Andamos todos un tanto saturados de elecciones, vivimos de hecho un ambiente electoral constante y en una sensación de parálisis institucional nada conveniente y que, contando con el periodo estival que se avecina, nos puede llevar a que la maquinaria del Estado no se encuentre a pleno rendimiento hasta bien entrado el último trimestre del año.
Este hecho no deja de ser preocupante, ante una situación internacional como la que vivimos, con un conflicto comercial entre las dos grandes potencias, Estados Unidos y China, que está afectando directamente a los mercados y con un periodo de desaceleración del crecimiento que puede abocarnos, cuando menos, a un estancamiento económico mundial. Un escenario poco halagüeño sin duda es el de dilatar el tiempo en diatribas para encontrar un socio de gobierno no solo a nivel estatal sino a partir del 26 de mayo en las comunidades autónomas donde se celebran comicios, en los ayuntamientos y, por si fuera poco, en Europa.
Centrando estos breves párrafos en España y en concreto en el resultado de las pasadas elecciones generales del 28 de abril lo suyo es felicitar al partido que las ha ganado y a la vez reflexionar acerca de los pactos que se pueden conciliar a partir de los próximos comicios autonómicos, locales y europeos; no hemos de olvidar que las competencias en materia de asistencia sanitaria están transferidas a las CCAA. y que Europa cada vez influye más en las políticas de los Estados miembros. Por ello las elecciones del próximo domingo 26 de mayo son también un elemento clave de presente y por supuesto de futuro.
En cualquier caso, y se dé el panorama político que se dé, lo importante no solo para el país sino, en concreto, para el sector sanitario es que se oferten escenarios equilibrados, estables y previsibles, con la necesaria seguridad jurídica no solo a corto sino a medio y largo plazo y se hagan planteamientos estratégicos que contemplen una visión realista del futuro.
Si concretamos estas breves líneas en lo que nos compete directamente, que es la sanidad, es relevante resaltar lo que dicen los expertos, que nuestra sanidad de titularidad pública pasa por momentos complejos y, de hecho, esta realidad se ha transformado en una sensación que cala en los españoles en forma de incertidumbre, como así lo demuestra la última oleada del CIS (Centro de Investigaciones Sociológicas) donde esta es ya una de las principales preocupaciones para los ciudadanos, en buena medida motivada por los problemas de acceso, equidad, cohesión, eficiencia y libertad de elección, entre otros, que hoy plantea nuestro sistema público de salud.
Pero este hecho no solo es cualitativo y perceptivo sino que tiene una base de realismo sustentado en datos tal y como nos ofrece por un lado la revista científica The Lancet, una de las más prestigiosas del mundo en su informe anual “Measuring performance on the Healthcare Access and Quality Index”, que sitúa a nuestro sistema en el puesto 19 del ranking mundial cuando hace tan solo un año se encontraba en el lugar número 8; es decir, en tan solo un año hemos perdido 11 puestos, fundamentalmente por problemas de resultados de salud en términos e indicadores de accesibilidad y eficiencia en el entorno público del sistema.
Pero este no es la única señal de alerta sino que desde Europa, en concreto a través del informe de la OCDE “Health at a Glance: Europe 2018” que presenta un análisis comparativo del estatus de salud de los ciudadanos europeos, así como la situación de los diferentes sistemas sanitarios de los 28 Estados miembros, viene a apuntar en el mismo sentido y pone el dedo en la llaga a través de datos irrefutables del progresivo deterioro.
Por último y por no caer en el fárrago repetitivo de los datos, que sin embargo son cicateros, en la última edición del “Euro Health Consumer Index”, un informe que analiza los indicadores sanitarios desde el punto de vista del paciente sitúa a la sanidad española en 2018 en el decimonoveno puesto con 698 puntos, por detrás de Serbia y Eslovaquia.
De nuevo los temas de acceso al sistema, el tiempo que tardan en financiarse los nuevos medicamentos y el abordaje de determinadas patologías se encuentran en el centro etiológico de esta patología crónica y progresiva de deterioro que afecta a la sanidad pública en España. Llegados a este punto una frase del informe es digna de destacar “Spanish healthcare seems to rely a bit too much on seeking private care for real excellence” o lo que es lo mismo: La atención médica en España parece depender demasiado de la asistencia privada para alcanzar la excelencia real”.
Como conclusión, “tempus fugit” que decía el poeta latino Virgilio y la situación no se presta a más dilaciones sino a analizar la situación real de nuestra sanidad, a establecer estrategias precisas y urgentes teniendo en cuenta a todos los agentes implicados y a utilizar todos los recursos disponibles del sistema de forma estratégica, independientemente de su titularidad. Solo el trabajo conjunto, sinérgico y coordinado nos puede llevar a ocupar de nuevo el lugar que merecemos y nos corresponde en el panorama sanitario internacional.
Ocultar el problema no hará sino agravarlo una vez que situaciones como el cambio sociodemográfico, la cronicidad asociada, la innovación incesante, el constante incremento de la necesidad de servicios de salud y de atención sanitaria, etc.… no van a cesar sino más bien todo lo contrario, van a ir “in crescendo”, progresivamente a más.