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Viernes, 14 de octubre de 2016   |  Número 85
EDITORIAL
 
Sanidad privada: presente y futuro
 
El envejecimiento e inversión de la pirámide poblacional, el aumento de los movimientos migratorios, la innovación constante en diagnóstico y terapéutica y el incremento de la cronicidad suponen una mayor demanda de servicios asistenciales, lo que implica problemas de acceso, equidad, cohesión y financiación que es necesario atajar a través de modelos de colaboración público-privada, adaptación de las estructuras e infraestructuras a la realidad social y poblacional, corresponsabilidad del ciudadano en la gestión de su propia salud, incorporación de las TIC, nuevos modelos de interoperabilidad o incorporación de la innovación basada en la evidencia científica disponible, entre otras iniciativas propuestas desde la Fundación IDIS.

Los estudios económicos pronostican que dentro de unos años el gasto sanitario necesario para dar cobertura universal en condiciones de equidad será el doble que en la actualidad. En España el gasto sanitario per cápita y en relación al PIB se encuentra por debajo de la media de los países de la OCDE y en términos de reparto “en el quinquenio 2010-2014 la participación del gasto público en el total del gasto sanitario bajó 5,2 puntos porcentuales ya que pasó de un 75,1 por ciento a un 69,8 por ciento en 2014”. Por el contrario la participación del gasto privado en el total del gasto sanitario ha pasado del 24,9 al 30,2 por ciento en el mismo periodo de tiempo.

En este contexto y con los retos que nuestro sistema sanitario tiene y que el futuro plantea, es necesario acometer reformas estructurales inspiradas en la eficiencia, en la calidad asistencial y en la consecución de los mejores resultados de salud posibles teniendo como objetivo la satisfacción del paciente en todos los sentidos.

El sector sanitario privado está preparado para afrontar este reto, ya que ha abanderado en los últimos años una apuesta clara por poner en valor toda su aportación a la sociedad a través de su extensa red de centros y profesionales así como a la solvencia y sostenibilidad del sistema sanitario en su conjunto; hemos de tener en cuenta que es uno de los sectores más innovadores del panorama económico y social y es, por lo tanto, un agente indiscutible y necesario para el mantenimiento e impulso del sistema sanitario, tal como este está configurado en nuestro país.

En relación a Europa es bueno recordar que, aunque los modelos hoy en día no son puros y cada país tiene variaciones específicas, originalmente se desarrollaron dos modelos en Europa: el modelo ‘Beveridge’ y el modelo ‘Bismark’ que son los que nos han dotado del perfil sanitario del que disfrutamos en la actualidad en cada territorio.

En buena parte de todos los países europeos (especialmente dentro del modelo ‘Bismark’, pero también con el sistema ‘Beveridge’, por ejemplo en el Reino Unido con la atención primaria) es el Estado el que financia los servicios asistenciales que después contrata con los diferentes operadores de titularidad privada que operan en el mercado en base a una serie de objetivos e indicadores, es decir, la relación público-privada está perfectamente normalizada y no genera el debate que se produce incomprensiblemente dentro de nuestras fronteras.

Está ampliamente demostrado que la colaboración público-privada, en sus diferentes modalidades (concesiones, conciertos o mutualismo administrativo), es esencial para el mantenimiento de una sanidad universal y un sistema solvente y sostenible, mucho más en momentos de inestabilidad o clara insuficiencia financiera. Así lo ha recogido en su ‘Libro Blanco de la Sanidad’ la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), haciendo una firma defensa de la sanidad privada y de las diferentes formas de colaboración y también la Universidad de Berkeley en un estudio reciente sobre el modelo concesional de Alzira en el que se muestran notables diferencias entre el propio modelo y los resultados de la media de la comunidad autónoma.

Desde la Fundación IDIS creemos firmemente en que fórmulas como el aseguramiento privado deberían ser impulsadas desde la Administración con medidas fiscales que lo estimulen o mediante la apuesta por el modelo Muface que podría ampliarse a otros colectivos como por ejemplo los funcionarios de las Administraciones autonómicas y locales para mejorar los beneficios obtenidos en términos de descarga global del sistema público.

En cuanto a futuro, el modelo sanitario está en proceso de adaptación y el paciente va adquiriendo un rol cada vez más activo en su proceso asistencial. En este contexto, se está produciendo una transformación del proceso asistencial, en el que la Administración pública, los proveedores de salud, las aseguradoras y los propios pacientes son cada vez más conscientes de la necesidad de incorporar a estos últimos como parte activa del proceso asistencial y para ello nada mejor que reconocer el derecho que les asiste para acceder de una forma segura a su información clínica en el entorno asistencial que voluntariamente decida en cada momento, una vez que todos los ciudadanos somos dueños de nuestros propios datos de salud y las TIC permiten que el acceso sea seguro, ágil e inmediato.

La Fundación IDIS está trabajando en un modelo de interoperabilidad que permitirá en breve que sea el propio paciente el que gestione su información clínica y la comparta según su propio criterio. Este nuevo modelo sitúa al paciente como actor principal, facilitándole el acceso a su información clínica, de manera que le permita adquirir un papel más activo en el cuidado y gestión de su propia salud y por lo tanto disponer de una mayor autonomía. Adicionalmente, el disponer de su información clínica le permitirá moverse libremente por todo el sistema sanitario, garantizando de esta forma la continuidad asistencial, la eficiencia en los procesos y evitando duplicidades y redundancias en el consumo de pruebas diagnósticas, especialmente con todo el gasto e incomodidad que ello plantea.

Otro pilar muy importante para seguir avanzando dentro del concepto de “excelencia” en materia sanitaria y de salud es la calidad entendida esta como una herramienta de gestión y un compromiso con el paciente y el profesional sanitario puesto que permite medir, mejorar, innovar y buscar la eficacia, eficiencia y efectividad de todas las actuaciones a nivel asistencial mejorando por ello la competitividad. Por ello, la Fundación IDIS creó hace algo más de un año la Acreditación QH (Quality Healthcare) que reconoce el esfuerzo realizado por los centros asistenciales en la senda de la calidad valorando los atributos de calidad y seguridad de los centros en España, tomando como referencia las certificaciones y acreditaciones obtenidas por cada uno de ellos en este ámbito.

Por último, de cara a mantener la competitividad del sistema sanitario español, la Fundación IDIS propone una reforma global del sistema sanitario para entroncarlo con los nuevos tiempos que nos toca vivir marcados fundamentalmente por el envejecimiento, la cronicidad y la evolución rampante de los avances tecnológicos y científicos que aparecen día a día. Una reforma estructural (no coyuntural) en la que participen todos los agentes implicados y en la que, entre otras cosas, se prioricen las prestaciones (bolsa única para sanidad y dependencia), se garantice la gobernanza del Sistema y la estabilidad de las instituciones sanitarias, se haga un uso eficiente y razonado de todos los recursos disponibles, planificando el Sistema en función de resultados sanitarios y se estimulen e impulsen los diferentes modelos de colaboración público-privada existentes y futuros. Además de estos parámetros deben implantarse criterios de eficiencia en la gestión y fórmulas de corresponsabilidad ciudadana entre otras fórmulas que vayan en pos de la continuidad del sistema en términos de excelencia y liderazgo dentro de un nuevo modelo económico que precisamos con urgencia.

 

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