El cáncer de mama es el tumor más frecuente entre las mujeres en España1. Se estima que, en 2023, se diagnosticarán más de 35.000 nuevos casos y su incidencia continúa en aumento1. A pesar de que, en las últimas décadas, se han producido avances significativos que brindan nuevas esperanzas a las personas afectadas2, un estudio publicado en JAMA Network Open alerta del aumento de cáncer entre adultas jóvenes3, incluso por debajo de los 40 años. Una tendencia que también se aplica al cáncer de mama, donde en la mayoría de los países las mujeres menores de 50 años no tienen programas de cribado.
Silvia Pérez Rodrigo, jefa de la Sección de Radiología de la Mama de MD Anderson Cancer Center Madrid y vocal de la Sociedad Española de Diagnóstico por Imagen de la Mama (SEDIM), puntualiza que las mujeres jóvenes normalmente tienen mama densa y, por tanto, un mayor riesgo de padecer cáncer de mama. “Las personas jóvenes tienden a tener mayor cantidad de tejido mamario y con ello una mama densa que implica que en mamografía se ve blanca. Los nódulos mamarios, ya sean buenos o malos, son como bolitas blancas, que en un fondo blanco no se ven. Es decir, las mamas densas se asocian a mayor riesgo de tener cáncer de mama, pero además a mayor riesgo de no detectarlo con la mamografía si este aparece”.
Por todo ello, las mujeres jóvenes corren un riesgo doble: no estar incluidas en programas de cribado, o si lo están, que su mamografía pueda no ser suficiente para diagnosticar el cáncer de forma precoz antes de dar síntomas; es decir, que aparezca un cáncer de intervalo.
“Un cáncer de mama de intervalo es aquel que aparece entre dos revisiones establecidas en el programa de cribado, ya sea porque a pesar de estar ya presente en la última mamografía no se identificó (lo que puede suceder más fácilmente en mamas densas) o porque son cánceres de nueva aparición y rápido crecimiento que no estaban en el estudio previo, debutando en ese intervalo que sigue a esa mamografía y antes de la siguiente. Ese rápido crecimiento hace que sean cánceres más agresivos y que normalmente la paciente acuda porque ya se ha notado síntomas, no porque se haya detectado con el estudio radiológico”, explica la doctora quien sostiene que “estos tumores ‘ocultos’ se han convertido en el gran reto de los radiólogos”.
La mamografía, una herramienta insuficiente en mamas densas
Ante la complejidad de detectar el cáncer mamario en el tejido denso a través de la mamografía, la dra. Pérez Rodrigo incide en la necesidad de realizar exámenes adicionales con los que aumentar la probabilidad de diagnosticar tumores incipientes. “Es fundamental concienciar a la población de que, cuando se tiene una mama densa, la mamografía es insuficiente. Cuando la mamografía no detecta nada, en ocasiones hay que realizar estudios más exhaustivos, con pruebas como ecografías, resonancia magnética mamaria (RM mamaria) o biopsias, lo que ayudaría a la detección precoz de más cánceres.
Asimismo, ante la realidad del aumento del cáncer de mama entre adultas jóvenes, la Dra. Pérez Rodrigo explica que grupos internacionales como el Colegio Estadounidense de Radiología (American College of Radiology) y la Sociedad Americana de Imágenes Mamarias (Society of Breast Imaging) ya recomiendan una mamografía anual a partir de los 40 años.
“La realidad es diferente en España. En nuestro país, el cribado sigue siendo de obligado cumplimiento a partir de 50 años4, aunque hay algunas comunidades como Castilla-La Mancha, Murcia o Andalucía que ya lo están haciendo a partir de los 45. Tenemos que lanzar otro mensaje importante a las mujeres: explorarse está muy bien y es algo que tenemos que seguir haciendo, pero lo idóneo es ir a revisión para poder detectar el cáncer antes de que se note o se palpe”, destaca.
La epigenética y su relación en el aumento de cáncer de mama en jóvenes
Por su parte, la Dra. Laura García Estévez, jefa de la Unidad de Mama de MD Anderson Madrid, advierte de que la epigenética juega un papel importante en el aumento de cáncer de mama en mujeres jóvenes. Estos factores no genéticos o ambientales del entorno de la paciente, y que tienen que ver con sus hábitos de vida, como la alimentación, el descanso, el sedentarismo o el consumo de alcohol, podrían ser factores determinantes de este aumento de casos.
“La obesidad y el sedentarismo, junto con el consumo de alcohol, son factores clave en el desarrollo de este tipo de tumores de temprana aparición”, advierte la doctora García Estévez. “Debemos concienciar a la población del impacto de los malos hábitos en nuestra salud. Todo a lo que nos exponemos condicionará el riesgo”, finaliza.