El modelo de atención de los centros de San Juan de Dios España en discapacidad contempla las distintas etapas de la vida y se adapta a las nuevas necesidades: niños cada vez más tecnológicos y mayores que quieren mantener su proyecto de vida más allá de la edad y la discapacidad.
Colegios de educación especial, residencias y viviendas tuteladas, programas y centros de empleo son solo algunos ejemplos de los centros de San Juan de Dios de atención a la discapacidad, 24 en toda España, por los que en 2023 pasaron 2.579 personas de todas las edades.
El modelo de esta institución, explica Juan José Afonso, director general de San Juan de Dios España, “permite el acompañamiento, cuidado y apoyo de estas personas desde la infancia, facilitando su integración social y laboral en la vida adulta y apoyo durante el envejecimiento, con programas de prevención de la enfermedad y promoción del bienestar físico y emocional”. Un modelo, añade, en el que “apostamos por adaptar nuestros centros y dispositivos a las necesidades de estas personas en cada etapa de su vida y no al revés, que tengan que ser las personas con discapacidad quienes se adapten a los centros”.
Nuevas necesidades
Estas necesidades han ido evolucionando con el paso de los años, al igual que han ido evolucionando los perfiles de las personas con discapacidad acorde a los cambios que ha experimentado nuestra sociedad en los últimos años.
De un lado, la mayor esperanza de vida hace que cada vez sean más las personas con discapacidad que se hacen mayores y precisan de un apoyo específico durante esta etapa. Además, como explica Marta Campos, coordinadora del Ámbito de Discapacidad de San Juan de Dios España, “el proceso de envejecimiento de estas personas se inicia, de media, 20 años antes que en el resto de la población, es decir, hablamos de un proceso de envejecimiento que comienza a los 45 años, incluso antes en determinados grupos como son las personas con Síndrome de Down, en cuyo caso se inicia a los 35 años”.
El perfil de los niños que presentan algún grado de discapacidad también ha evolucionado y es que mientras el cribado genético ha hecho que nazcan menos niños con cromosomopatías, otros, como es el caso de los trastornos del espectro autista (TEA), han ido en aumento. Entre los factores que se barajan como posibles detonantes de esta mayor prevalencia, subraya Marta Campos, se encuentran “el alto porcentaje de prematuridad y una mayor precisión diagnóstica que permite la detección de estos trastornos incluso antes de los 18 meses del nacimiento”.
Mundo digital
Hoy, además, estos niños crecen, como todos, en un mundo digital del que pueden beneficiarse, pero que también les exige competencias tecnológicas que deben contemplarse como un aspecto más dentro de su formación personal y social.
Y entre una etapa y otra se encuentra la vida adulta, cuyas necesidades difieren mucho de las que antes presentaban las personas con una discapacidad. En este caso, es fundamental prestar atención a los momentos de transición, tanto de la infancia a la edad adulta como de la edad adulta a la vejez. En ambos casos, el modelo de San Juan de Dios no solo contempla su integración sociolaboral sino que tiene en cuenta sus necesidades y decisiones en cuanto a cómo quieren vivir su vida, es decir, como ciudadanos que trabajan y eligen dónde y con quién quieren vivir.
Infancia
En 2023, más de 700 niños acudieron a los colegios de educación especial que San Juan de Dios tiene en ciudades como Madrid, Valladolid, Vigo, Las Palmas, Granada o Sevilla.
Esta institución es pionera en la prestación de una educación adaptada las necesidades específicas de estos niños, un modelo en el que comenzó a trabajar ya en los años 60, es decir, dos décadas antes de que este derecho se reconociera por la Lismi (Ley de la Integración Social) en España.
Atención Temprana
La atención de la Orden en la infancia abarca desde los tres años de edad hasta los 21, aunque contempla también una etapa previa que permite intervenir mucho antes. Gracias al modelo de Atención Temprana, por el que pasan niños de 0 a 6 años que presentan dificultades, no necesariamente discapacidad, se puede favorecer la integración y el desarrollo a estas edades.
Así, por ejemplo, el modelo de Atención Temprana puesto en marcha por San Juan de Dios en Andalucía incluye el uso de comunicadores desde los dos años y medio en aquellos casos en los que los niños presentan grandes dificultades en la comunicación verbal. Estos dispositivos son un ejemplo de cómo la tecnología favorece su desarrollo e integración cuando llegan al colegio.
Programas innovadores
Durante la etapa infantil, apunta Marta Campos, “buscamos que los niños adquieran habilidades, competencias y destrezas que, después faciliten su participación como ciudadanos de pleno derecho”. Para ello, estos centros cuentan con profesionales y recursos específicos, así como programas innovadores como el proyecto Aula Futuro, puesto en marcha este año en el Centro San Juan de Dios de Valladolid y del que se benefician ya 59 niños.
Gracias a este espacio dividido en varias zonas de aprendizaje y dotados de distintas herramientas digitales, robótica y aplicaciones, los alumnos se benefician de un cambio metodológico que favorece y estimula el proceso de aprendizaje adaptado a sus necesidades educativas especiales. Y es que, como hace hincapié Marta Campos, “hoy, nuestros niños son tecnológicos y tenemos que satisfacer esta demanda”.
Edad adulta
A los 21 años, estos jóvenes comienzan su vida adulta y eso quiere decir que hay que atender otra serie de cuestiones teniendo en cuenta sus capacidades. Así, en función de sus necesidades de apoyo y preferencias, pueden optar por modelos de convivencia en residencia, que organizan la atención a pequeña escala en el espacio del hogar, armonizando lugares para la intimidad con otros para el intercambio social, y dando protagonismo a las relaciones interpersonales; o en viviendas en la comunidad, tanto supervisadas como tuteladas.
Modelos, todos ellos, que se adaptan a la persona siguiendo siempre la metodología PCP, es decir, de planificación centrada en la persona. Centros como el de Tenerife, por ejemplo, tienen implantada esta metodología.En el caso de las viviendas en la comunidad, San Juan de Dios cuenta con casi 150 plazas en toda España que se complementan con dispositivos de atención diurna y ocupacional.
Además, se favorece su integración laboral teniendo en cuenta sus capacidades y preferencias, a través de programas de formación y orientación sociolaboral. De un lado, se incorporan a empresas ordinarias a través del empleo con apoyo o a centros especiales de empleo, como el de San Juan de Dios Ciempozuelos en Madrid, el de Valladolid, el Centro Especial de Empleo La Paz en Sevilla o el C.E.T. El Pla, el C.E.T. Intercserveis y Sant Joan de Déu Terres de Lleida en Cataluña, que dan trabajo a cerca de 500 personas.
Mayores
Con el objetivo de promover un envejecimiento activo y saludable, San Juan de Dios cuenta con programas específicos dirigidos a prevenir ese envejecimiento prematuro que se asocia a la discapacidad.
Centros como el de Valladolid, el Centro Psicopedagógico de Tenerife, el Hospital Fundación San José o el Sanatorio Marítimo de Gijón disponen, entre otros, de programas de este tipo que incluyen actividades relacionadas con la actividad física (el deporte), los hábitos saludables, la horticultura, el teatro o la estimulación sensorial y cognitiva, entre otras.
Continuar con el proyecto de vida
Las personas mayores también tienen proyectos de vida y quieren seguir tomando decisiones al respecto. En este sentido, los centros de San Juan de Dios van adaptando sus servicios a las necesidades que van surgiendo con el paso de los años. Así, en aquellos pisos tutelados donde las personas con discapacidad que conviven desde hace años quieren seguir haciéndolo cuando son mayores, reciben apoyo profesionalizado acorde a sus nuevas necesidades y otros servicios como limpieza o catering. De esta forma, pueden seguir viviendo en comunidad, en su entorno y desarrollando sus proyectos de vida. Es el caso de Valladolid, donde 12 personas mayores siguen compartiendo sus vidas en las viviendas tuteladas en Laguna de Duero.
En el caso de las residencias de San Juan de Dios, con más de mil plazas en toda España, estas también se han ido adaptando a las nuevas necesidades de las personas con discapacidad que se van haciendo mayores y se coordinan con los centros de día para ofrecer una atención individualizada adaptada a la nueva realidad evolutiva (necesidades relacionadas con el bienestar físico, emocional, social y personal).
Centros como el de San Rafael en Vigo, el de Ciempozuelos en Madrid o la Residencia San Juan Grande en Jerez de la Frontera cuentan, entre otros, con opciones residenciales para mayores con discapacidad.
Salud mental y discapacidad
La atención de la salud mental de las personas con discapacidad es otra de las características del modelo de San Juan de Dios y es que se estima que el 33% de ellas padece algún problema de este tipo. Las personas con discapacidad intelectual y problemas de salud mental requieren un abordaje especializado, ya que presentan una alta complejidad en el manejo. San Juan de Dios es pionero y referente en este abordaje, con centros en Palencia, Málaga, Sevilla, Madrid o Cataluña.