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Viernes, 13 de abril de 2012   |  Número 28
LUIS CARRETERO, GERENTE DEL SESCAM
“Sería un error que la sanidad pública y la privada se diesen la espalda”
Cree en la complementariedad de ambos servicios y en la colaboración entre ambos

Javier Barbado / Imagen: Miguel Ángel Escobar y Adrián Conde. Madrid
Cuatro hospitales castellano-manchegos serán gestionados a medio plazo por sendas empresas de naturaleza privada. Se trata de una prueba evidente de que el Ejecutivo que preside María Dolores de Cospedal considera relevante el papel de la sanidad privada en España, y así lo ratifica el máximo responsable del servicio de salud autonómico a lo largo de la entrevista concedida a Publicación de Sanidad Privada.

Carretero habla sobre las posibles concesionarias de los centros.

El gerente del Sescam reflexiona sobre el sector privado.

Desde la llegada del Partido Popular a Castilla-La Mancha, era sabido que, ante la situación de déficit presupuestario, se echaría mano de la colaboración con la empresa privada para hacer solventes a los hospitales públicos. Así se ha anunciado con cuatro de ellos: General de Villarrobledo, General de Almansa, General de Tomelloso y el Virgen de Altagracia de Manzanares (Ciudad Real).

¿Se va a implantar, por fin, el modelo Alzira en todos ellos?

Bueno, el modelo Alzira es una simplificación de lo que sería una forma de colaboración público-privada en base a capitación. La reflexión que nosotros hemos hecho ha ido un poco más allá de lo que sería el ajuste económico. A la hora de plantear hacia dónde debe ir el sistema sanitario en Castilla-La Mancha, creemos que es un sistema que debe ser sólido, que debe ser capaz de dar una buena calidad asistencial, y debe ser viable hacia el futuro no solo a corto plazo, sino a largo plazo. Y en ese sentido es donde va la introducción del modelo de colaboración público-privada.

Le pregunto por el modelo Alzira porque, como bien sabe, hay diversidad de fórmulas para proporcionar esa colaboración (PFI, PPP… abreviadas por sus siglas en inglés). ¿Se ha optado en particular por alguna de ellas?

Luis Carretero, en los estudios de Sanitaria 2000.

Ése es el análisis que hemos hecho en profundidad con nuestro consejero, con José Ignacio Echániz. Lo que hemos hecho ha sido analizar cada una de las experiencias de colaboración público-privada que ya existían en España y en otros países del mundo, y adaptarlo a la realidad de nuestra región. Incluso aprovechar tanto los puntos fuertes como los puntos débiles de cada experiencia. Básicamente son modelos de PPP [Public-privatepartnership]en esos cuatro hospitales, y utilizaremos modelos de PFI [Private Finance Initiative] en los de construcción de nuevas infraestructuras, como el nuevo Hospital de Toledo o como otros hospitales cuya construcción ya se había previsto y en los que, bueno, también recurriremos a la colaboración público-privada.

Corríjame si me equivoco, pero, en el conocido como modelo Alzira, la empresa privada concesionaria del proyecto se responsabiliza también de la gestión de los recursos humanos del centro. ¿Es ésa la fórmula a la que desean recurrir?

En el caso del área sanitaria de Alzira, sí. Inicialmente no fue así, pero posteriormente sí, y, en nuestro caso, no es exactamente como en Alzira. Nosotros planteamos un área de gestión integral sociosanitaria, en la que estaría Atención Primaria, Atención Especializada y la gestión del ámbito sociosanitario, porque pensamos que uno de los retos de futuro de nuestro sistema sanitario, hoy en día, es, precisamente, dar una atención integral a un paciente cada vez menos agudo y con un perfil más crónico, más pluripatológico, que necesita la transversalidad del sistema. Por eso, no hablamos exactamente del modelo Alzira, pero sí que es uno de los referentes que utilizamos para el modelo de colaboración público-privada.

Perdone que insista, pero, ¿gestionaría la empresa privada la nómina de los trabajadores en los hospitales castellano-manchegos?

Sí, lo que pasa es que son hospitales que ya funcionan, y, por lo tanto, hay profesionales del Sescam que ya están trabajando en esos centros. Esos profesionales seguirán siendo trabajadores del Sescam, el Sescam pagará sus nóminas y descontará del precio de la capitación o de la concesión el coste del personal en la medida en que esas personas estén trabajando en el área.

Carretero expone su opinión sobre el IDIS.

¿Cuál es el estado, ahora mismo, de los cuatro hospitales mencionados respecto a la instauración de un nuevo modelo de gestión?

Desde que nuestra presidenta anunció esa iniciativa, nosotros hemos iniciado un plan de trabajo que pretende dos objetivos: primero, ser ágil para preparar la implantación de los modelos, pero también ser rigurosos en que tenemos que profundizar al máximo en el modelo y en la confección de los pliegos. Hicimos un gran trabajo y lo vamos cumpliendo a rajatabla. Antes del verano, esos hospitales tienen que estar en licitación, y estamos cumpliendo con esos plazos.  

En el caso del Virgen de Altagracia de Manzanares, por ejemplo, el concurso de licitación se ha anunciado para este mes o el siguiente. ¿Cuándo comienza por fin?

Bueno, estamos trabajando en los cuatro hospitales en paralelo, y en el momento en que se acaben todas las fases… Yo creo que hay que huir de poner una fecha fija para el lanzamiento de la licitación. En cuanto estén preparados todos los documentos, en cuanto esté analizada toda la casuística y toda la problemática que lleva cada uno de esos hospitales, se lanzarán, y se hará con la celeridad que toca pero también con la rigurosidad que nos corresponde.

De momento no se conocen empresas concesionarias por la sencilla razón de que no se han convocado los concursos. Pero, en el Parlamento autonómico, un desliz le llevó a la portavoz del Partido Popular, Carmen Casero, a propiciar que la oposición (y, más en concreto, Izquierda Unida) criticase que ya se había pensado en la multinacional Capio para alguno de los centros. ¿Qué hay de cierto en todo ello?

Con seguridad que nuestra portavoz pondría algún ejemplo de empresas que participan en este tipo de proyectos, pero, desde luego, no hay ninguna empresa que esté predeterminada. Y es más: lo que estamos percibiendo –porque sí que hay muchas empresas que se han interesado en el proyecto y que nos piden información sobre el tipo de modelo que se piensa lanzar –es que hay una expectación muy grande y muy seria por parte de muchos grupos que están interesados en el desarrollo del proyecto. De hecho, así sucede con la casi totalidad de los grupos de implantación en el ámbito sanitario en España. Por lo tanto, si hay una preocupación por nuestra parte, ahora mismo, es el hecho de que va a ser una licitación muy reñida que, por seguro, beneficiará tanto a la comunidad autónoma como a la calidad del nuevo hospital.

Como usted sabe, en la actualidad se detectan importantes operaciones de concentración de los grupos hospitalarios privados que, de prosperar, cambiarán el panorama actual del sector. Tal es el caso, por ejemplo, de la probable fusión entre el Grupo Hospitalario Quirón y USP Hospitales, o, por poner otro ejemplo, la compra de Ribera Salud aun no se sabe por qué entidad… ¿Nos da alguna pista de qué empresas han mostrado su interés por los hospitales castellano-manchegos?

Ya digo: prácticamente todas. Hay una expectación muy grande, y sí que, en esos movimientos, yo creo que hay que resaltar que, para nosotros, es bueno que haya grupos fuertes con capacidad económica para hace frente a una gestión de la complejidad que supone un hospital público, y que, a la vez, es bueno que haya diversidad y que haya competencia en el mercado, porque la competencia siempre es sana y ayuda a que las cosas avancen.

En la jornada de huelga general, el Sescam fue objeto de un sabotaje de sus servicios informáticos. ¿Cómo sucedió y cómo respondió a ello? Los principales sindicatos convocantes de la jornada se han desmarcado de lo acontecido: ¿se trabaja para hallar a los responsables de este delito?

La jornada, globalmente, fue una jornada de normalidad con un seguimiento bajo de la huelga y con una excelente predisposición de todos los profesionales. Pero sí hubo ese incidente, que fue realmente grave, y que estoy seguro que, además, fue ajeno a nuestros profesionales, pero que nos afectó en ese momento de una manera grave. Hubo un sabotaje sobre la red de comunicaciones del Sescam, que, durante una hora de la noche, cortó tanto el teléfono como el sistema de información. Y eso, hoy en día, en el funcionamiento de un hospital –público o privado pero especialmente público– es un hecho serio, muy grave y que a nosotros, por supuesto, nos puso en una dificultad importante.  En ese sentido, quiero agradecer el trabajo de los profesionales que estaban de noche en los hospitales; de los informáticos de los hospitales, que acudieron enseguida a tratar de paliar los efectos de ese corte, y el esfuerzo que hizo todo el mundo para que un sabotaje gravísimo no tuviera efecto sobre los pacientes. Y, en ese sentido, mi enhorabuena a todos los profesionales del Sescam.

¿Corresponde al Sescam y a la Consejería denunciar lo ocurrido y promover su investigación por la policía?

Sí. Inmediatamente lo pusimos en conocimiento de nuestro consejero, y él nos dio las órdenes oportunas para que tomáramos las acciones legales pertinentes. Y así se hizo, y está denunciado, por supuesto, y en investigación.

Hablemos ahora de los hospitales que estaban en obras cuando el Partido Popular llegó a Castilla-La Mancha. Dado que se paralizaron, ¿qué piensan hacer ahora con ellos?

En general, esa situación de esos hospitales en obras nos daba una imagen de por qué estamos en una crisis como en la que estamos. Hubo un momento en el que se empezaron a lanzar proyectos de construcción de nuevas infraestructuras que probablemente se correspondían más con los intentos de hacer algún tipo de propaganda o de imagen política que otra cosa. Y se lanzaron con planes funcionales absolutamente desproporcionados, con unos crecimientos que no se correspondían con la necesidad sanitaria real de cada una de las zonas donde se planteaban. En ese sentido, nosotros tenemos que poner cordura en ese espacio. Primero, tenemos que esperar al momento en el que los recursos económicos estén disponibles para seguir avanzando en esa infraestructura. Y segundo, repasar cada uno sus planes funcionales y adaptar construcciones a las necesidades reales de la población, a la que hay que darle la infraestructura que necesita, pero no más, porque eso supone un coste que cuesta mucho pagar y que proviene de los impuestos que pagamos todos.

¿Qué ha sucedido, en concreto, en el Complejo Hospitalario de Toledo?

En el Complejo Hospitalario de Toledo, igual que en el resto, se está haciendo un esfuerzo muy importante a nivel de Gobierno. Es una prioridad que se nos ha transmitido al Sescam (y no solo al Sescam, sino a todo el Gobierno) y se están dando los pasos para que esa infraestructura se puedan hace de acuerdo con las necesidades y de una manera también lógica y con cordura. Y, en eses sentido, se están dando los pasos necesarios.

Todos recordamos la dura crítica de la presidenta autonómica, María Dolores de Cospedal, al déficit con que se encontró el partido en el Gobierno cuando examinó las cuentas públicas gestionadas por el Ejecutivo anterior. Como máximo responsable del Sescam, ¿con qué deuda se encontró sobre la mesa?

Realmente, a nivel de todo el Sistema Nacional de Salud, sí que ha habido un problema generalizado, y ha sido que, durante la crisis, ha habido una bajada de ingresos y un gasto sanitario más rígido a la baja respecto de aquéllos.

El gerente del Sescam y el periodista autor de la entrevista.

Eso ha sido un problema general. Pero, en Castilla-La Mancha, se ha producido un hecho curioso: mientras que el resto del Sistema Nacional de Salud reaccionó a partir del año 2008 moderando el gasto, y, de alguna manera, ajustándolo a una situación de crisis que empezaba a alargarse, en Castilla-La Mancha se aceleró el gasto público sanitario. Parecía que, como en una carrera desenfrenada, en vez de adaptarse –las decisiones sobre el gasto sanitario– a una situación de crisis, se aceleró y aumentó la pendiente del crecimiento del gasto, y, en ese sentido, nuestra situación es más grave.

Se ha generado un déficit mayor proporcionalmente al que se ha generado en otras comunidades, y, además, con una tendencia creciente (que hace que haya costado mucho más trabajo hacer ese cambio de tendencia). Por lo tanto, ese problema que puede ser general en toda España, aquí lo hemos vivido con más crudeza.

Ahora que acaban de presentarse los Presupuestos Generales del Estado, ¿cuándo se hará lo propio con los castellano-manchegos? ¿Qué puede adelantarnos de la partida sanitaria, y, ante todo, de dónde piensa recortar para mantener la calidad asistencial? (Se ha hablado de 2.200 millones de euros menos que los presupuestados en 2011).

Los datos los debe precisar nuestro consejero de Hacienda. Nosotros sí que, desde diciembre, desde que la presidenta anunció el Plan de Garantía de los Servicios Sociales Básicos, aunque todavía no se han promulgado los presupuestos, nos vemos con un objetivo de trabajo muy claro, y con una secuencia de decisiones para algo que es básico: el que un sistema sanitario es viable y excelente no solo porque dé un buen servicio a los ciudadanos –que lo debe dar siempre–, sino también porque se sustente sobre criterios de sostenibilidad. Y esos puntos o esos pilares de sostenibilidad son los que estamos poniendo en estos meses y los que tenemos que seguir poniendo.

El presupuesto da una foto del dinero disponible en la comunidad tanto para sanidad como para educación y para cada uno de los servicios. Pero las medidas que hay que tomar para llegar a ese presupuesto ya las tenemos en marcha.

Por último, me gustaría conocer su opinión sobre el sector sanitario privado en España, que representa, desde junio de 2010, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS).

En mi opinión, la sanidad privada es absolutamente complementaria de la sanidad pública. Al final, los pacientes, las personas que viven en nuestro país, se atienden o bien en la red privada o bien en la red pública, y, si no acudieran a una, lo harían a la otra. Por lo tanto, tiene que existir una visión global del sistema sanitario, que tiene unos servicios privados y unos servicios públicos, y sería un error trabajar de espaldas unos respecto de los otros. Yo creo que es muy importante que exista esa visión de complementariedad, esa visión de capacidad de aportar unos a los otros y de proporcionar una buena asistencia sanitaria por parte de ambos servicios.
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