Viernes, 11 de abril de 2014 | Número 58 |
MÁS DE 800.000 CASOS EN ESPAÑA |
Sanitas pide un Plan Nacional de Demencia |
Afecta hoy a más de 35 millones de personas en el mundo, cifra que se duplicará para 2030 |
Redacción. Madrid
En el marco de la celebración el pasado mes de marzo en Madrid de la conferencia bilateral entre Reino Unido y España sobre el reto global que supone la demencia, Sanitas ha presentado el informe ‘Cómo implementar un plan nacional de demencia: Ideas y recomendaciones’, elaborado por Sanitas y Bupa, y la Alzheimer’s Disease International (ADI), la primera federación mundial de asociaciones de familiares y pacientes con Alzheimer. Este estudio tiene el objetivo de ofrecer el apoyo y las herramientas necesarias a los responsables políticos de nuestro país para poder afrontar el desafío de salud pública y social que supone la demencia.
Pedro Cano, responsable del Programa de Demencia.
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La demencia es uno de los desafíos más complicados para la salud pública y representa una amenaza inminente para nuestros sistemas económicos y sociales. En la actualidad, la demencia afecta a más de 35 millones de personas en el mundo, una cifra que se duplicará para 2030 y se triplicará para 2050, hasta los 115 millones de personas afectadas. A medida que la prevalencia de la demencia aumente internacionalmente, también crecerán los costes asistenciales y de apoyo, que ya en la actualidad ascienden a prácticamente 435.000 millones de euros.
En 2013, la incidencia de la demencia en España superaba ya los 800.000 casos directos y afectaba a más de 3,5 millones de personas, contando a familiares cuidadores.
Pedro Cano, responsable del Programa de Demencia de Sanitas, ha señalado que “existe una necesidad urgente de acordar y ejecutar políticas en torno a la demencia. Contar con un Plan Nacional a estos efectos es la herramienta más potente para transformar los sistemas nacionales de asistencia y apoyo. Los planes ayudan a los gobiernos a garantizar que los sistemas sanitarios y sociales se estructuren y financien adecuadamente con el fin de que dispongan de cuidados y asistencia necesarios ahora y en el futuro”.
En la actualidad, once países (Reino Unido, Australia, Dinamarca, Finlandia, Francia, Corea del Sur, Estados Unidos, Noruega, los Países Bajos, Luxemburgo y Bélgica) han desarrollado o están desarrollando planes nacionales para la demencia.
El informe ‘Cómo implementar un plan nacional de demencia: Ideas y recomendaciones’ analiza siete de estos planes y realiza recomendaciones sobre cómo podría implementarse un plan de demencia en nuestro país. Entre otros aspectos, el informe identifica diez elementos como clave para el desarrollo de un plan nacional para la demencia, comenzando por la sensibilización y formación (la promoción de una mejor comprensión sobre la enfermedad ayuda a afrontar el problema del estigma y a reducir la discriminación y la posible exclusión social relacionada con la enfermedad).
En segundo lugar, la mejora del diagnóstico y tratamiento precoz, ya que sólo en España, se calcula que más de 3.800 personas serían diagnosticadas cada año si se introdujese una prueba de detección de la demencia a los 75 años. Esto permitiría mejorar tratamientos, adecuar recursos y proporcionaría a las personas la posibilidad de tomar decisiones sobre su futuro antes de que enfermedad se lo impida.
El tercero de los elementos es la mejora del apoyo disponible en el hogar (la rehabilitación y la estimulación cognitiva en el hogar desempeñan un papel muy importante para las personas afectadas); seguida del fortalecimiento del apoyo disponible para familiares y cuidadores (se estima que uno de cada cuatro cuidadores sufre depresión y que los cuidadores informales tienen un mayor riesgo de mortalidad en comparación con la población en general).
El quinto elemento es la mejora de la asistencia residencial/institucional, en el que se incluye la creación o la identificación de unidades específicas para diferentes grupos de pacientes y los requisitos para transformar los centros hospitalarios para crónicos a largo plazo. El sexto punto hace referencia a la mejora de la integración y la coordinación de la asistencia (es necesario definir opciones de asistencia coordinada, al igual que asignar puntos únicos de contacto o coordinadores individuales).
En séptimo lugar sitúa la mejora de la formación de los profesionales de la salud (incluye la formulación de las competencias básicas de los profesionales que intervienen en la prestación de asistencia, la formación continua y el desarrollo de itinerarios y especificaciones respecto a la formación), seguido del control del progreso (aquí se incluyen actividades de seguimiento y recopilación de información sobre los pacientes, los datos epidemiológicos y los indicadores de calidad de la asistencia).
Cerrando el decálogo el informe hace referencia al compromiso con la investigación (la investigación continua es un aspecto clave de cualquier plan de demencia y es fundamental que se dediquen los recursos necesarios a este fin) y, por último, el reconocimiento del importante papel de la tecnología innovadora (las mejoras que aporta la tecnología a los enfermos y sus cuidadores son clave para su calidad de vida y el control de su deterioro cognitivo). |
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