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Viernes, 15 de diciembre de 2017   |  Número 98
con récords de asistencia
El “Compliance en el sector sanitario” centra un Fórum Gestión Arruzafa
En el encuentro se desganaron los orígenes, retos e implicaciones de este tema, de actualidad para el ámbito sanitario
Redacción. Madrid
Una vez más, numerosos profesionales del ámbito de la salud implicados en la dirección, gobierno y administración de empresas sanitarias, más que en ediciones anteriores, llenaron el pasado 17 de noviembre el Salón de Actos del edificio E3 de Innova Ocular La Arruzafa, en Córdoba, para asistir a Fórum Gestión Arruzafa, cita que se ha convertido en imprescindible en sus calendarios anuales.

Representantes de Innova Ocular en el Forúm Gestión Arruzafa. 

En el encuentro, organizado como siempre por Fundación La Arruzafa e Innova Ocular, este año se habló de “Compliance en el sector sanitario” y se desgranaron los orígenes, retos e implicaciones de este controvertido e interesante tema que, además, es de plena actualidad en muchos ámbitos empresariales, entre otros, y muy especialmente, el sanitario.

La iniciativa vinculada al ámbito empresarial y que se celebra cada año como prólogo al congreso científico Fórum Arruzafa, fue inaugurada y presentada por Rafael Agüera, director gerente de IO La Arruzafa y consejero de Innova Ocular, y contó con la participación de dos ponentes expertos en esta materia de la que aún hay pocos profesionales especializados en nuestro país: Gonzalo García Bailón, director de Certificación Compliance en EQA, y Juan Jordano, miembro de Mora&Jordano Abogados y Asesores.

Inicios y responsabilidad penal de las personas jurídicas

Así, de la mano del primer ponente, los más de 70 asistentes al foro pudieron recorrer desde “Los inicios del Compliance a la responsabilidad penal de las personas jurídicas en España”, pasando por las leyes orgánicas LO 5/2010 y su reforma LO 1/2015 y entendiendo que “el origen y la aplicación más frecuente de este mecanismo se relaciona con los bloques normativos de aplicación en los mercados regulados, aunque hoy en día se ha extendido a muchas otras áreas”, dijo García.

De esta forma, el compliance se ha convertido en una herramienta para luchar, entre otras cosas, contra la corrupción, que reduce la eficacia y aumenta la desigualdad en las sociedades y cuyo coste, según el World Economic Forum, equivale a más del 5 por ciento del PIB mundial, con más de un billón de euros pagados en sobornos cada año (Banco Mundial), y que aumenta el coste de hacer negocios en un promedio de hasta un 10 por ciento, según datos e Lambsdorff.

Cultura de compliance, muy unida al negocio

En este sentido, el experto aseguró que, para que resulte eficaz y real, “es fundamental tener el negocio muy unido al compliance”, sin verlo como “una imposición, sino creando una cultura y concienciando a todos los empleados poco a poco de la necesidad de hacer negocios de una forma más ética”.

Y es que, añadió el director de Certificación Compliance en EQA, este mecanismo debe concebirse como un “compromiso del órgano de gobierno” de las empresas, que deben contar con un compliance officer, o responsable de esta función, una consultoría que acompañe en su implantación, una norma de referencia para hacerlo (UNE 19601 y/o ISO 37001) y una auditoría externa por parte de un tercero independiente para la evaluación de la conformidad.

Vulnerabilidad del sector salud

Por su parte, Jordano apuntó que, en cuanto a compliance se refiere -que, lejos de responder a una definición de “sobrerregulación”, no es otra cosa que “la voluntad de cumplir libremente” con unas normas y funcionamientos empresariales éticos-, “el sector salud es especialmente vulnerable”.

El experto apuntó para argumentarlo características propias de dicho sector como el “alto grado de información asimétrica entre los proveedores del servicio y los consumidores, el gran número de actores con interrelaciones complejas”, el hecho de que “el proveedor tenga la responsabilidad de elegir los servicios para sus clientes o el alto grado de descentralización e individualización de los servicios de salud, que lo hace difícil de estandarizar y controlar”.

Asimismo, “la elevada opacidad de los precios, que difícilmente pueden someterse a reglas de oferta y demanda como en otros productos y servicios, las implicaciones éticas que envuelven los servicios sanitarios e impiden definir el nivel correcto de gasto en salud o el hecho de que el pagador, con frecuencia, no sea el beneficiario directo de los servicios sanitarios, lo que provoca falta de control, ni pueda verificar directamente que se presta el servicio” son otras de las razones que obligan a doblar esfuerzos en el ámbito sanitario para ajustase al compliance, dijo el abogado.

Para contrarrestarlo, defendió un equilibrio entre la ética y la moral en las instituciones empresariales, y aseguro que “un sistema social protegido por una capa ética de los individuos garantiza el enfoque de la moral hacia el bien, y tiene un doble mecanismo de corrección gracias a la autoconciencia personal”. Y es que, apostilló: “no hay ética sin estructuras éticas ni estructuras éticas sin directivos éticos”.

 

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