Antonio Fernández, director médico corporativo de Grupo Hospitalario Quirón
Desde el Comité de Redacción del periódico de IDIS me han sugerido escribir sobre “el trabajo en equipo”. Muchos de los lectores de este breve texto ya saben qué es trabajar en equipo. Yo lo veo como un continuo ejercicio de interacción y respeto con y para el grupo, de tolerancia ante los excesos de unos y los defectos de los otros y de superación ante una tarea a resolver. Por supuesto, no me olvido de la necesaria existencia del liderazgo en los equipos para participar en el esfuerzo común, marcar los objetivos, el rumbo y evaluar la evolución de las tareas.
Antonio Fernández.
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Si alguno de ustedes es o ha sido paciente verá que una moda en la sanidad privada es hablar en distintos foros y formatos de equipos de médicos que trabajan de forma interdisciplinar. Moda inicialmente liderada por unos pocos -los alumnos esforzados y por ello aventajados- y adoptada como forma de organización que arroja excelentes resultados. Por cierto, finalmente copiada por algunos pero sin valor añadido.
El motivo del surgimiento de esta forma de organización seguramente es tratar de enseñar a nuestros pacientes/clientes que en nuestro sector somos muchos los que aspiramos en equipo a la excelencia. En una sociedad actual tendente al individualismo, a nosotros nos gusta el trabajo en equipo, creemos que es virtud, y que la virtud nos lleva a la excelencia.
Los centros hospitalarios que hemos apostado por este modelo organizativo hemos debido de superar ciertas barreras para convertirlo en una realidad. Para que los especialistas hayan formado equipos de trabajo interdisciplinares en los hospitales ha resultado fundamental –aunque parezca una obviedad- contar con su disponibilidad; es decir, ante modelos de organización en la que los médicos acuden puntualmente a pasar sus consultas se están imponiendo otros en los que éstos se incorporan plenamente dentro de una organización.
Dedicación es así la palabra y para que los profesionales de la salud la entreguen tienen que haber visto que aquella institución por la que han apostado ofrece un recorrido atractivo a su actividad clínica, investigadora y docente.
¿Y cómo se consigue que los grandes nombres de la medicina confíen en un proyecto? Ofreciéndoles la tecnología y medios técnicos que precisan para desarrollar su actividad, un cuadro de especialidades amplio y formado por otros profesionales igualmente comprometidos con el centro hospitalario, una relación estable con centros de formación y la universidad y unas instalaciones que acojan todo este proceder de una forma cómoda y ágil. Si cumplimos estas premisas, estamos en condiciones de ofrecer ese modelo de sanidad en equipo e interdisciplinar en el que médicos de distintas especialidades abordan de forma coordinada las enfermedades complejas, compartiendo investigación y conocimientos con el único fin de ofrecer tratamientos adaptados a los problemas de cada enfermo.
La oportunidad de ser leído conlleva una gran responsabilidad si hablas de temas serios. Por ello, es justo aclarar que los equipos en la sanidad privada van más allá de los médicos. En los hospitales privados “cinco estrellas”, estos equipos están compuestos por médicos, pero también por enfermeras, celadores, auxiliares de enfermería, administrativos, personal de mantenimiento, técnicos, auxiliares de lavandería y limpieza, cocineros, gestores. Y si se preguntan dónde está, o mejor, dónde debe estar el liderazgo, mi respuesta es clara: en los propietarios de los hospitales, de los grupos hospitalarios, de las clínicas, de las sociedades médicas. Algunos, los alumnos esforzados y aventajados, marcan el rumbo del equipo. Un rumbo que antepone la calidad asistencial ante cualquier condicionante economicista y que entiende que para lograr la excelencia es necesaria la inversión constante en nuevas infraestructuras, tecnología médica, investigación, docencia, formación, recursos humanos cualificados y acción social.
Y por si hay alguna duda: el centro de atención, el protagonista en estos equipos multidisciplinares, son los/las pacientes, no el equipo.
En definitiva, cuando necesiten atención médica privada compleja, y con toda honestidad deseo que no les suceda, busquen un centro o sociedad en la que trabajen bien en equipo. Es fácil, busquen pequeños detalles que les den pistas de la totalidad: miren si tienen un auditorio (hacen docencia y formación), miren si es nuevo o está en las mejores condiciones (invierten), si está bien cuidado y limpio (cuidan el mantenimiento), si el personal va bien uniformado, es amable y educado, si se come bien, si les dan explicaciones a sus preguntas y quejas, si no les hacen esperar inútilmente, si encuentran fácilmente en internet un currículo amplio de su médico, incluso miren si los folletos son prácticos, están cuidados… Mírenlo todo, por favor, la salud es muy importante y merece que le dediquen su atención y un poco de tiempo.
Y para terminar, un consejo de médico: de las cosas malas, ni de las buenas, no abusen: “la mayoría de las enfermedades son los intereses que se pagan por los placeres” (Plujohn Ray).
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