Viernes, 20 de febrero de 2015 | Número 67 |
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JOSEP SANTACREU, CONSEJERO DELEGADO DE DKV |
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Mejorar lo que funciona |
Las decisiones sobre políticas públicas requieren un conocimiento sobre aquello que funciona y lo que necesita mejorar, y la evaluación es clave para poder aprender.
Josep Santacreu,
director general de DKV.
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En una revisión reciente de lo que ha sucedido en los sistemas de salud durante los últimos 25 años publicada en Lancet se describían las características fundamentales que contribuyen a un sistema de salud excelente. Entre ellas destacaría las tres siguientes: permitir flexibilidad y autonomía en la toma de decisiones, conseguir sinergias entre actores y sectores, y apertura al diálogo y colaboración entre el sector público y privado, con una supervisión administrativa.
Si observamos nuestro Sistema Nacional de Salud, podemos confirmar que precisamente estas tres características se dan en el modelo Muface. La capacidad de elección de los usuarios entre las distintas entidades públicas y privadas que gestionan la cobertura da lugar a que un 81 por ciento de los mutualistas opte por aseguradoras privadas.
Por otra parte, la propia existencia del modelo permite un conjunto de sinergias amplias tanto en el sector asegurador como en el de provisión de servicios de Salud en toda la geografía nacional. Y, finalmente, se trata de una colaboración entre el sector público y privado que en su dilatada trayectoria, de casi cuatro décadas, ha demostrado ser un éxito.
Así pues, el modelo Muface de cobertura asistencial financiada públicamente mantiene unas características singulares que consiguen, a un coste razonable, unos servicios altamente valorados por sus usuarios.
No obstante, los cambios tecnológicos y sociales que acaban impactando en el coste de las prestaciones han originado las tensiones actuales. Y además esto sucede en un momento de delicada situación de las finanzas públicas y de un mayor envejecimiento de los mutualistas en comparación con la población general. El Sistema Nacional de Salud en su conjunto se enfrenta a estas mismas tensiones y lo que debemos plantearnos es cómo podemos garantizar el acceso a los servicios de calidad a un coste asumible en un próximo futuro.
El punto de partida pasa por comprender los puntos fuertes y débiles del sistema actual, e impulsar una mejora que sea capaz de garantizar su solvencia y continuidad. Las tensiones en los costes son tan sólo el reflejo de unas causas estructurales sobre las que los decisores políticos necesitan actuar con firmeza.
El anuncio reciente de impulso a la modernización de Muface es un buen motivo para seguir confiando en la persistencia y evolución del modelo. |
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