Redacción. Madrid
Embarazo, menopausia y cáncer ocupan buena parte de las consultas ginecológicas. Los problemas y alteraciones que experimentan muchas mujeres durante estas etapas han mejorado notablemente su diagnóstico y tratamiento gracias al avance de las técnicas moleculares, quirúrgicas o de imagen. Y tan importante como el abordaje asistencial de los problemas es su prevención y la promoción de estilos de vida saludables
Mamografía digital en el Gabinete Médico Velázquez.
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Para conocer y debatir los últimos avances en salud femenina, medio millar de especialistas ha asistido a las X Jornadas de Ginecología y Obstetricia, celebradas en Madrid y organizadas por Gabinete Médico Velázquez, integrado en el grupo Unilabs.
El cáncer de mama, del que cada año se detectan más de 24.000 nuevos casos en España, es uno de los ejemplos más claros de cómo los progresos médicos han cambiado el manejo y la evolución de la enfermedad. En primer lugar, ahora las mujeres que tienen que pasar por un quirófano lo hacen después de un exhaustivo estudio previo, en el que se determinan las características moleculares del tumor o si existe afectación ganglionar. El resultado determinará si la cirugía debe ser más o menos agresiva. Según la doctora Dolores Ojeda, del Comité Científico de la reunión, “estos avances permiten realizar un tratamiento individualizado, que implica un menor riesgo para la paciente y aumentan los índices de supervivencia”.
El doctor Armando Tejerina, una de las voces más autorizadas en este asunto, ha insistido en que los controles preventivos son fundamentales, y ha indicado que a partir de los 40 años todas las mujeres deberían someterse a controles rutinarios periódicos, unos exámenes que deben comenzar a edades más tempranas si existen factores de riesgo de cáncer de mama, como son los antecedentes familiares o personales.
La prevención del cáncer de mama es una de las razones de que se estén comenzando a utilizar estrógenos naturales en contracepción. Según la doctora Ester de la Viuda, presidenta de la Fundación Española de Contracepción, “estos estrógenos suponen, en principio, menor riesgo”, y ha añadido que “en contra de lo que muchos piensan, los tratamientos anticonceptivos no incrementan ni el riesgo ni la mortalidad por cáncer. Al contrario, en algunos casos pueden ejercer un efecto protector en cánceres de endometrio, ovario y colon”.
También es controvertido el empleo de terapia hormonal para controlar los trastornos de la menopausia por su potencial de elevar el riesgo de desarrollar cáncer. La doctora Silvia González, del Comité Científico de las Jornadas, ha apuntado que esta es la razón para la que sólo un 6% de las mujeres con trastornos climatéricos sigue tratamiento hormonal, aunque el incremento real del cáncer de mama con esta terapia es de ocho casos por diez mil mujeres a partir del quinto año. González ha recordado que no se debe recurrrir a la estrogenoterapia en mujeres con historia de cáncer de mama o con un riesgo cardiovascular elevado.
Especial atención requiere la osteoporosis postmenopáusica, un problema creciente que muchos califican de epidemia silenciosa. El doctor Javier Haya ha vaticinado que el 40% de las menopaúsicas sufrirá una fractura vertebral o de cadera, con el consiguiente impacto en la calidad de vida.
Con motivo de la apertura del nuevo centro de Reproducción Humana de Unilabs, liderado por el doctor Santiago Dexeus, en calidad de Director Científico, durante las Jornadas se ha hecho una revisión pormenorizada del potencial diagnóstico de la ecografía en mujeres con posible disfunción reproductiva. El doctor Juan Manuel Martínez de María ha explicado el estudio básico que se debe realizar a las parejas con disfunción reproductiva y la posibilidad de implantar estrategias preventivas desde la Atención Primaria. Las estrategias para preservar la fertilidad de personas con cáncer o la maternidad de mujeres sin pareja masculina han sido otros aspectos debatidos.
Entre los aspectos más novedosos está la posibilidad de encontrar anomalías fetales a partir de un análisis de sangre materna. La trisomía 21 (síndrome de Down) se puede detectar con un elevadísimo porcentaje de fiabilidad aunque, de momento, los expertos recomiendan confirmar el diagnóstico de sospecha con técnicas más invasivas, como la amniocentisis o la biopsia corial.
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