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Viernes, 22 de julio de 2011   |  Número 13 Año I
tribuna
Carlos Salazar Benítez, Director Comercial y Marketing del Grupo Hospiten
Turismo de salud, una visión personal

Tengo un amigo que a sus cuarenta años decidió iniciarse en la práctica del esquí, de manera que se dirigió a una agencia y contrató un viaje a Francia. Siguiendo los consejos de su agente adquirió igualmente un seguro médico de viaje confiando en no tener que utilizarlo. Una vez en su lugar de destino, en su primer día como esquiador, sufrió una caída que lesionó gravemente su rodilla. Gracias a su seguro médico lo trasladaron a una clínica privada cercana donde le realizaron las pruebas diagnósticas necesarias y recibió la atención especializada de un traumatólogo que le resolvió el problema. Eso sí, no pudo seguir esquiando durante el resto de sus vacaciones. En mi caso particular, en cierta ocasión durante unas vacaciones en Nueva York sufrí un fuerte dolor de oídos. En coordinación con la compañía de mi seguro de viaje busqué un buen hospital en Manhattan donde me atendió un otorrinolaringólogo que me diagnosticó una otitis que, de no haber sido tratada adecuadamente, además de haber estropeado mis vacaciones hubiera puesto en peligro mi viaje en avión de regreso casa.

Empiezo contando estas dos anécdotas porque ninguno de estos dos casos los podemos considerar como turismo de salud, ya que la principal motivación de nuestro viaje no fue recibir tratamiento médico sino esquiar en el caso de mi amigo o visitar una de las ciudades más impresionantes del mundo en el mío. Cuando alguno de los millones de turistas que visitan España tiene la mala fortuna de caer enfermo o de sufrir un accidente durante sus vacaciones, acude a un centro médico u hospital para resolver ese problema aunque no haya sido ésta la principal motivación de sus vacaciones, y es un error considerarlo como turismo de salud. En todo caso, el turista previsor habrá comprado un buen seguro médico de viaje y consultado en internet las diferentes opciones de servicios médicos disponibles por si se pone enfermo o sufre un accidente, pero la motivación para elegir el destino de sus vacaciones es el sol, la playa, los monumentos, la gastronomía, los hoteles, la diversión, la nieve, las tiendas, … Además, es importante resaltar que cuando los europeos viajan fuera de la Unión Europea no tienen ninguna cobertura sanitaria si no han contratado un seguro médico de viaje, y cuando una enfermedad o accidente sucede el precio del tratamiento es elevado.

Turismo de salud es el que engloba aquellos desplazamientos de personas a otros lugares, dentro o fuera de sus fronteras nacionales, para recibir un tratamiento médico o quirúrgico, bien porque en su región o país este servicio no está disponible, bien porque no puede permitírselo en su lugar de residencia, bien porque el hospital o médico especialista son una referencia en dicho tratamiento, o bien porque decide hacer un tratamiento médico o quirúrgico electivo combinado con unas vacaciones en un destino acorde a sus necesidades. En este último grupo se encuentran las personas que deciden viajar para recibir cirugías electivas, tratamientos dentales, tratamientos cosméticos, cirugía plástica y estética, cirugía bariátrica, tratamientos de infertilidad, etc. No voy a dar cifras del tamaño del mercado porque están disponibles en multitud de estudios que ya se han realizado, pero por error se tiende a poner en el mismo saco el volumen de negocio que aporta el turismo de salud con los enfermos procedentes del turismo vacacional, de negocios, expatriados, etc.

Podemos hacer un tercer grupo de turistas que, en realidad, es una combinación de los dos grupos anteriores: son los ciudadanos europeos que viajan como turistas convencionales sin seguro médico privado pero que en realidad lo hacen porque tienen un problema de salud que en su país de origen no les resuelven. Cuando llegan a su destino de vacaciones acuden a un hospital público para resolver a través de la seguridad social la dolencia que ya existía antes de partir de vacaciones. Precisamente España es uno de los destinos preferidos por muchos ciudadanos europeos por la calidad de su medicina pública, la universalidad de la misma y la completa gratuidad de los servicios que ofrece. Sin embargo, la directiva europea aprobada recientemente sobre asistencia sanitaria transfronteriza pone coto al turismo sanitario europeo practicado por algunos ciudadanos comunitarios para recibir tratamientos médicos o quirúrgicos en la sanidad pública, o para la asistencia sanitaria que tienen numerosos jubilados de otros países. España estima en 2.000 millones de euros anuales lo que se puede ahorrar en sus arcas con esta nueva ley.

Según datos ofrecidos en la conferencia de turismo salud celebrada recientemente en Barcelona, en la que tuve la oportunidad de participar, los diez principales destinos de turismo de salud del mundo son, por este orden: Tailandia, Estados Unidos, Malasia, India, Singapur, Hungría, Eslovenia, Polonia, Jordania y Turquía; en los próximos cinco años los cinco destinos líderes del mundo en turismo de salud serán India, Tailandia, Turquía, Estados Unidos y Singapur. Otro dato más que se aportaba, no menos relevante, fue que los principales países emisores de pacientes son Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Rusia y Canadá. Y el dato más significativo que se aportó, bajo mi punto de vista, fue que los veinte principales destinos de turismo de salud del mundo reciben un máximo de cinco millones de pacientes, todos juntos en un año. El número de pacientes no es baladí aunque cabe recordar que España recibe al año más de cincuenta y dos millones de turistas internacionales, siendo el turismo de salud un nicho de mercado a potenciar porque en los tiempos que corren no podemos despreciar negocio por pequeño que parezca. Sin embargo, muchos de los profesionales con los que tuve la oportunidad de hablar en la conferencia de Barcelona coincidían en que las expectativas que había generado el turismo de salud no se estaban cumpliendo; se ve este sector como un “boom” que dista mucho de alcanzar los niveles de transacciones que en un principio se esperaban.

Cuando preguntas a los expertos sobre las principales características que una persona considera para elegir un destino de turismo de salud, la mayoría coincide en tres aspectos esenciales: accesibilidad (conexiones aéreas o terrestres, oferta alojativa variada y de calidad, seguridad, …); calidad de los servicios médicos y hospitalarios; y competitividad en precios en los tratamientos médicos pero también para los demás servicios que el turista va a demandar y que hemos relacionado anteriormente. Este tercer aspecto es muy determinante en la mayoría de los casos de pacientes que toman la decisión de viajar para recibir una tratamiento médico o quirúrgico por no tener cobertura en su país de origen.

En lo que respecta a España como destino de turismo de salud, podemos decir que se presenta una buena oportunidad teniendo en cuenta que la medicina española es muy respetada a nivel europeo, debido a la alta calidad de nuestros hospitales, clínicas y médicos especialistas. Otro factor importante son los precios de los tratamientos médicos en España, más competitivos que los precios de Estados Unidos y otros países europeos, proporcionando un ahorro considerable a los pacientes que eligen nuestro país para recibir tratamiento médico y quirúrgico. Si comparamos los precios de los tratamientos médicos en países como Tailandia, India, Turquía o Singapur con los de España, vemos que todos estos países ofrecen al paciente un ahorro mayor con respecto a nosotros. Sin embargo en España tenemos otras ventajas competitivas que debemos explotar, porque ofrecemos una infraestructura completa y moderna para recibir a los turistas que viajen por motivos de salud, un sistema de transporte muy eficiente, excelentes hoteles para alojarse, restauración de primer nivel mundial, actividades culturales y de ocio, bellezas naturales, clima agradable en cualquier época del año y gran variedad de destinos turísticos para elegir. Sin olvidar que en España la seguridad es absoluta además de tener unas sólidas y democráticas instituciones políticas, siendo estos aspectos muy importantes para diferenciarnos claramente de otros destinos de turismo de salud con los que no podemos ni debemos competir en precio.

Hay mucha experiencia en trabajar el turismo de salud en nuestro país. Podemos citar como el mejor ejemplo a la ciudad de Barcelona que bajo la marca Barcelona Centre Medic lleva años ofreciendo la ciudad y sus centros sanitarios para atraer a aquellas personas interesadas en combinar vacaciones con tratamientos médicos y quirúrgicos. Otras comunidades como Madrid y Navarra están dando claros pasos hacia una estrategia de posicionamiento de su región como destino de salud. Es importante posicionar el destino de la forma correcta para atraer este mercado, siendo esencial la colaboración de las administraciones públicas con la iniciativa privada y a la vez trabajar los canales de comercialización más adecuados para hacer llegar la oferta al usuario final.

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