente que tiene un protagonismo pero no lo puede ejercer tanto en circunstancias de inferioridad de condiciones. En ese sentido, en Capio hemos empezado a monitorizar pacientes con infarto desde la ambulancia, de manera que tenga un diagnóstico mucho antes de llegar a la urgencia o ni siquiera tenga que pasar por ellas en caso de necesidad.

Manuel Vilches: El futuro está aquí. En nuestro hospital, ahora mismo los pediatras llevan una tablet y están donde quieren, pudiendo comunicarse con sus pacientes en la urgencia. Los pacientes no solo lo han recibido bien, sino incluso demasiado. Esto está funcionando, a pesar de que somos una unidad pequeña. Nuestra intención desde IDIS es seguir ofreciéndonos a la colaboración máxima con todas las organizaciones del país para que consigamos desarrollar esto de la mejor, más rápida y más eficiente manera para aprovecharnos cuanto antes de sus beneficios. Además, nuestros pacientes estarán mejor tratados y nuestros profesionales más contentos, con la consiguiente mejora del sistema. Debemos aprovechar esta oportunidad. Se acabó el hospital como centro, habrá que ponerlo allí donde esté el paciente. Hay que trabajar mucho, pero el futuro ya está aquí.

Ignacio Ayerdi: Es importantísimo que como ciudadanos estemos concienciados de que la salud es lo más importante que tenemos y que seguramente somos el mejor médico de cabecera de nosotros mismos. Las nuevas tecnologías van a facilitar que sea así, pero sigo pensando que va a hacer falta un esfuerzo importante de pedagogía y que lo llevemos de tal manera que el ciudadano lo metabolice. Otra cosa que me parece importante es que en el proceso de mejora de eficiencia del sistema sanitario estamos haciendo demasiado énfasis en la actividad y poco en el valor, lo cual me parece preocupante. Se ha medido la eficiencia de los sistemas por el volumen de actividad en vez de por los resultados y creo que es un enfoque equivocado.

Nuestro papel como industria de tecnología sanitaria no es solo desarrollar nuevas tecnologías que hagan progresar a la sanidad, sino que nos tenemos que involucrar mucho más como agentes a la hora de definir esos ecosistemas nuevos para movernos de la gestión de la enfermedad a la gestión de la salud. Por último, quiero decir que soy optimista porque no es opcional que no salgamos de la crisis. Es decir, con lo importante que es la salud tenemos que salir.

 

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