Vivimos una época crucial para el diseño del futuro del sistema sanitario español. Nunca en nuestra historia reciente se había producido con tanta intensidad un debate sobre la organización del modelo de Sanidad que requiere nuestro país. La primera consecuencia de esta situación, que sin duda es beneficiosa para el sector privado, es que nos encontramos ante la oportunidad de participar en la definición de un plan de reformas que obtenga como resultado un modelo sanitario más integrado, cohesionado y, sobre todo, mucho más sostenible. El reto es hacerlo para seguir manteniendo la calidad asistencial, seña de identidad de un sistema de salud del que los ciudadanos se muestran satisfechos y orgullosos.
Luis Mayero, delegado de Asisa en Madrid.
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En los últimos años se han producido algunas reformas que pretenden construir ese modelo sanitario más sostenible. Sin embargo, no se ha avanzado lo suficiente en un aspecto decisivo: la necesidad de fortalecer la integración de todos los actores que tenemos presencia en sector sanitario, sin diferenciar si son públicos o privados. En estos tiempos, es un lujo que no podemos permitirnos trazar una hoja de ruta a medio y largo plazo que no contemple cómo utilizar de la manera más racional posible todos los recursos disponibles, sin diferenciar en función de la titularidad de esos medios.
En este sentido, tanto las Administraciones Públicas como las empresas del sector privado, debemos ser capaces de explicar la situación real del sistema hoy y las reformas que son inevitables para caminar hacia una integración real que favorezca la calidad de la asistencia que reciben los usuarios del sistema de salud. Por eso, es imprescindible que hagamos un esfuerzo de pedagogía para que los ciudadanos entiendan a qué modelo sanitario aspiramos y qué estamos haciendo para conseguirlo.
El futuro de la sanidad pasa por la colaboración público-privada. Primero, porque la realidad está demostrando que allí donde colaboramos se multiplica la calidad de la atención, la accesibilidad y la eficiencia en la gestión de los recursos; segundo, porque en tiempos complicados para las Administraciones, la iniciativa privada es capaz de mantener las inversiones; y, tercero, porque los ciudadanos son ajenos a los debates teóricos o a los planteamientos ideológicos, y lo que exigen es una calidad asistencial excelente sin importar el modelo de gestión.
El gran modelo de colaboración público-privada en nuestro país en el mutualismo administrativo, que se basa en la elección del tipo de asistencia sanitaria por parte de los usuarios, en este caso los funcionarios públicos integrados en las tres mutualidades del Estado (Muface, Mugeju e Isfas). El 85% de ellos elige la cobertura que les ofrecen las aseguradoras privadas de salud, cuyo desempeño es permanentemente evaluado por la Administración, que exige un nivel de calidad al menos igual al que ofrece el sistema público.
ASISA está comprometida con este modelo desde su nacimiento porque estamos convencidos de que garantiza una asistencia de calidad con un uso muy eficiente de los recursos. Nuestro objetivo ahora, como en el pasado, es trabajar para garantizar la viabilidad del modelo, que se ve afectado por una financiación insuficiente que puede poner en riesgo su futuro a medio y largo plazo.
La responsabilidad de ASISA pasa, desde hace más de 40 años, por el compromiso con la defensa de una forma de entender la asistencia sanitaria basada en la libre elección de profesionales y en la reinversión permanente de nuestros beneficios para garantizar una calidad asistencial que aspira a la excelencia. A esos principios añadimos con más fuerza que nunca el compromiso con la defensa de un sistema sanitario integral basado en la cooperación, el trabajo compartido y la eficiencia en la utilización de los recursos. Nuestra experiencia demuestra que este es el mejor camino para devolver a la sociedad la confianza que mantiene en nuestro sistema sanitario en su conjunto. |