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Viernes, 18 de septiembre de 2015   |  Número 73
EDITORIAL
 
Una práctica asistencial basada en resultados de salud
 
Acabamos de presentar la cuarta edición del estudio RESA (resultados de salud), un hecho más que relevante si tenemos en cuenta que procuramos todos por dotar de contenido a lo que se ha convenido en denominar “un paciente informado”.

Si queremos que todos seamos cada vez más corresponsables de la gestión de nuestra propia salud es evidente que, para tomar una decisión acertada y basada en la evidencia disponible a través de mecanismos de transparencia y objetividad en algo tan importante como es nuestra propia salud, tendremos que procurar poner a disposición de la sociedad no solo datos comprensibles de las diferentes patologías, sino de los procesos y procedimientos aplicados a su resolución, seguimiento y control, así como de las estructuras humanas y materiales implantadas en todos sus términos y de los resultados obtenidos con todo ello, teniendo en cuenta también, por supuesto, la pericia profesional que es sin duda un elemento clave y tantas veces determinante.

Los resultados de salud en el entorno asistencial suponen el objetivo último y más relevante de todas nuestras actuaciones puesto que atañen directamente a la salud del paciente y a su propio bienestar.

En este contexto, no solo en el ámbito de la prestación sanitaria privada, sino en que también en el de la pública, nos encontramos con experiencias gratificantes y dignas de ser tenidas muy en cuenta en este ámbito tan sensible y a la vez necesario como es el del cuidado de la salud.

Comunidades autónomas como Cataluña o Madrid publican resultados, estas experiencias, junto a la disposición del sector privado manifestada en el estudio RESA, conforman ejemplos de buenas prácticas que incitan sin duda a la reflexión y a la puesta en marcha de proyectos que tengan como finalidad la información más actual y objetiva para el paciente de cara a que pueda tomar sus propias decisiones.

Hoy en día, con los medios tecnológicos disponibles y al alcance de la mano de todos, es difícil no afrontar un reto de estas características que redunda en bondades para todos y desde todos los puntos de vista. Las TIC, todo lo relacionado con ese gran universo en eclosión del ‘big data’ y las nuevas formas digitales de información y comunicación con sus múltiples herramientas hacen posible y acercan al individuo a datos específicos y relevantes de toda índole que le facilitan sin duda una toma de decisiones correcta y apropiada.

Cuando hablamos de bondades de las iniciativas relacionadas con la puesta a disposición del paciente y sus familias de datos relativos a temas de salud, que le atañen en forma de resultados alcanzados, estamos refiriéndonos, según recalcan los expertos, a beneficios tangibles para todos los integrantes de la cadena de valor que compendia el segmento de la salud.

Transformar un entorno tan sensible y proceloso como el de indicadores, variables y resultados en un contexto primordial, responsable socialmente hablando a través de la transparencia, la objetividad y la información es fundamental.

Es difícil entender que el paciente, que somos todos, podamos estar en el centro del sistema y seamos corresponsables de la gestión de nuestra propia salud si no disponemos de toda la información necesaria en cada caso para una toma de decisiones correcta, individual o colegiada con el profesional sanitario que nos atiende, entiende, aconseja y asesora.

La publicación de resultados de salud supone beneficios indudables para las administraciones, puesto que pueden ser determinantes para instaurar programas de salud, proyectos más eficientes, políticas de inversión más acertadas basadas en evidencia, etc…

Para el gestor sanitario sin duda puesto que le va a permitir aplicar nuevos criterios que traten de estimular, premiar y priorizar a aquellas áreas que obtienen unos resultados mejores, por otra parte, le permitirán tomar decisiones basadas en el ‘benchmarking’ interno y externo a su propio centro o entorno de trabajo.

Al profesional sanitario sin duda puesto que le va a servir como estímulo de sus actuaciones y por qué no para tratar de conseguir mayores recursos de cara a sus proyectos de mejora continua, de investigación y formación. Y para el paciente, que va a ser el gran beneficiado de una política de transparencia y objetividad porque le va a ayudar a tomar las decisiones que considere más pertinentes respecto a su salud y la de los suyos.

En definitiva y como conclusión, se podría afirmar que la senda de la información transparente sobre resultados de salud en el entorno asistencial es un elemento clave y prioritario y, por lo tanto, se ha de profundizar y avanzar en su consecución, puesta a disposición del paciente e integración sistemática dentro de la política de calidad y mejora continua que los propios centros establecen.

 

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