El sector de la asistencia sanitaria, es un sector especialmente complejo. Cualquier gestor diría que el motivo de esta complejidad es porque busca atender las crecientes necesidades de salud de la población en un contexto de alta tecnología, costes crecientes y recursos limitados; no obstante, sin querer quitar peso a estos elementos, diría que lo más complejo en realidad es que asistimos a seres humanos que se encuentran en situación de vulnerabilidad. Este cuidado, es la búsqueda de la cura a través de un tratamiento, pero también es el consuelo y acompañamiento en los momentos difíciles, es el poder aliviar su dolor y dar esperanza… y todo esto, con la ayuda del recurso más valioso: las propias personas que conforman los equipos asistenciales.
Lo que hemos vivido en el último año con la pandemia Covid-19 es completamente nuevo para todos. A pesar del gran desarrollo científico y tecnológico con el que contamos en nuestra época, y de los recursos disponibles en nuestra sociedad, hemos visto como la naturaleza nos ha recordado lo vulnerables que somos y, de paso, nos ha permitido recordar también la importancia de elementos básicos de la naturaleza de los seres humanos como el cuidado a los demás, la tolerancia, la escucha, la cercanía, el acompañamiento, el sacrificio, la misericordia, la compasión… actitudes y valores que representan el amor por nuestros semejantes.
Al igual que en el resto del mundo, en España, la pandemia ha puesto a prueba la capacidad de respuesta del sector asistencial. Seguro que muchas cosas se podrían haber hecho mejor; no obstante, inmejorable es el papel heroico y protagónico de todos los profesionales asistenciales de la sanidad española.
Por ello, intentando parafrasear a la novela de García Márquez, hemos vivido (aún estamos viviendo) una novela en donde el protagonista es el verdadero amor hacia nuestros semejantes, que perdura y supera las adversidades de la vida, en este caso una “maldita pandemia”. Todo lo que nuestros profesionales han hecho es un homenaje al amor, y una aventura “complicada” de sacrificio, compromiso, constancia, cercanía con la indefensión, con la vulnerabilidad, la impotencia, la vejez y la muerte.
Todos los centros de Hospitales Católicos de Madrid (HCM), somos centros asistenciales de gran reconocimiento técnico-profesional y con trayectoria, pertenecemos a distintas órdenes religiosas católicas y colaboramos activamente para favorecer sinergias, desarrollar estrategias colaborativas y posturas comunes y coherentes con nuestros valores.
Por nuestra naturaleza de valores católicos, en nuestros hospitales las personas, en especial el equipo asistencial, hemos vivido esta situación de pandemia con especial intensidad, y desde el primer día de crisis, orientamos los esfuerzos a la atención de pacientes infectados, pero también al cuidado y protección de los pacientes vulnerables que están o acuden a nuestros hospitales. Y evidentemente potenciando al máximo todas las acciones orientadas a la humanización, acompañamiento espiritual y consuelo.
Por nuestra Misión y valores católicos, estamos para atender las necesidades asistenciales de la sociedad, para cuidar de aquellos que más lo necesitan, aliviar el dolor, acompañar en los momentos difíciles, y sobre todo, estamos para hacer todo esto con amor y por amor a nuestros semejantes. Las congregaciones propietarias de los centros quieren que la totalidad de nuestras estructuras, nuestros recursos, sean para dar cumplimiento a la misión social de la Iglesia, y por lo tanto siempre dentro del marco de valores que nos obligan a buscar la excelencia asistencial y proteger la vida, con un comportamiento ético y ejemplar.