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Viernes, 18 de julio de 2014   |  Número 61
el pulso
SEGÚN REVELA UNA INVESTIGACIÓN COORDINADA POR ERESA
Hasta el 71% de los cocainómanos presenta algún tipo de afectación cardíaca
Ha sido publicado en el ‘Journal of Cardiovascular Magnetic Resonance’

Redacción. Valencia
Hasta ahora se sabía que el consumo habitual de cocaína podía producir trastornos cardíacos. Un estudio español colaborativo, coordinado en el Centro Médico Eresa (Valencia), no sólo ha estudiado la prevalencia de afectación cardiovascular en personas con adicción a la cocaína, sino que lo ha evidenciado en individuos asintomáticos y lo ha podido corroborar por medio de novedosas técnicas de imagen cardíaca.

Doctora Alicia Maceira.

El trabajo, financiado en parte por una ayuda a la investigación ofrecida por la Consejería de Sanidad de la Generalitat Valenciana, ha sido recientemente publicado en el “Journal of Cardiovascular Magnetic Resonance”, una de las revistas científicas más prestigiosas y con un factor de impacto de 4,44. Se considera que gracias a estos hallazgos sería planteable modificar el manejo de los adictos a cocaína, para incluir en su valoración médica una evaluación cardíaca incluso aunque no muestren síntomas de padecer ninguna alteración cardiovascular.

Principales hallazgos

El objetivo del estudio fue valorar la prevalencia de afectación cardíaca por cocaína en individuos adictos a esta droga asintomáticos, que no habían sido seleccionados por síntomas sino reclutados consecutivamente, de forma voluntaria, en un centro de tratamiento de conductas adictivas.

Como informa la doctora Alicia Maceira, primera firmante del estudio y coordinadora de la Unidad de Imagen Cardíaca de Eresa, “hemos comprobado que un 71 por ciento de individuos con adicción a la cocaína, sin síntomas de enfermedad cardíaca, presentan algún tipo de afectación en el corazón”. Entre las principales alteraciones cardíacas halladas, apunta, “fundamentalmente se aprecia dilatación y disfunción contráctil de ventrículo izquierdo y derecho (de carácter leve pero clínicamente significativa), e hipertrofia del ventrículo izquierdo, así como focos de fibrosis focal (que probablemente indiquen un daño inflamatorio local)”.

Aunque el estudio no ha sido diseñado para determinar por qué se producen exactamente estos problemas, “lo que sí sabemos es que un porcentaje muy alto de estos individuos, aunque estén asintomáticos, presentan patología en el corazón”, ha subrayado la doctora Maceira.

Principales implicaciones

Según ponen de relieve los autores de este trabajo, el estudio resulta especialmente innovador. Y es que, hasta el momento, la mayor parte de estudios de afectación cardíaca en personas con adicción a cocaína se habían hecho en pacientes seleccionados por síntomas (tras haber padecido un infarto de miocardio, insuficiencia cardíaca,…), o se investigaba el consumo de cocaína en todos los pacientes que presentaban una determinada patología. En cambio, en este caso se ha evaluado a cocainómanos asintomáticos y no seleccionados (se incluyeron en el estudio de forma consecutiva, conforme llegaban al centro de adicciones y cumplían los requisitos solicitados).

También resulta innovador por el uso de nuevas tecnologías de imagen cardíaca.  Como resalta la Dra. Maceira, “hay muy pocos estudios de estas características que se hayan realizado con cardiorresonancia magnética, una técnica muy exacta y reproducible para medir las dimensiones y función del corazón”. Es más, apunta, “que sepamos éste es el único estudio realizado con un equipo de resonancia magnética de 3T, que permite una mejor detección de las lesiones focales”.

Los hallazgos derivados de este estudio pueden tener importantes implicaciones prácticas en el manejo de los sujetos adictos a cocaína que acuden a un centro de rehabilitación. A partir de nuestro estudio, explica la coordinadora de la Unidad de Imagen Cardíaca de Eresa, “habría que plantear indicar una valoración cardiológica en estas personas, aunque estén asintomáticas”.

De hecho en una segunda fase del estudio, que ya está en marcha, se está valorando la posibilidad de que estas anomalías cardíacas pudiesen desaparecer al dejar de consumir cocaína, y también se quiere determinar qué factores de consumo (vía de consumo, dosis, años de consumo,…) influyen en la aparición de estas alteraciones y pueden ayudar a determinar quiénes deben ser sometidos a un estudio cardiológico. “En el futuro queremos intentar determinar qué mecanismos fisiopatológicos llevan a la aparición de estas alteraciones”, ha explicado la doctora Maceira.

En el estudio se incluyeron, de forma consecutiva, 94 personas con adicción a cocaína (81 de ellos hombres). A todos se les hizo una cardiorresonancia magnética con estudio morfológico y funcional del corazón y la aorta, así como de detección de inflamación o fibrosis focal del miocardio. En los primeros 50 pacientes también se llevó a cabo un estudio de detección de isquemia.
 

 

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