Martes, 20 de diciembre de 2022   |  Número 153
Plataforma de la mejor Sanidad para todos
Editorial

A pesar de las diatribas que encontramos en el panorama político con los últimos acontecimientos relacionados con la aprobación exprés de diferentes reformas, leyes y normativas, cuando menos controvertidas, y que avanzamos hacia una senda compleja marcada  por las diferentes convocatorias electorales, lo cual conlleva indefectiblemente mensajes altisonantes, eslóganes de campaña, consignas, proclamas y pancartas más o menos efectistas y por lo tanto grandes titulares e informaciones al respecto en los medios de comunicación, así como la asunción de la presidencia de la Unión Europea, afrontamos el próximo año con una enorme ilusión y esperanza, una vez que nuestra senda viene marcada por un propósito y una realidad: la Fundación IDIS se posiciona como la plataforma de la mejor Sanidad para todos.

Este hecho conlleva el impulso del cambio en un modelo sanitario que en su momento fue suficiente, pero que hoy en día no cumple con las necesidades y demandas de una población que vive con preocupación e incertidumbre lo que está pasando en nuestros hospitales públicos y en los centros de atención primaria del Sistema Nacional de Salud; así lo refrendan tanto las informaciones que copan todos los días los informativos y los datos de encuestas de percepción y satisfacción, como la última oleada poblacional desarrollada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS).

La mejor Sanidad para todos, indefectiblemente, pasa por establecer un análisis en profundidad del sistema para establecer estrategias, objetivos y planes de acción a corto, medio y largo plazo que den respuesta concreta a una situación sociodemográfica marcada por el envejecimiento progresivo de la población, un aumento de la esperanza de vida, la cronicidad y las comorbilidades asociadas, un despegue exponencial de la innovación fruto de la investigación y la ciencia como no se ha conocido hasta el momento y una emergencia de nuevas formas de enfermar derivadas del cambio climático y los efectos de la globalización, entre otros factores.

La resultante de este análisis no puede ser otra que la imperiosa necesidad de establecer líneas de colaboración y cooperación entre los diferentes entes públicos y la iniciativa privada, utilizando todos los recursos disponibles y, como venimos diciendo desde los orígenes de la Fundación, sumando esfuerzos y no restándolos, multiplicando voluntades y no dividiendo con barreras y fronteras artificiosas lo que a todas luces es una realidad única: el paciente que ansía ser atendido con agilidad y prontitud, con los mejores resultados sanitarios y de salud y que espera que se le apliquen los máximos estándares de calidad y seguridad en el abordaje de sus procesos.

Otra palanca de excelencia en este propósito de obtener como resultante la mejor sanidad para todos es la de apostar decididamente por la suficiencia financiera, la buena gobernanza y la eficiencia del sistema y, por supuesto, por los profesionales sanitarios. Ellos, con su trabajo y esfuerzo decidido, son quienes hacen posible que a pesar de las dificultades y las situaciones extremas como la vivida a tenor de la reciente pandemia, todos podamos gozar de plena confianza en su dedicación y compromiso con el objetivo máximo de su razón de ser, proteger, curar y preservar la vida. No puede haber un objetivo ni una misión tan grande como esta que, se puede resumir en una frase “la obligación del médico y del profesional sanitario es buscar siempre y por todos los medios a su disposición el bien de su paciente”.

Vivimos las consecuencias de una deficiente planificación de necesidades en cuanto a número de profesionales y en cuanto a su ubicación estratégica eficiente y es por ello que las consecuencias son las que todos conocemos. Hoy nos encontramos en una situación deficitaria agravada por el hecho de la gran cantidad de profesionales pertenecientes al denominado “baby boom” que van a acceder a la jubilación con todo lo que ello supone en cuanto a las necesidades del servicio a prestar a la población.

La mejor sanidad significa apostar de forma decidida y sinérgica por la pericia y conocimiento humano y por la innovación a todos los niveles, tecnológica, biotecnológica, farmacéutica y biofarmacéutica, y esto significa y exige no solo hablar o documentar propuestas, sino ponerse a la acción estableciendo iniciativas que permitan, con una adecuada financiación, acceder e implantar los últimos desarrollos de la ciencia en materia de salud y sanidad, puesto que ello incide directamente en el pronóstico vital y de calidad de vida y bienestar de los pacientes y de los ciudadanos.

En este sentido, la Fundación IDIS tiene previsto desarrollar en el próximo ejercicio, en el año que ya está en ciernes, iniciativas de gran calado que se articularán en cuatro ejes: el primero y no por ello más relevante el de la disrupción digital con la puesta en marcha del proyecto Hermes de interoperabilidad y continuidad asistencial que, permitirá interconectar todo el entorno asistencial que desee sumarse y que tenga relación con la atención al paciente tanto en su vertiente médica como farmacéutica, sociosanitaria o social, independientemente de su naturaleza jurídica. El segundo, el de la publicación de los resultados sanitarios y de salud a través de nuestro informe RESA con nuevos indicadores que permitirán al ciudadano tener una idea clara de lo que puede encontrar en una sanidad de titularidad privada que persigue la excelencia como elemento clave de diferenciación. El tercero corresponde al impulso decidido de la calidad y seguridad en los centros asistenciales públicos y privados mediante el reconocimiento Quality Healthcare (QH) que cumplirá en su próxima convocatoria 10 años y finalmente y, en cuarto lugar, el análisis certero de los sistemas sanitarios de nuestro entorno europeo una vez que para España el 2023 es un ejercicio Europeísta por antonomasia al asumir la presidencia de la Unión Europea (UE) en el mes de junio.

Esta apuesta innovadora, junto con la necesidad de establecer fuertes vínculos colaborativos entre los diferentes agentes del sistema de naturaleza pública y privada enlaza directamente con un reto que tiene la sanidad global y que no es otro que el Reglamento relativo a la Gobernanza Europea de Datos. La UE tiene como objetivo prioritario el impulsar el intercambio de datos en áreas como la sanidad, la movilidad, la energía, las finanzas o la agricultura. El citado Reglamento iniciará su recorrido en la segunda mitad del año próximo; una particularidad del mismo es que tiene previsto fomentar la reutilización de datos en poder del sector público que están protegidos por derechos de propiedad intelectual, en ámbitos como la agricultura, la sanidad o el medio ambiente. Además, prevé el intercambio de datos para fines altruistas, como investigaciones médicas. Este escenario abre grandes expectativas que determinarán las coordenadas de lo que veremos en cuanto a compartición de datos en beneficio del ciudadano y en el caso de la sanidad, del paciente, cuyos datos deberán ser interoperables y enmarcados dentro de un objetivo básico que es el de la continuidad asistencial en el amplio marco geográfico de la Unión Europea.

Este gran avance va a suponer dar pasos de gigante no solo en la tarea asistencial sino también en la investigadora puesto que podremos multiplicar las experiencias colaborativas de éxito como las ya existentes en forma de proyectos europeos de innovación en base a modelos colaborativos multidimensionales, en los que tanto la iniciativa pública como privada interactúan y trabajan de forma sinérgica, aunando esfuerzos y multiplicando voluntades y recursos.   Este es el caso de Harmony en neoplasias hematológicas, Optima en diversos tumores sólidos, Mopead en la detección precoz de la enfermedad de Alzheimer, Facet en fragilidad y vulnerabilidad o BackUp en dolor crónico lumbar y cervical, entre otros. Todos ellos asientan su desempeño en estructuras de seguridad en el tratamiento de los datos absolutamente fiables como pueden ser las iniciativas con financiación europea a través de los fondos Next Generation como Tartaglia, una red federada de datos para acelerar la investigación clínica y sanitaria que aprovecha métodos criptográficos avanzados para mantener los datos de pacientes cifrados mientras se realizan todos los cómputos necesarios, asegurando así el equilibrio entre privacidad y la posibilidad de utilizar los datos sin exponerlos ni moverlos de las organizaciones. A modo de ejemplo, un uso práctico de Tartaglia es la detección precoz del cáncer de próstata, uno de los objetivos de la iniciativa internacional Movember en salud masculina.

Procurar por una medicina personalizada, predictiva, precisa, preventiva, poblacional y participativa supone abordar decididamente y sin complejos estos y otros aspectos que suponen la puerta de entrada a la medicina del siglo XXI, un gran reto y a la vez una gran oportunidad que afrontar y abrazar con todo el potencial que cada cual pueda aportar, pero siempre con el espíritu de colaboración y sinergia que exige una sociedad “de código abierto” que espera de sus dirigentes y gestores capacidad de solución a sus problemas, amplitud de miras, compromiso con el bien común y voluntad de impulsar la colaboración a todos los niveles.
 

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