Redacción. Madrid
En España hay, actualmente, más de 8 millones de personas mayores de 65 años, de los cuales, el 25 por ciento presenta síntomas de malnutrición. Unas cifras que seguirán creciendo de acuerdo al incremento de la esperanza de vida.
Entre las principales causa que provocan esta desnutrición se encuentra el envejecimiento, los cambios fisiológicos propios de la edad o el aislamiento, entre otros, por lo que es necesario un mayor control por parte de los expertos de la salud.
De derecha a izquierda: Mar Álvarez, gerente de la Fundación Hospitales Nisa; doctora Belmar, experta en Endocrinología y Nutrición del Hospital Nisa Pardo de Aravaca; Jaime Thiebaut, vicepresidente de Aramark; y Amelia Gutiérrez, directora regional de Aramark.
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Para paliar esta situación, el equipo de Endicronología de la Fundación Nisa se ha unido a Aramark, empresa dedicada desde hace más de 75 años a ofrecer servicios de alimentación en entornos hospitalarios, y han elaborado su primera Guía Alimentaria para Personas Mayores, cuya presentación oficial se ha producido en el Hospital Nisa Parto de Aravaca, en Madrid. La Fundación Nisa y Aramark presentará la guía en los Hospitales Nisa de Castellón y Valencia a lo largo de 2015.
Guía para informar a familiares y cuidadores
La elaboración de esta guía responde a un estudio previo llevado a cabo por esta empresa, en el que se detectaron varias deficiencias, como la importante desinformación de familiares y cuidadores de personas mayores, especialmente dependientes, a la hora de tratar con este colectivo y escoger, de manera adecuada, su alimentación y una vida saludable.
"Esta guía es una herramienta de ayuda para familiares e instituciones especializadas en el cuidado diario de las personas mayores, para guiarles en el buen hacer y evitar la desnutrición", explica Jaime Thiebaut, vicepresidente y director nacional de operaciones de Aramark.
Por su parte, Belmar, médico del equipo de Endocrinología y Nutrición de Hospitales Nisa Pardo de Aravaca ha destacado que es imprescindible realizar un estudio pormenorizado del paciente y de su alimentación, teniendo en cuenta su situación personal. "No necesita los mismos alimentos una persona con movilidad reducida o dependiente que otra que se vale por sí misma. Debemos valorar las necesidades de cada individuo y no generalizar".
Desnutrición por factores fisiológicos y sociológicos
Por este motivo, la nueva guía está dirigida tanto a profesionales que trabajan día a día con personas mayores como a cualquier persona que tenga a su cargo personas de avanzada edad.
Con el paso del tiempo, la pérdida de movilidad o de memoria provoca un deterioro en la calidad de vida de la de las personas que afecta, especialmente, a su alimentación pudiendo llegar hasta la malnutrición o desnutrición. Como indica la guía, esto se puede deber a diversos factores tanto fisiológicos, entre los que se encuentran la pérdida de los sentidos del olfato y del gusto, la dificultad a la hora de masticar, problemas digestivos y de estreñimiento, falta de vitaminas o ingesta de medicamentos, o sociológicos como la pobreza, la soledad o la pérdida de movilidad.
Después de observar todos estos factores que inciden directamente en la pérdida de apetito o en la imposibilidad de alimentarse correctamente, se debe medir el estado nutricional mediante el apetito y la ingesta, la pérdida de peso, el índice IMC, la medición de los pliegues cutáneos y de la circunferencia media del brazo y las analíticas. Una vez recogidos los datos, a la hora de planificar una dieta también hay que tener en cuenta aspectos nutricionales, sensoriales y sociales. Así, se deben escoger cuidadosamente los alimentos dando preferencia a los que contengan alta densidad en nutrientes para mantener el peso estable.
"Las necesidades energéticas son diferentes para cada persona", explica Belmar. "Por este motivo, es importante considerar las cantidades correctas de proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas, minerales y agua, de manera personalizada".
En definitiva, para estar bien nutridos los expertos recomiendan que la base de la dieta sean los cereales y tubérculos (unas seis veces al día) y se consuman verduras y hortalizas (mínimo dos veces al día), fruta (tres raciones), frutos secos, lácteos, carnes (dos o tres a la semana), pescado (cuatro o cinco a la semana), huevos (tres a la semana), legumbres (dos o tres a la semana), agua (ocho vasos al día). En esta guía, se establecen diez consejos saludables para mantener una dieta óptima y estar bien alimentados: evitar el consumo de alcohol, eliminar el tabaco, controlar la ingesta de líquidos, moderar el consumo de sal y alimentos salados, cuidar el aporte de calcio, mantener la musculatura, cuidar la dentadura, mantener una vida activa y evitar la soledad, realizar una dieta variada y cuidar el peso.
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