Más allá de la cobertura universal en el Sistema Nacional de Salud que tienen todos los ciudadanos, el 14,4% de población española dispone de un seguro voluntario de salud privado. Este porcentaje se ha mantenido desde hace cinco años (en 2008 la cifra era del 14,6 %). Se trata de una cifra significativa y refleja claramente el elevado nivel de satisfacción de las familias con el servicio que prestamos las compañías.
Sabemos que ha habido cambios relevantes en la composición de los clientes. Mientras que los clientes individuales han disminuido en 148.000 desde 2008 -eran 3,4 millones a finales de 2012-, los clientes colectivos han aumentado en 284.000, situándose en 2,6 millones de personas. Actualmente los clientes colectivos representan el 44% del seguro voluntario de asistencia sanitaria, cuatro puntos porcentuales más que el 2008. Por su parte, los clientes de productos de reembolso han disminuido en un 10%.
Josep Santacreu, consejero delegado de DKV.
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Los datos sectoriales en primas muestran crecimiento -un 1,6% en 2013-. Sin embargo, una vez analizadas con detalle las cifras, se vislumbran algunas tensiones crecientes. Las dificultades financieras de las familias, en especial de las generaciones más jóvenes, ha hecho que la proporción de población que considera individualmente la contratación de un seguro privado de salud haya disminuido.
El sector asegurador se enfrenta al reto de ser capaz de ofrecer un valor atractivo y, para ello, ha centrado sus esfuerzos en una rivalidad en precios desconocida hasta ahora. De hecho, la relevancia que ha adquirido la contratación colectiva de seguros de salud ha potenciado aún más esa rivalidad. La desgravación fiscal, 500€, promovía primas cercanas a esta cifra, si bien la prima individual siempre ha sido sensiblemente superior.
La reciente incorporación a las bases de cotización de la Seguridad Social de las primas colectivas supone para el empresario un coste adicional cercano a 150 €, y para el trabajador de 30 €. Es decir, un incremento de coste próximo al 33% respecto al 2012. Un impacto, por tanto, muy notable. Ante la anunciada reforma fiscal y el contexto en que nos encontramos, creemos que es el momento de revisar en profundidad la fiscalidad de los seguros de salud.
El sistema actual que ha promovido la contratación colectiva ha generado distorsiones ya que, por ahora, la exención en el IRPF para colectivos se mantiene, mientras que los clientes individuales no gozan de ninguna desgravación.
En la actualidad, y ante el entorno cambiante de la práctica de la medicina, se necesita una regulación fiscal que focalice la desgravación en aquellos productos aseguradores capaces de aportar mayor valor. En este sentido, que la desgravación estuviera vinculada a un producto certificado con unas prestaciones definidas, aplicables tanto a la contratación individual como colectiva, ayudaría a resituar la intensidad de la competencia en el lugar adecuado. Para los consumidores, resultaría más sencilla la comparación entre ofertas, si bien continuaría la oferta de productos sin desgravación.
La reforma fiscal necesita ir más allá de la desgravación y ser capaz de promover un marco equilibrado de competencia en el mercado que evite diferencias entre contratación individual y colectiva, a la vez que mejore la capacidad de elección del cliente mediante productos homogéneos y comparables con facilidad.
Los cambios regulatorios requieren unos procesos de reflexión y de adaptación. Los últimos acontecimientos se han producido, lamentablemente, sin el primer condicionante y mucho menos el segundo. Para evitar que vuelva a suceder, ahora es el momento de comenzar a repensar el alcance de la regulación fiscal del seguro de salud. |