Mayte Segura, directora de Comunicación de la Fundación IDIS

Si tenemos en cuenta los datos de la División de Población de las Naciones Unidas, en España en 1950 la esperanza de vida se situaba en torno a los 62 años, mientras que en 2022 alcanzó los 83 años, y la previsión es que en 2050 llegue a los 86 años. Es decir, cada vez vivimos más y además en términos generales mejor, pero esto no nos exime de que el envejecimiento conlleve también, a grandes rasgos, que este segmento poblacional requiera de más cuidados debido a las patologías y riesgos asociados a la edad, incluyendo la policronicidad, la vulnerabilidad y las situaciones de dependencia.

Es por esto que, el sistema en su conjunto, teniendo en cuenta al sector sanitario y sociosanitario, ha de trabajar para resolver las nuevas necesidades a través de cambios que, en ocasiones, han de ser estructurales. En este sentido, en su trabajo de análisis y mejora del sistema, la Fundación IDIS ha publicado el “Observatorio del sector sociosanitario privado”, un informe que hace una radiografía del sector sociosanitario en nuestro país, centrando además el foco en la aportación de valor a los mayores.

Se exponen en el informe factores clave del envejecimiento y la dependencia, características de las residencias de mayores en España, perfil del residente y evolución del sector sociosanitario a futuro. Se adentra en preocupaciones crecientes, como el aislamiento y la soledad en la vejez. Más de dos millones de personas mayores viven solas en nuestro país, y cuando la vulnerabilidad y la dependencia se hacen evidentes, las residencias juegan un papel vital.

Así, vemos que el sector sociosanitario asume en parte esta responsabilidad, esforzándose por garantizar que los servicios sociales y sanitarios cubran las complejas necesidades de los mayores.

La profesionalización del sector es otro punto fundamental. Formar y especializar al personal que trabaja en las residencias es vital para ofrecer un entorno seguro y de calidad. Pero, además, para garantizar una atención adecuada es crucial la inversión en innovación y digitalización, y es necesario que exista una conexión perfecta entre el entorno residencial y el sistema sanitario. Esto requiere una visión holística que garantice la continuidad asistencial y que considere las nuevas circunstancias, como la creciente cronicidad, y la adaptación de nuestro sistema sanitario, tradicionalmente basado en la atención de agudos.

En este contexto, el informe de la Fundación IDIS destaca que los hospitales de media y larga estancia, junto con las estrategias para cuidados intermedios en el domicilio, juegan un papel esencial. El desarrollo de una estructura sólida y bien dotada de recursos es fundamental para crear un sistema sociosanitario más efectivo y sostenible.

Debemos entender que el sistema sanitario y el sector sociosanitario son dos caras de la misma moneda. Estos dos ámbitos necesitan caminar de la mano, desarrollando estrategias efectivas para abordar la prevención y la atención asistencial de una manera integrada. Y en esta integración, el sector privado se erige además como un pilar fundamental, contando con un 70% de las residencias y un 74% de las plazas disponibles, además de un importante impulso en términos de tecnología y digitalización.

A medida que nuestros mayores viven más y mejor, surgen también nuevos desafíos. Adaptar los cuidados a estas nuevas realidades se convierte en una tarea esencial, especialmente cuando la atención en el hogar ya no es una opción viable.

La colaboración entre los sectores sanitario y sociosanitario no es solo deseable; es una necesidad. El camino hacia un futuro mejor para nuestros mayores requiere pues colaboración, inversión en calidad y una atención integral. Tenemos la esperanza de vivir más tiempo, mejor, y con los cuidados óptimos que requerimos en la última etapa de nuestra vida.