En los últimos años, la cifra de personas con obesidad ha aumentado de forma exponencial en los países con mayor renta per cápita, constituyendo un grave problema de salud pública. Se estima que en el País Vasco aproximadamente el 15% de la población presenta obesidad y se calcula que para el año 2030 la tercera parte de la población mundial puede ser obesa.
Javier Ortiz, cirujano general y del Aparato Digestivo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, y Beatriz Astigarraga, especialista en Endocrinología y Nutrición de Grupo IMQ. |
La Organización Mundial de la Salud considera la obesidad una enfermedad crónica de larga duración y de progresión lenta. Se asocia a otras enfermedades como diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial, cardiopatía isquémica, apnea del sueño, artrosis e, incluso, se ha relacionado la obesidad con el incremento del riesgo de algunos tipos de cáncer. Además, las personas con obesidad padecen con mucha frecuencia ansiedad y falta de autoestima, que llegan a influir tanto en al ámbito social como en el laboral.
Todos estos factores, contribuyen a que estos pacientes sufran un serio deterioro de su calidad de vida y, lo que es más grave, su esperanza de vida puede verse reducida en varios años. Tal y como recuerdan los doctores Beatriz Astigarraga, especialista en Endocrinología y Nutrición de Grupo IMQ, y Javier Ortiz, cirujano general y del Aparato Digestivo de la Clínica IMQ Zorrotzaurre, "esta pérdida de esperanza de vida puede llegar a los 13 años, en personas con un índice de masa corporal superior a 45".
La obesidad se clasifica en base al índice de masa corporal, o IMC, cuya fórmula incluye el peso en kilogramos dividido por la talla en metros al cuadrado. Por ejemplo, una persona de 1,70 m con un peso de 65 kg tendría un IMC de 22,5 (60/1,72). Se considera que el peso es normal cuando el IMC es inferior a 25 y se tiene sobrepeso cuando el IMC está entre 25 y 30. Cuando es superior a 30 se denomina obesidad y si es mayor de 40, se clasifica como obesidad mórbida.
Según apuntan los doctores de IMQ "como el tratamiento ideal para la obesidad se puede entender el seguir una dieta adecuada junto a la práctica de ejercicio físico y la ayuda en ocasiones de fármacos, que consigan una pérdida de peso mantenida en el tiempo. Desgraciadamente, un porcentaje de los pacientes no consigue un resultado adecuado a pesar de sucesivos intentos de pérdida de peso y precisan de otro tipo de técnicas".
En este sentido, "existen técnicas endoscópicas que consiguen reducciones ponderales, como es el balón intragástrico, y técnicas de sutura gástrica, como el POSE o el método APOLO, que estarían indicadas en pacientes con obesidad moderada o severa en los que el tratamiento médico ha fracasado o, eventualmente, como complemento dicho tratamiento médico".
En los casos de obesidad severa o mórbida, muchas veces asociada a otras enfermedades, "se recomienda el tratamiento quirúrgico de la obesidad, por ser el que ha demostrado una mayor eficacia a largo plazo".
Basándose en las recomendaciones de las sociedades científicas nacionales e internacionales que se dedican de forma preferente al problema de la obesidad (Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad-SECO, Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad-SEEDO y la Sociedad Norteamericana de Cirugía Bariátrica y Metabólica-ASMBS), "la cirugía bariátrica está indicada en pacientes con un IMC superior a 40, es decir con obesidad mórbida, siempre que hayan fracasado los tratamientos médicos de la obesidad. Los estudios apuntan a que en personas con IMC superior a 45 hay una pérdida de 13 años de esperanza de vida".
En algunos pacientes con una o más enfermedades asociadas a la obesidad como diabetes mellitus o apnea del sueño, "se indicaría la cirugía cuando el IMC fuera superior a 35. En determinados casos muy seleccionados de pacientes con diabetes mellitus mal controlada y con un riesgo cardiovascular elevado, la cirugía bariátrica podría ser beneficiosa incluso con un IMC superior a 30, denominándose en este caso como cirugía metabólica".
Técnicas quirúrgicas más frecuentes
Las técnicas quirúrgicas más empleadas son el bypass gástrico y la gastrectomía vertical (tubular). "Estos procedimientos son los que han demostrado ser más eficaces y con menores efectos secundarios y son los recomendados por las sociedades científicas médicas", apuntan los especialistas de IMQ. De una forma resumida, consisten en crear un pequeño reservorio con el estómago mediante una vía laparoscópica, mínimamente invasiva. La elección de la técnica a emplear la determinará el equipo médico de forma individualizada.
La cirugía bariátrica así practicada "es realmente eficaz y consigue una pérdida de peso mantenida en el tiempo en la mayoría de los casos, mejorando las enfermedades asociadas a la obesidad como la diabetes mellitus (el control metabólico mejora mucho reduciéndose las necesidades de antidiabéticos orales o de insulina), la hipertensión arterial, la apnea del sueño, los problemas articulares, etc. En definitiva, mejora mucho la calidad de vida y consigue aumentar la supervivencia de estos pacientes", subrayan los doctores de IMQ.
Esta cirugía se debe realizar, de forma preferente, "en centros donde se disponga de un equipo multidisciplinar formado por endocrinólogos, nutricionistas, psiquiatras, endoscopistas y cirujanos bariátricos, con experiencia acreditada en el manejo de estos pacientes". En este entorno y a pesar de tratarse de técnicas complejas, el índice de complicaciones "es muy bajo".
El tratamiento del paciente con obesidad mórbida no termina con la cirugía. Para garantizar el éxito a largo plazo, "es necesario un seguimiento y control posterior continuado de los pacientes intervenidos. Este control se llevará a cabo por ese mismo equipo multidisciplinar, con revisiones periódicas en las consultas de endocrinología y nutrición, y de cirugía", concluyen los doctores Beatriz Astigarraga y Javier Ortiz.