El Hospital Universitario de La Ribera ha realizado el primer trasplante de heces de la Comunitat Valenciana. La receptora ha sido una mujer de mediana edad, con diarreas recurrentes producidas por la bacteria Clostridium difficile, en la que había fracasado previamente el tratamiento con antibióticos.
El equipo que realizó la intervención. |
En España, solo algunos centros de Madrid y Cataluña aplican esta técnica, que consiste en transferir materia fecal de un donante sano al paciente afectado con el objetivo de restablecer el equilibrio de la flora intestinal (microbiota) que se ha visto alterada.
Según ha señalado Consolación Merino, del Servicio de Medicina Interna del Hospital de Alzira y coordinadora de todo el procedimiento, "la paciente había tenido ya 5 episodios de infección recurrente por Clostridium difficile con ingresos hospitalarios en 5 meses y había perdido hasta 8 kilos de peso, con un grave riesgo de desnutrición y de complicaciones posteriores, por lo que optamos por utilizar en ella esta innovadora técnica".
La muestra que se ha utilizado en la transferencia fue extraída de una persona sana, a la que se había sometido previamente a varias pruebas para descartar la existencia de cualquier patología que pudiera afectar a su flora intestinal y que se pudiera transferir a la paciente intervenida. "No todas las personas pueden donar. Los donantes deben ser cuidadosamente seleccionados y ésta es una de las partes más delicadas de todo este proceso", ha señalado Merino, quien ha destacado que "se llegaron a descartar otros dos posibles donantes antes de seleccionar al adecuado".
Una vez extraídas las heces del donante, éstas fueron preparadas en una solución fisiológica y, posteriormente, transferidas a la paciente a través de una colonoscopia. Según Merino, "hay varias formas de transferir las heces al receptor, pero en La Ribera optamos por la colonoscopia porque esta técnica nos permitía ver perfectamente todo el intestino de la paciente y dejar la muestra de forma que ésta pudiera permanecer durante más tiempo dentro de su organismo sin ser expulsada".
Para llevar a cabo este procedimiento, se sedó a la paciente, quien, tras la intervención, permaneció en observación durante unas horas antes de marcharse a su casa. Cabe destacar que, “a una semana de la intervención, la paciente no ha presentado ninguna complicación, lo que resulta muy positivo, teniendo en cuenta que esta técnica permite la curación en el 90 por ciento de los casos en los que se realiza”.
Según ha afirmado Merino, "esta intervención no hubiera sido posible sin la estrecha colaboración entre los servicios de Medicina Interna, que ha coordinado todo el proceso; el de Microbiología, que ha procesado la muestra del donante para garantizar su trazabilidad y evitar contaminaciones, y el de Medicina Digestiva, encargado de realizar la colonoscopia".
Además, "ha sido inestimable la colaboración que el Hospital de La Ribera ha encontrado en el Servicio de Enfermedades Infecciosas del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, a través de Javier Cobo, quien nos ha ayudado a poner en marcha esta técnica en Alzira", ha señalado Merino.
Infección por Clostridium difficile
La bacteria Clostridium difficile tiene una transmisión fecal-oral y puede afectar a cualquier persona independientemente de su edad y condición física, “si bien resulta más peligrosa en personas con una salud debilitada como los ancianos o pacientes de cáncer o que han tenido una larga estancia en hospitales o residencias”, ha señalado Merino, quien ha afirmado que “se trata de una infección con una incidencia creciente en nuestra sociedad y que genera graves complicaciones para la salud y la calidad de vida del paciente, con fiebre, dolor abdominal o diarreas recurrentes que pueden llevar a la desnutrición e incluso ocasionar la muerte del paciente”.
Hasta un 15-30 por ciento de los pacientes afectados por Clostridium difficile presentan una recaída en los tres meses siguientes a haber recibido un tratamiento correcto con antibióticos, siendo la posibilidad de volver tener un nuevo episodio, tras una primera recaída, del 65 por ciento.