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Viernes, 18 de octubre de 2013   |  Número 52
EDITORIAL
Prevenir mejor que curar


Redacción. Madrid
La medicina preventiva es una parte de la medicina cuyo campo de acción es mucho más restringido que el de la salud pública, que según los expertos comprende el «conjunto de actividades organizadas de la comunidad dirigidas al fomento, la defensa y la restauración de la salud de la población». Se trata de un conjunto de acciones y esfuerzos organizados de la comunidad para fomentar y defender la salud de sus ciudadanos, recuperándola en los casos en que ésta se haya perdido.

Respecto a la medicina preventiva, que es la especialidad médica encargada de la prevención de las enfermedades basada en un conjunto de actuaciones y consejos médicos, conlleva acciones de promoción de la salud y prevención de la enfermedad, que tienen como objetivo el fomento y la defensa de la salud, así como la prevención de las enfermedades mediante actuaciones que inciden sobre las personas. En general y salvo excepciones, es muy difícil separar la medicina preventiva de la medicina curativa, porque cualquier acto médico previene una situación clínica de peor pronóstico.

Mucho se ha hablado y especulado sobre el compromiso de la Sanidad Privada en este contexto de la prevención, aspecto clave en medicina, muy asentado y relevante en nuestra sociedad desarrollada. Tal es así que el concepto “más vale prevenir que curar” se encuentra ya impreso en nuestro acerbo cultural, de tal forma que no es que lo planteemos como un deseo o una aspiración que alcanzar, sino que más bien es una necesidad demandada por todos.

En el contexto de la prevención primaria- conjunto de actividades sanitarias que se realizan tanto por la comunidad o los gobiernos como por el personal sanitario antes de que aparezca una determinada enfermedad-, desde el propio IDIS y desde las organizaciones que componen el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad se están desarrollando campañas de promoción de la salud a través de iniciativas que inciden sobre los individuos de una comunidad, como por ejemplo las campañas y jornadas de deshabituación tabáquica para prevenir el cáncer de pulmón y otras enfermedades asociadas al tabaco, o las actividades informativas de todo tipo acerca del cáncer de mama o de colon, procesos que impactan muy especialmente en nuestra población. La bioseguridad y la implantación de la normativa europea en todos los centros, así como la higiene alimentaria o la quimioprofilaxis, que consiste, como todos sabemos, en la administración de fármacos para prevenir enfermedades, por ejemplo, la administración de estrógenos en mujeres menopáusicas para prevenir la osteoporosis, son actividades ampliamente asentadas en el entorno de los hospitales y centros asistenciales sanitarios privados.

Según la OMS, uno de los instrumentos de la promoción de la salud y de la acción preventiva más relevantes es la educación para la salud, que aborda además de la transmisión de la información, el fomento de la motivación, las habilidades personales y la autoestima, necesarias para adoptar medidas destinadas a mejorar la salud. La educación para la salud incluye los factores y comportamientos de riesgo, además de las condiciones socioeconómicas que favorecen el desarrollo de una patología. En este contexto sin duda que los 55.000 médicos y más de 60.000 profesionales de enfermería que trabajan en el sistema sanitario privado, a través de sus consultas desarrollan una actividad ingente en materia de prevención primaria, aconsejando y ofreciendo pautas de actuación que eviten o palien el desarrollo de una enfermedad determinada o la evolución de un proceso ya instaurado.

Las actividades de prevención secundaria o de diagnóstico precoz, cribado, o “screening” (Programas epidemiológicos de aplicación sistemática o universal, para detectar en una población determinada y asintomática una enfermedad grave en fase inicial o precoz con el objetivo de disminuir la tasa de mortalidad y poder estar asociada a un tratamiento eficaz o curativo), compendian actividades fundamentales en el desarrollo de la medicina preventiva ya que impactan en núcleos poblacionales relevantes con elevadas tasas de riesgo asociado a un proceso determinado. Un ejemplo en el entorno IDIS de actuación en este ámbito, son las unidades ambulatorias de prevención del cáncer de mama mediante la elaboración de las correspondientes mamografías en mujeres con antecedentes familiares o con un rango de edad en especial situación de riesgo.

En prevención terciaria, los hospitales de la red sanitaria privada actúan de forma incisiva y decidida en el proceso de restablecimiento de la salud una vez que ha aparecido la enfermedad, no solo aplicando el tratamiento más apropiado que intente curar o paliar una enfermedad, sino tratando de evitar aquellas complicaciones o efectos secundarios terapéuticos previsibles que puedan llevar al paciente a una situación de mayor complejidad sanitaria.

Por último, pero no menos importante es la prevención cuaternaria o el conjunto de actividades sanitarias que atenúan o evitan las consecuencias de las intervenciones innecesarias o excesivas del sistema sanitario. Son «las acciones que se toman para identificar a los pacientes en riesgo de sobretratamiento, para protegerlos de nuevas intervenciones médicas y para sugerirles alternativas éticamente aceptables». Concepto acuñado por el médico general belga Marc Jamoulle y recogido en el Diccionario de medicina general y de familia de la WONCA. En este entorno desde las organizaciones que componen IDIS se desarrolla una ingente actividad y de hecho la monitorización constante de pacientes, procedimientos y procesos, son la base de la actuación diaria de nuestros hospitales y centros, sustentada muy especialmente en fenómenos de calidad asociados a políticas de buenas prácticas amparadas por comités clínicos específicos, así como por normas ISO y por Procedimientos EFQM.

El compromiso de la sanidad privada y de los profesionales que trabajan en el sector es sólido y rotundo en el ámbito de la prevención y buena prueba de ello son las buenas prácticas recogidas en el recientemente publicado “Estudio RESA (Resultados de Salud”) y la percepción de nuestros pacientes y sus familias compendiada en el “Barómetro de la Sanidad Privada”, en el que año tras año, mayoritariamente, ponen de manifiesto su confianza y satisfacción con los profesionales y con los centros y servicios ofertados.

 

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