En los últimos 20 años, la prevalencia mundial de las tasas de sobrepeso y obesidad en niños y adolescentes se ha duplicado, pasando de 1 de cada 10 a 1 de cada 51. España es uno de los países europeos en los que estas tasas son mayores, estimándose que más de un 30% de los adolescentes españoles presenta sobrepeso u obesidad.
Hasta ahora, los pilares básicos en los que se basaba el abordaje de la obesidad en la adolescencia eran una dieta equilibrada, el ejercicio físico y el apoyo psicológico. A estos tres se suma ahora un primer tratamiento farmacológico bajo supervisión y prescripción médica, al haberse aprobado en España la ampliación de la indicación de liraglutida 3.0 mg, de Novo Nordisk, para el grupo de edad entre los 12 y los 17 años.
Como llama la atención la doctora Marta Ramón, jefa del Servicio de Endocrinología Pediátrica del Hospital Sant Joan de Déu (Barcelona), “es alarmante el progresivo aumento de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en esta franja de edad. En concreto, en algunas Comunidades Autónomas puede llegar hasta el 40%. Las causas que probablemente más han influido en este incremento han sido los cambios socio económicos de las últimas décadas. Estos han supuesto la aparición de nuevos modelos familiares, hábitos de alimentación y modelos de vida que facilitan el desarrollo de la obesidad en las nuevas generaciones”.
A esto se une la actual pandemia por la Covid-19. Según datos de un reciente estudio realizado por la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), con la colaboración de Novo Nordisk, un 58,7% de los jóvenes españoles, con edades comprendidas entre los 16 y 30 años, ha ganado peso durante la pandemia de coronavirus. Mientras que este porcentaje asciende hasta el 72,1% entre los que tienen sobrepeso u obesidad. “Esto evidencia el impacto que tiene el sedentarismo y el abuso de comidas mas calóricas en la ganancia de peso”, incide el profesor Jesús Argente, catedrático de pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid y jefe del Servicio de Pediatría y Endocrinología Pediátrica del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús (Madrid).
Aumento del riesgo de aparición de comorbilidades
La obesidad es una enfermedad con un alto impacto en la salud relacionada con múltiples factores, incluidos fisiológicos, psicológicos, genéticos, ambientales y socioeconómicos. “La mayoría de adolescentes que tienen obesidad, más del 80%, son propensos a seguir siéndolo cuando sean adultos, con los riesgos para la salud que conlleva”, advierte la doctora Ramón. “A corto plazo, pueden padecer apnea del sueño, depresión, acoso escolar, falta de movilidad en la práctica deportiva, etc. Y si no se trata y no se consigue normalizar el peso y las comorbilidades asociadas a la obesidad, en la vida adulta conlleva una disminución de la esperanza y calidad de vida”, señala.
Por su parte, el profesor Argente añade que, “estos adolescentes también tienen más probabilidades de desarrollar enfermedades relacionadas con el peso a una edad más temprana, como diabetes, alteraciones del metabolismo del ácido úrico y enfermedades cardiovasculares. Psicológicamente, son más vulnerables al estar en una época de transformación”. Estas importantes consecuencias sobre su salud hacen que, como coinciden ambos expertos, sean necesarias más herramientas y recursos para abordar este problema de salud.
Tratamiento a largo plazo
Al igual que otras enfermedades de alto impacto en la salud, y como inciden los expertos, la obesidad requiere un tratamiento a largo plazo. “A día de hoy, en España el tratamiento de la obesidad en los adolescentes está basado en el tratamiento cognitivo-conductual, la intervención dietética y el aumento de la actividad física. Pero no es suficiente, hay mucho fracaso, ya que requiere mucho esfuerzo personal y los adolescentes no piensan en el futuro, viven el momento”, señala la doctora Ramón.
Así que, “poder combinar las herramientas que ya tenemos con este tratamiento farmacológico, en los casos en los que esté indicado, nos va a permitir obtener mejores resultados. Además, el hecho de que la Agencia Europea del Medicamento autorice por primera vez un tratamiento para la obesidad en esta franja de edad esperamos que contribuya a visibilizar la obesidad como la enfermedad que es”, afirman los expertos.
Evidencias clínicas con liraglutida 3.0 mg en adolescentes
Liraglutida 3.0 mg ha demostrado mejoras en el índice de masa corporal y en el peso de adolescentes con obesidad. Y lo ha hecho en un ensayo clínico fase 3, aleatorizado, doble ciego, que ha investigado el efecto de liraglutida 3mg. comparado con placebo para el control de peso en 251 adolescentes con obesidad y como complemento a un estilo de vida saludable.
En el ensayo, después de 56 semanas de tratamiento, hubo una diferencia en el índice de masa corporal (kg/m2) en el brazo de liraglutida 3.0 mg en el que los adolescentes lograron una reducción del 4,29% en el IMC, frente al incremento del 0,35% con placebo. Además, el 43,3% de los adolescentes tratados con liraglutida 3.0 mg experimentaron una reducción del 5%, o más, en el IMC en la semana 56 (comparado con el 18.7% con placebo) y un 26,1% tuvo una reducción del 10%, o más (en comparación con el 8,1% con placebo).
El doctor Francisco Pajuelo, director médico de Novo Nordisk, explica que, tal y como demuestran los resultados con liraglutida 3.0 mg, “se ha abierto el camino de la innovación terapéutica y con ella unas esperanzadoras expectativas para conseguir mejorar el control de la obesidad y de la calidad de vida también de los adolescentes que la padecen. Así, los medicamentos contra la obesidad serán un factor clave, como parte de un plan de atención personalizado y completo, para ayudarles a perder peso y no recuperarlo”.