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Martes, 24 de marzo de 2015   |  Número 68
EDITORIAL
 
La suma de todos aporta valor
 

Celebramos este año el quinto aniversario de la fundación, un lustro de esfuerzo, tesón y constancia que han hecho que hoy sea un referente claro en el sector, no solo por sus logros, sino también por su capacidad analítica, de reflexión y de objetividad a la hora de plasmar diferentes realidades que conforman el rico entramado del emprendimiento y de la iniciativa privada en sanidad.

Esta nueva versión del informe 'Sanidad Privada, Aportando Valor' pone de manifiesto la mejora continua en la calidad de la prestación sanitaria, un objetivo que nos marcamos desde los inicios allá por el año 2010. Hoy, pasados estos cinco años, podemos afirmar con rotundidad que avanzamos en el buen camino. Y prueba de ello es la iniciativa que acabamos de lanzar, la acreditación QH (Quality Healthcare), que es un reconocimiento a la excelencia en calidad asistencial, un proyecto que nos llevará sin duda a que nuestros centros profundicen en la mejora continua de sus procedimientos y procesos favoreciendo así su competitividad y su reputación.

El objetivo de este proyecto no es otro que mejorar la atención del paciente y sus familias, y con ella, los resultados de salud obtenidos además de la confianza y credibilidad en un sistema, el de provisión y aseguramiento privados que, cada vez tienen un mayor peso en nuestra realidad sanitaria.

Con independencia de otras personas que también acuden a la sanidad privada, es bueno tener en cuenta que más de 7,2 millones de ciudadanos mantienen voluntariamente un seguro de salud, un doble aseguramiento, con independencia de los casi 2 millones de afiliados en las Mutualidades de Funcionarios del Estado que prefieren la cobertura que aportan las aseguradoras privadas.

Nuestro Sistema Nacional de Salud, como otros sistemas y modelos sanitarios del mundo, afronta enormes retos derivados del progresivo avance y cambios ocurridos en nuestra sociedad del bienestar y el conocimiento. La inversión de la pirámide demográfica de población, con una geriatrización creciente y progresiva en nuestra sociedad, el fenómeno de la cronicidad asociado a la longevidad (tengamos en cuenta que el 20 por ciento de la población genera el 70 por ciento del consumo de recursos sanitarios y por lo tanto del gasto), así como la eclosión de las nuevas tecnologías y la innovación más disruptiva en el ámbito del diagnóstico y la terapéutica, hacen que la solvencia y sostenibilidad del sistema afronte retos difíciles de solventar si no es con el esfuerzo y la altura de miras de todos los agentes implicados independientemente de la titularidad que ostenten.

En ese contexto de cambio, la sanidad privada debería ser identificada como un aliado estratégico deseable, como una opción que descarga de presión a un sistema cada vez más inflacionado de demanda y de necesidad de recursos de todo tipo por las causas que ya he comentado. No solo eso, sino que la iniciativa privada en sanidad tiene probada y demostrada su capacidad de gestión, siendo ésta muy eficiente y acreditada aquí y fuera de nuestras fronteras. Este modelo complementario y sinérgico de afrontar los problemas de salud de sus pacientes, beneficiando solo al Sistema Nacional de Salud, sino también a toda la sociedad española en su conjunto.

A pesar de las bondades y buena disposición de todos aquellos que conformamos este sector de la sanidad privada, la realidad no deja de ser otra, lo que no significa que el sector sanitario privado no desempeñe de facto un papel relevante en nuestra sociedad si se considera el número de sus pacientes, la complejidad y extensión de los procesos atendidos o los resultados de salud alcanzados en base a indicadores reconocidos y validados internacionalmente.

En cualquier caso, no puede negarse que la aportación de valor de la sanidad privada reduce significativamente la demanda de servicios en principio asignada al propio Sistema Nacional de Salud, con el consiguiente efecto favorable sobre la calidad percibida y los tiempos de respuesta de su estructura sanitaria. Esto supone que incluso los ciudadanos que no utilizan la sanidad privada puedan verse beneficiados también por ella, consiguiendo de esta forma un acceso a la asistencia más rápida, contribuyendo con ello a una rebaja considerable en listas de espera y demoras innecesarias producidas por una sobredemanda creciente.

Todo este compendio de realidades inciden en un hecho fehaciente: reducir las necesidades incrementales del gasto público en materia de sanidad, al menos en la cuantía que requeriría la atención de todos los asegurados que utilizan la sanidad privada si solo tuvieran la oportunidad de utilizar el sistema de provisión y aseguramiento públicos. De esta forma el sector contribuye de una forma estable y sensible a la sostenibilidad y solvencia del Sistema Nacional de Salud. Las estimaciones de IDIS sitúan entre 4.079 y 8.865 millones de euros el ahorro al Estado generado por los seguros de salud durante 2014.

Los datos de esta nueva edición del informe también ponen de relieve la generación de riqueza y empleo por parte del sector sanitario privado, responsable del 3,38 por ciento del PIB español y del empleo de 236.567 profesionales, de ellos 53.790 médicos. Se constata por otra parte la importancia que adquiere en la formación y cualificación del profesional sanitario, un aspecto este que, aunque en principio pudiera parecer ajeno a sus compromisos, se encuentra imbricado en la idiosincrasia de este sector innovador y pujante, de hecho y como muestra, hoy tienen ya rango universitario 13 hospitales de la red privada asistencial.

En el aspecto de innovación instalada, nuestra sanidad privada ha mantenido en estos años de crisis económica un compromiso sólido a la hora de invertir en la más avanzada tecnología diagnóstica y terapéutica donde fue pionera siempre, con desarrollos específicos en I+D+i como lo demuestra la creciente presencia de nuestros hospitales y centros en el desarrollo de nuevos ensayos clínicos, realizados cada vez en fases más tempranas. En materia tecnológica el informe nos muestra que un 57 por ciento de los equipos de resonancia magnética, el 49 por ciento de los PET y el 36 por ciento de los TAC que se hallan instalados en España corresponden al sector sanitario privado.

Este sumatorio de realidades, transformadas en datos objetivos en este informe, forma parte de una apuesta real por la calidad en la prestación sanitaria que afortunadamente vamos convirtiendo en una seña de identidad. El conocimiento de la realidad que proyectamos por parte de los ciudadanos y de nuestra sociedad es uno de los principales objetivos por los cuales se constituyó el IDIS hace ya casi 5 años. Desde entonces estamos empeñados en trasladar a la sociedad la información necesaria para que tenga una visión detallada y objetiva de este sector.

A este objetivo responden los distintos informes anuales que viene desarrollando la Fundación, cada vez más completos y con mayor riqueza de datos y de matices, como el presente 'Sanidad Privada, Aportando Valor', el 'Informe RESA' o el 'Barómetro de la Sanidad Privada', todos ellos con enfoques distintos pero complementarios y elocuentes a la vez, sobretodo, por la calidad incremental que se va consiguiendo en procesos y servicios de nuestra red de hospitales y centros.

La calidad es un valor no solo conceptual sino pragmático con diferentes matices y particularidades, por ello en 2014 hemos dado otro paso, hemos creado el Sistema de Acreditación QH (Quality Healthcare) de reconocimiento a la excelencia en calidad asistencial, una herramienta de IDIS que contribuirá a la evolución positiva de este sector y estimulará la competitividad en el marco nacional e internacional, teniendo en cuenta que el beneficiario siempre ha de ser sin duda el paciente, él es nuestro objetivo y por consiguiente nuestro estímulo.


 

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