Actualmente, las personas mayores de 65 años suponen el 20% de la población del país. Con más de 9,5 millones de habitantes por encima de esa edad, España se configura como el segundo país con mayor esperanza de vida según la OCDE. Este puesto en el ranking de las naciones más desarrolladas es un éxito del Estado de Bienestar que representa, al mismo tiempo, un desafío para el Sistema Nacional de Salud, ya que el aumento de la edad media de la población va ligado a una mayor demanda asistencial y de recursos sociosanitarios.
Hasta no hace no mucho tiempo, las personas de edad encontraban difícil acceso a soluciones aseguradoras de asistencia sanitaria. Esto es debido a múltiples factores, entre los cuales cobra importancia la mayor incidencia de procesos crónicos asociados a la edad y a estilos de vida y hábitos “no sanos”. Sin embargo, el sector ha reaccionado para evolucionar las propuestas y alinearlas con las nuevas realidades del mercado. Así, el modelo de selección de riesgos ha flexibilizado las aceptaciones de solicitudes en este segmento con un cuestionario de salud adaptado. El diseño de los productos incluye procesos de gestión clínica y de patologías fomentan el autocontrol y la gestión de posibles patologías crónicas.
Los seguros de salud para mayores promueven la prevención para mitigar los efectos de la cronicidad. El impulso de cambios en estilos de vida intenta evitar factores de riesgo modificables como el tabaquismo, el sobrepeso y el sedentarismo. De esta forma, los seguros de salud están pasando a ser acompañantes y facilitadores del cambio hacia hábitos saludables, que son la mejor medida preventiva a nuestra disposición. En esta línea, se han incorporado medidas como la del chequeo médico anual, adaptado a la edad del asegurado, para la detección precoz de patologías, la adaptación de los servicios a la situación de cada cliente tanto y la mejora de la gestión de procesos crónicos existentes.
El seguro de salud rebasa el concepto de tradicional de envejecimiento para evolucionar hacia un modelo más saludable en el que el cliente es protagonista y cuya implicación persigue una mejora en su calidad de vida y en la mejora de su estado de salud. Cada vez existen más personas que se convierten en promotores de salud y esta situación es la que permite que se produzcan estos cambios culturales que nos encaminan hacia una sociedad más sana y en la que el gasto sanitario es más eficiente. El seguro de salud, por tanto, contribuye de forma manifiesta a reforzar la resiliencia y sostenibilidad del Estado del Bienestar.
La demanda social de herramientas para avanzar hacia el envejecimiento saludable es un hecho que queda reflejado en informes recientes que revelan que el 48% de los españoles mayores de 65 años se consideran personas activas y, que reclaman a pesar de considerarse activos, aumentar esta actividad, de hecho, un 70% de los encuestados querrían ser todavía más activos.
resumen, el seguro sanitario se ha adaptado a una nueva realidad demográfica en la que el segmento senior, con sus preferencias y necesidades, va a desempeñar un papel de gran importancia.