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Viernes, 22 de enero de 2016   |  Número 77
EDITORIAL
 
Por un paciente “empoderado”
 

Cada vez escuchamos esta palabra con mayor profusión. Empoderar significa aportar suficientes criterios y datos a una persona para que pueda ejercer su capacidad de gestión, un mayor control sobre las decisiones y acciones que afectan a su salud de una forma corresponsable, en colaboración con el profesional sanitario. “El empoderamiento para la salud individual se refiere principalmente a la capacidad del individuo para tomar decisiones y ejercer control sobre su vida personal. El empoderamiento para la salud de la comunidad supone que los individuos actúen colectivamente con el fin de conseguir una mayor influencia y control sobre los determinantes de la salud y la calidad de vida de su comunidad”.

En esta línea, una de las iniciativas planteadas desde la Fundación IDIS es el proyecto de interoperabilidad, es decir, que el paciente pueda transitar entre uno u otro sistema de provisión de una forma abierta, libre y decidida. Para ello, es necesario que el ciudadano, el paciente, pueda disponer de sus propios datos clínicos una vez que él es el propietario de los mismos y, por lo tanto, tiene todo el derecho a poseerlos, a tenerlos disponibles en cualquier momento y situación y a poder aportarlos y gestionarlos de la mejor manera posible en base a sus propios criterios y razonamientos. Este es el objetivo de nuestra iniciativa.

El sistema sanitario de nuestro país plantea una prestación y un aseguramiento duales, en muchos casos, exentos de esas sinergias necesarias que harían de la complementariedad una virtud puesto que redundarían en una atención más eficaz, eficiente y efectiva, evitando duplicidades, redundancias y gastos innecesarios. En los días que corren es impensable formas de trabajar en silos estancos que a nada conducen como no sea a la ineficiencia y la pérdida de valor.

Por ello, desde la Fundación IDIS, nos empeñamos en desarrollar un esfuerzo inclusivo, integrador, no creemos en la exclusión, en el establecimiento de fronteras o como se dice ahora en el diseño de “líneas rojas”. Nuestro planteamiento es el de generar una política constante de diálogo y consenso, de mano tendida a la Administración, solo mediante un trabajo bien estructurado de forma acordada, planteado en equipo, elaborado de una forma participativa y colegiada, mediante el desempeño conjunto de las mejores cualidades de cada cual, puede hacer que nuestro Sistema Nacional de Salud (SNS) alcance los estándares de solvencia y sostenibilidad necesarios que le doten del futuro que todos le deseamos en términos comparativos con otros países de nuestro entorno geográfico.

Desde la sanidad privada aportamos, no solo capacidad de nuestros profesionales, capacidad innovadora instalada y desarrollada, capacidad estructural, de procedimientos y procesos (calidad objetiva) o capacidad de gestión, sino que facilitamos transparencia y objetividad en nuestros resultados de salud y en la percepción que el ciudadano tiene de nuestros servicios, a través de una cualidad: la calidad percibida.

Este es otro aspecto fundamental dentro de nuestra política de mejora continua en beneficio del empoderamiento del propio paciente, la preocupación por la calidad a ultranza es una de nuestras máximas y por ello impulsamos el proyecto de calidad asistencial QH (Quality Healthcare), una acreditación que trata de reconocer y poner en valor de una forma universal y gratuita los esfuerzos realizados en la senda de la calidad por los diferentes centros asistenciales, públicos y privados.

Ya son 60 los centros que han alcanzado esta acreditación en alguna de las dos convocatorias establecidas en 2015 y en alguno de sus formatos. Es esta la mejor prueba de concepto de que cuando se trabaja por la excelencia, sin duda, hay que reconocerlo y, además, debe ser comunicado con profusión para que la sociedad valore el esfuerzo y desempeño, de tal forma que mediante su capacidad de elección pueda generar una competitividad intercentros sana y deseable.

La calidad asistencial implica seguridad puesto que toca aspectos fundamentales como son la estructura (incluida en ella los recursos instalados y el capital humano), los procedimientos y procesos y los resultados en todos los sentidos. Es por ello que empoderar al paciente en este aspecto significa que mediante un sello reconocible puede determinar y valorar el tipo de centro al que accede en términos de calidad.

Estos dos aspectos, interoperabilidad y calidad asistencial son dos buenos indicadores de que la Fundación IDIS trabaja para y por el paciente en la mejora de su empoderamiento a través de aportarle datos e información que redundan en una toma de decisiones razonada y suficientemente informada. Pero no todo queda ahí, IDIS además publica año tras año y dispone en su página web, en abierto, de los resultados de salud del sector contemplando indicadores internacionalmente validados y que pueden dar una idea del nivel alcanzado por nuestros centros en todos los sentidos y, muy especialmente, en los términos de complejidad y de alta especialización. Si a todo ello le sumamos la medida de la calidad percibida a través de nuestro barómetro bianual y la radiografía de nuestro sector que incluye, no solo nuestra realidad sino todas nuestras capacidades, podemos afirmar que estamos en la senda de ubicar al paciente en el centro del sistema, siendo este protagonista de su propia toma de decisiones en íntima colaboración con el profesional sanitario.

Para finalizar estas breves líneas en las que el empoderamiento es el protagonista, una breve reflexión acerca de la importancia de la atención sociosanitaria. Es este un segmento cada vez más nutrido por la realidad social en la que nos encontramos inmersos, un entorno que merece toda nuestra atención y esfuerzos, un ámbito en el que el sector privado adquiere una importancia y relevancia muy especial. El estudio que vamos a poner en marcha este año redunda en este aspecto y sin duda significará un antes y un después en el empoderamiento de estos ciudadanos que han sido garantes y generadores de nuestra situación de bienestar actual y a los que les debemos toda nuestra atención, comprensión y afecto, no en vano estamos hablando de nuestros propios padres que lo han dado todo por nosotros, esto es algo que nunca se nos debería de olvidar como sociedad.

 

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