Acabamos de conocer los resultados del Barómetro de la Sanidad por parte del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad. El Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) ha manifestado su satisfacción por la necesaria evaluación y publicación de resultados en torno al sistema sanitario y ha felicitado al Ministerio sobre el resultado de los mismos. Sin embargo, creemos necesario hacer algunas valoraciones al respecto.
¿Se puede realizar una valoración comparativa de la sanidad pública y la sanidad privada? A nuestro modo de ver, este tipo de comparaciones, solo ofrece disensión sobre un sistema sanitario único que contempla un doble aprovisionamiento mediante sanidad pública y sanidad privada. Es más, para poder comparar de forma objetiva las dos áreas de provisión, debería estar asentada toda la muestra representativa en el 30% de la población que tiene doble aseguramiento, ya que el otro 70% desconoce la realidad de la sanidad privada. Por lo tanto, no son fidedignos este tipo de estudios que, con una metodología que introduce sesgos y que, por tanto, provocan desinformación en el ciudadano, generan una competitividad infundada, cuando lo que debería primar es la información real a los ciudadanos sobre los beneficios que aporta un sistema único con una doble provisión.
Otra cuestión que se debe aclarar, ¿cuál es el objetivo de este tipo de encuestas? Parece que a veces se olvida que el sector privado da cobertura a más de 10 millones de usuarios y sus familias, personas que deciden voluntariamente pagar un complemento por su salud con la descarga que supone de gasto para la sanidad pública. Además, el sector está constituido por más de 253.000 profesionales cualificados directos que hacen su labor de forma profesional y que obviamente pueden molestarse al dudarse de su capacitación con respecto a los profesionales que trabajan exclusivamente en el sector público.
Más preguntas: ¿por qué no tienen en cuenta los datos del Barómetro de la Sanidad Privada que presentamos el pasado mes de mayo? El 91% de las personas que cuentan en España con un seguro privado recomendaría la sanidad privada. Asimismo, el 80% de los asegurados valoró los servicios ofrecidos por la sanidad privada con una calificación media por encima del notable. Una valoración muy destacable, teniendo en cuenta que son servicios por los que los pacientes están realizando un desembolso y de los que exigen unos altos estándares de calidad.
La respuesta a todas estas cuestiones: cada vez se hace más necesario tomar una serie de medidas que reconozcan la complementariedad de ambos sistemas y que procuren por su integración en el sentido de que no haya duplicidades de gasto y que el paciente se vea reconocido en todos los aspectos, independientemente de que elija el sistema que prefiera para su atención. Es decir, una integración de la provisión pública y privada en torno al paciente.
Sin duda para ello se debe fomentar aquellas estrategias e iniciativas que anclen el sistema en su conjunto a la realidad social en la que se implanta. Las fórmulas de colaboración ya existentes o explorar y poner en práctica otras más ambiciosas es un tema que adquiere especial relevancia en este contexto, así como un desarrollo normativo adecuado que procure la integración de la provisión pública y privada bajo parámetros de complementariedad o la promoción de fórmulas de gestión de la sanidad pública mucho más eficientes.
Es fundamental, a su vez, reconocer el esfuerzo que realizan los usuarios del sector privado al tener un seguro complementario de salud, mediante medidas fiscales que le sirvan de estímulo, como la desgravación fiscal a los seguros privados de salud (medida ya implantada en su momento, vigente hasta el año 98 en España y hoy en día reconocida en muchos de los países de nuestro entorno). Hemos de tener en cuenta que la suscripción voluntaria de seguros de salud es la mejor forma de garantizar la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario por lo que supone de descarga del sistema público de salud.
Normalizar y promover el papel del sector privado en el sistema sanitario nacional, -como proveedor de servicios sanitarios, y en su condición de gestor de los mismos-, es un tema clave que requiere el compromiso de todos. Por último, y no por ello menos importantes, son imprescindibles también una serie de actuaciones de carácter urgente, como por ejemplo la actualización de las primas de las mutualidades públicas, el plan de pago de la deuda sanitaria existente, el mayor control, supervisión y protección por parte de la Administración en torno a los resultados en términos de salud obtenidos, ya que traducen el reconocimiento que precisa la sanidad privada, y en definitiva, la puesta en marcha de un pacto de Estado que garantice el acceso, la cohesión y la equidad en la provisión sanitaria para todos los ciudadanos.
El sector sanitario privado contribuye al desarrollo económico de nuestro país a través de, entre otros, la generación de empleo y la inversión que lleva a cabo en diversos ámbitos de la sanidad española. Asimismo, contribuye a la descarga y al ahorro del Sistema Nacional de Salud, colaborando activamente con la sanidad pública a través de diferentes mecanismos y dispositivos destinados a mejorar la accesibilidad de los pacientes a la atención sanitaria y a asegurar la continuidad de sus tratamientos, con el objetivo de poder atender la demanda de toda la población.
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