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Viernes, 17 de octubre de 2014   |  Número 63
sanidad al día
SEGÚN UN INFORME ELABORADO POR SANOFI PASTEUR MSD
Los programas de vacunación salvan vidas y generan ahorros 5 veces superiores a otras medidas preventivas
La industria de las vacunas contribuye activamente al desarrollo de la economía europea a través de su inversión en I+D y creación de empleo

Redacción. Santiago de Compostela
La salud contribuye al crecimiento económico de un país. En concreto, las vacunas juegan un papel fundamental en la prevención de enfermedades infecciosas y contribuyen de forma decisiva en la sostenibilidad del sistema sanitario, llegándose a considerar una de las intervenciones clave en salud pública por su capacidad de proteger la salud de la población y contener el gasto sanitario que genera la población enferma.

Sin bien, los programas de vacunación generan ahorros 5 veces superiores a otras medidas preventivas como la cloración del agua, de la desinversión en dichos programas se derivan costes económicos, sociales y asistenciales, tal y como se pone de manifiesto en el informe “El valor económico de la vacunación, ¿por qué la prevención es riqueza?”, elaborado por Sanofi Pasteur MSD, compañía europea líder en vacunas, y presentado en el marco de la VII reunión internacional sobre biotecnología, Biospain 2014.

Contribución a la sostenibilidad del sistema sanitario y al desarrollo económico

Las vacunas se revelan como medida coste-efectiva y como palanca eficaz para lograr la sostenibilidad del sistema sanitario. En términos generales, por cada euro invertido en vacunas se ahorran entre 4 o 5 euros de costes directos (costes relacionados con el tratamiento de las enfermedades que previenen).  

De izquierda a derecha: Noemí Csaba, investigadora de la Universidad de Santiago de Compostela; Andrea Rappagliosi, presidente del Grupo de Vacunas de la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (Efpia); Alberto Ruano, profesor de Medicina Preventiva y Salud Pública en Universidad de Santiago de Compostela; Juan José Picazo, jefe del Servicio de Microbiología Clínica del Hospital Clínico San Carlos y Catedrático de la UCM, y Mª Eugenia Puentes, directora I+D en Biofabri.


En el caso de las vacunas infantiles actuales, consideradas en su conjunto (difteria, tétanos, tos ferina, Hib, poliomielitis, sarampión, parotiditis, rubéola y Hepatitis B), el Sistema Nacional de Salud alcanza ahorros superiores a 5 euros en costes directos y a 17 euros en costes indirectos por cada euro invertido en ambos casos.  

La industria de las vacunas contribuye de manera esencial al desarrollo de la economía europea a través de su inversión en I+D y la generación de empleo. El 80% de la producción mundial de vacunas se concentra en Europa, y más del 60 por ciento de las fábricas de producción de los 32 principales productores de vacunas se encuentran en la zona euro.

Las vacunas son productos biológicos complejos y altamente sofisticados que requieren de un largo y costoso proceso de producción. En el desarrollo de una vacuna se emplean hasta 33 meses y más de 500 millones de euros.

La elevada especialización e inversión requerida, explica que el mercado de las vacunas cuente con pocos fabricantes. En este especializado y limitado contexto, “poder garantizar el suministro de vacunas  en un mercado con un incremento constante de la demanda requiere de un marco estable que permita a las compañías fabricantes mantener los niveles de inversión y producción actuales”, ha subrayado Ricardo Brage, director general de Sanofi-Pasteur MSD.  

Beneficios “invisibles” de las vacunas

Además de los beneficios directos que reportan los programas de vacunación, cabe destacar los beneficios indirectos resultantes de la pérdida de productividad, absentismo laboral y/o discapacidad, entre otros. “Tenemos que centrar nuestros esfuerzos en mantener a la población sana en vez tratarles cuando ya se han puesto enfermos”, ha apuntado Andrea Rappagliosi, vicepresidente de Acceso al Mercado, Política Sanitaria y Asuntos Médicos de Sanofi Pasteur MSD y presidente del Grupo de Vacunas de la Federación Europea de Industrias y Asociaciones Farmacéuticas (EFPIA). “La prevención es el mejor camino para mantener a los ciudadanos europeos sanos y así aumentar su esperanza de vida y por lo tanto conseguir que una población productiva durante más tiempo”, ha concluido.

En este sentido, es importante destacar que el coste de la enfermedad no sólo recae en el paciente, sino también en sus familiares, cuidadores, y en la sociedad en general. En términos generales, entre el 11 por ciento y el 61 por ciento de los padres con niños con gripe causa baja en su puesto de trabajo entre 1 y 6 días para poder cuidarlos.

Otros logros alcanzados gracias a la vacunación son la reducción del número de muertes prematuras, la disminución del absentismo laboral y el consumo de fármacos, o el evitar discapacidades y/o problemas de fertilidad, entre otros.

Beneficios en salud

En el caso de los lactantes, la vacunación ha hecho posible la reducción de las tasas de mortalidad en todos los países europeos, pasando de 25 muertes por cada 1.000 nacimientos en 1970 a 4 muertes por cada 1.000 nacimientos en la actualidad.

Por otra parte, los programas vacunación infantil implantados en la UE han logrado reducir el porcentaje de discapacidades físicas y mentales en niños. En la actualidad, en la UE los programas de vacunación infantil protegen contra 15 enfermedades infecciosas.

En el caso de los adolescentes y los adultos, la vacunación mediante programas de refuerzo o preventivos logran recuperar a medio y largo plazo la inversión en salud pública realizada por los sistemas de salud. Estos colectivos están expuestos a contraer enfermedades infecciosas como la tos ferina, la meningitis meningocócica y enfermedades de transmisión sexual como pueden ser la hepatitis B o el virus del papiloma humano (VPH).

Por último, la vacunación también disminuye el riesgo de desarrollar infarto de miocardio o ictus en pacientes mayores de 50 años que presentan infección por herpes zóster y neumococo. En los afectados con herpes zóster se incrementa en un 30 por ciento el riesgo de padecer ictus, mientras que la vacunación antineumocócica disminuye en un 50 por ciento el riesgo de infarto de miocardio durante los dos años posteriores al acto de vacunación.

Incluso existen vacunas capaces de prevenir el desarrollo de ciertos tipos de cáncer, como por ejemplo la vacuna frente al virus del papiloma humano (VPH).

Envejecimiento de la población, prevención y sostenibilidad

En los próximos 40 años, la población mayor de 65 se duplicará en la UE pasando de 87,5 millones en 2010 a 152,6 millones en 2060. La inversión de la pirámide poblacional planteará a los Gobiernos nuevos retos destinados, en gran medida, a la contención del gasto sanitario y al aumento de la productividad. “En este contexto, la vacunación y su industria se revelan como una herramienta eficaz para alcanzar los 5 objetivos señalados en la iniciativa `Europa 2020`  destinada a alcanzar un crecimiento inteligente, sostenible y global”, apunta Rappagliosi.

Atendiendo al proceso de globalización actual, la vacunación se manifiesta como una intervención solidaria. La prevención es una intervención colectiva porque el acto de vacunar a una persona contribuye a proteger a las que le rodean (inmunidad de rebaño). Estudios recientes de modelización de coste-efectividad han demostrado la importancia de tener en cuenta este "efecto de grupo" indirecto.
 

 

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