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Viernes, 06 de julio de 2012   |  Número 34
ACTUALIDAD
josé ramón domenech, miembro de la junta directiva de la asociación española de psiquiatría privada
“No se nos debe ver como competidores sino como aliados de la sanidad pública”
El 40 por ciento de los pacientes con patología mental son atendidos en consultas privadas

Enrique Pita. Madrid
La Asociación Española de Psiquiatría Privada (Asepp) ha realizado un estudio para conocer la realidad de la consulta privada y el tipo de pacientes que acuden. El coordinador del estudio, José Ramón Domenech, señala que la psiquiatría privada atiende hoy en día al menos a un 40 por ciento de los pacientes con patología mental y ha mostrado la voluntad del sector de colaborar con la sanidad pública.

¿Por qué pone en marcha este estudio la Asociación Española de Psiquiatría Privada?

Uno de los objetivos de la Comisión de Investigación y Docencia de la Asepp es conocer más de nuestra profesión en la práctica privada. En este sentido, pusimos en marcha esta encuesta el año pasado y durante un par de semanas recogimos información entre nuestros asociados para valorar cómo es y qué diferencias se pueden establecer entre la práctica pública y la privada de nuestra especialidad. Es decir, encontrar los detalles que pudieran definir las características de los profesionales y los pacientes de la psiquiatría privada.

¿Cuál es la principal conclusión que han extraído?

La psiquiatría privada atiende hoy en día al menos a un 40 por ciento de los pacientes con patología mental. Esto es muy importante porque no se nos debe ver como competidores, como enemigos, sino como aliados del servicio público. Dada la situación en la que estamos, nuestra voluntad es colaborar y ayudar a disminuir la carga laboral de los compañeros de la Sanidad Pública.

Habla de encontrar diferencias entre la práctica privada y la práctica pública. ¿Hay diferencias en cuanto al perfil de pacientes?

Es significativo que en la pública la proporción suele ser de tres mujeres por cada varón frente a una proporción de tres a dos, es decir, en la privada un 60 por ciento de pacientes son mujeres frente a un 80 por ciento en la pública.

Este incremento puede deberse a que quizá continúa el estigma de la enfermedad mental y el hombre aún lo vive con más intensidad que la mujer. Por eso prefieren un centro privado que se acomode a su horario laboral, donde la discreción probablemente sea más evidente, etc.

¿Tienen algún tipo de colaboración con la sanidad pública?

Son dos mundos separados pero nos tenemos que ayudar. Por ejemplo, algunos ambulatorios continúan sin dispensar medicación recetada por un médico privado. En nuestro caso intentamos alcanzar puntos de encuentro con ellos para señalarles que lo que hacemos es quitarles trabajo. Así, siempre aconsejamos a nuestros asociados que no den la receta sola, sino que la acompañen de una nota explicativa para el compañero de la sanidad pública. En ese caso no suele haber demasiados problemas.

El paciente que acude a la privada ya hace el esfuerzo de pagar la consulta, así que creo que no debemos pedirle mayor esfuerzo, no creo que debamos pedirles que corran con los gastos de la medicación si están cubiertos por la Seguridad Social, aunque hemos visto que en muchos casos la compran los pacientes directamente, bien sea para evitar pérdida de tiempo o bien para evitar problemas administrativos.

¿Cuál es el perfil del paciente?

Nos dimos cuenta de que normalmente las patologías más habituales siguen siendo trastornos depresivos, esquizofrenia y trastornos psicóticos en general. Además, últimamente han incrementado mucho los trastornos de ansiedad, que en los dos últimos años es, probablemente, una de las patologías más frecuentes unido a la preocupación asociada a las dificultades económicas no solo del propio paciente sino de cualquier miembro de su familia. Evidentemente esto requiere un proceso de adaptación que se suele llevar con ansiedad asociada. Todos necesitamos readaptarnos porque aunque no se esté en el paro la persona ha podido ver mermada su capacidad de adquisición, ya sea real o ficticia.

Un de las cosas que más vemos en la población es el bloqueo. La gente está bloqueada ante tantas noticias negativas. Es habitual encontrar gente que dice “no queremos escuchar las noticias”. Esto corresponde a un modelo psicológico que se llama ‘indefensión aprendida’, es decir, quedarse bloqueado sin una respuesta, ni positiva ni negativa.

En cuanto al perfil de la persona, si habitualmente era una población adulta entre 30 y 60 años, últimamente vemos dos colectivos que han crecido mucho: menores de 25 años (entre 15 y 25 años), probablemente por la competitividad que se ejerce en el ámbito escolar y universitario y las pocas posibilidades de encontrar un puesto de trabajo acorde con lo que uno ha estudiado; y cada vez hay más personas de 65, 70 o 75 años con esta preocupación, con cuadros depresivos reactivos a la situación familiar.

Con este estudio en la mano, ¿van a tomar alguna iniciativa?

El objetivo fundamental era conocer la realidad de la consulta privada: qué tipo de personas acuden. Es importante que la mayoría de los pacientes están trabajando, hay que olvidar esa idea de que el enfermo mental no trabaja. En la mayoría de casos existe historia psiquiátrica familiar. Como digo, el objetivo era conocer datos, y a partir de aquí incidiremos en más líneas de investigación y propondremos que se tenga en cuenta a la psiquiatría privada tanto a la hora de realizar estudios clínicos como epidemiológicos.

Otro dato que vale la pena remarcar es que las principales razones por las que el paciente decide acudir a una consulta psiquiátrica privada tienen que ver con la facilidad de acceder a la consulta en cuestión de horarios y por la mayor rapidez a la hora de dar citas. Aunque siempre la psiquiatría ha sido una especialidad con un importante impacto a nivel privado, hoy día esto se sigue resaltando.

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